No había terminado mi primera semana como miembro del Team Platzi cuando sucedió uno de esos eventos que definió al 2016 como un año extraño e impredecible: las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Conforme pasaban las horas y llegaban las noticias el ambiente en las oficinas de Platzi se transformó desde un discreto optimismo hasta la incredulidad completa. No era para menos, un mes atrás el electorado colombiano le había dado la espalda al acuerdo de paz y en junio habíamos presenciado la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea. Eran días de mucha incertidumbre, tanto a nivel personal como para una empresa a la que apenas empezaba a adaptarme.
Fue en ese momento cuando un tuit de Freddy Vega, nuestro CEO, me encaminó nuevamente y me recordó por qué había aceptado unirme a su emprendimiento:
Sonará como un cliché pero la verdad es que en la educación está la clave para cambiar el mundo a nuestro favor. Mejor aún, el aprendizaje en línea le está dando la oportunidad a comunidades que de otra forma difícilmente tendrían acceso a una educación del nivel que necesitan. Esa ha sido la misión de Platzi desde el primer día, junto con la enorme ambición de que sus cursos, sus transmisiones en vivo y sus eventos presenciales le brinden a los países de hispanoamérica las herramientas para transformarse en potencias tecnológicas.
Esta misión no se queda sólo en las palabras. Con acciones como otorgar 1000 becas para estudiantes venezolanos y llegando a lugares tan lejanos como Sri Lanka, Platzi avanza todos los días hacia el cambio que quiere generar en el planeta. Estamos convencidos de que si le enseñamos a programar a un millón de personas estaremos frente a una generación que revolucionará su economía, su entorno y sus posibilidades.
Ser parte de esto me motiva todos los días a levantarme y pedalear los nueve kilómetros que separan mi casa del cuartel general de Platzi en Bogotá. Y en la noche recorrer los mismos nueve kilómetros de regreso, con la satisfacción de saber que mi trabajo está contribuyendo a compartir el conocimiento con un mundo que, a pesar de todo, quiere y puede ser mejor.
Como lo dijo Freddy: no vamos a parar de trabajar.
