En la universidad vimos tal cual la presentas la paradoja de la tolerancia cuando leímos La sociedad abierta y sus enemigos de Karl Popper. En principio no se puede estar más de acuerdo con el planteo del autor.
Pero hace unos días, leyendo el prólogo de la última edición (creo que es la número 12) de Fundamentos de Análisis Económico de Alberto Benegas Lynch (h) -intelectual liberal-, él parece haber cambiado de opinión con relación a su anterior apoyo al planteo de Popper. Sostiene que “… el tema de proscribir a los enemigos de la sociedad abierta tiene sus serios bemoles puesto que resulta imposible trazar una raya para delimitar una frontera” y que “incluso la unanimidad tiene cierto tufillo autoritario; el disenso, no el consenso, es la nota sobresaliente de la sociedad abierta”. También cita a Nicholas Rescher y su obra “Pluralism: Against the Demand for Consensus” para fundamentar su cambio de opinión. (Benegas Lynch (h), Alberto. Fundamentos de Análisis Económico (Spanish Edition) . Instituto de Estudios para una Sociedad Abierta (ISA). Edición de Kindle).
En aras de la sinceridad intelectual, después de haber pensado mucho sobre el tema de la paradoja de la tolerancia desde que leí a Popper, al día de hoy puedo decir que no la comparto. No debería existir algo así como el exceso de tolerancia en una sociedad realmente abierta. Es una ingenuidad intelectual creer que el origen de un monstruo como Hitler se debe al exceso de tolerancia con sus opiniones, y no a factores e intereses internos y sobre todo externos que coadyuvaron a su acceso al poder. Eso sí, el planteo de Popper le sirvió mucho como justificación a quienes históricamente nunca asumieron su responsabilidad en la génesis de dicha masacre. Hasta se podría decir que mataron dos pájaros de un tiro. Es por ello que hay que delimitar muy bien tolerancia, cobardía, complicidad e incluso instigación.
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