Mi anécdota de serendipia: cuando llegué por primera vez a Japón, tenía una extraña sensación de que no iba a poder conocer a nadie en un país tan lejano al mío. Entonces, la primer semana fui a una exhibición del barco mexicano Cuauhtémoc en la bahía de Tokyo. Tomé el bus que me llevaría al destino y todo para mí era tan ajeno, hasta que dentro del transporte, escuché idioma español. Resulta que era un grupo de personas residentes viviendo largo tiempo aquí. Nos saludamos, fuimos juntos al recorrido, pasamos la tarde platicando sobre el estilo de vida en Japón, y desde ese día, esas personas se han convertido en “mis mentores de supervivencia”. Tanto ha sido su influencia para mí que incluso, el trabajo que desempeño hoy, fue gracias a la red contactos que comenzó en ese primer encuentro. Gracias a la serendipia.
¿Quieres ver más aportes, preguntas y respuestas de la comunidad? Crea una cuenta o inicia sesión.