En el mundo de las startups, no siempre las empresas son capaces de generar tan rápido ese efectivo que es tan importante, por lo que tienen que acudir a fuentes de financiación: Acreedores o Accionistas.
Los aportes de los accionistas e inversionistas, el patrimonio, se considera ““una forma de deuda””, ya que la empresa está obligada a generarles eventualmente unos rendimientos y garantizarles un retorno de esa inversión. Sin embargo, esta deuda no es igual a los pasivos, ya que si la empresa llegara a tener dificultades, deberá garantizarle primero el pago de deudas a todos los acreedores, y después a los accionistas.
Cuando la empresa necesita dinero, puede financiarse de varias formas:
- Buscando dinero de terceros a través de créditos.
- Utilizando dinero de los accionistas, pidiéndoles más capital.
- Utilizando sus propios recursos (reinvirtiendo sus utilidades)
En teoría, financiarnos con patrimonio es mucho más costoso que a través de créditos y puede generar desconfianza en los accionistas. Hay que tener en cuenta también que cuando los pasivos aumentan, la empresa empieza a quedarse sin liquidez. A fin de cuentas, es muy importante que, cualquiera sea la fuente que usaremos para financiarnos, genere una rentabilidad mayor que el costo esa deuda nos genera.
Es importante que, como accionistas, tengamos claro cuál es la Tasa de Interés de Oportunidad.
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