Una broma recurrente en Silicon Valley, es que todo el mundo tiene una anécdota sobre alguna startup en la que no invirtió o cuya oferta de trabajo declinó, que al final resultó ser un mega-éxito. Muchos han rechazado oportunidades de empleo e inversión en muchas de las empresas de mayor éxito de la era de internet, entre ellas Google y Facebook.
Las firmas de capital riesgo preferidas tiene una «anticartera» de empresas en las que decidió no invertir cuando tuvo la oportunidad, y hoy generan un rendimiento estelar que esa misma firma continúa analizando y publicando. La moraleja de estas anécdotas —y el motivo por el cual se han convertido en un cliché— es que en un primer momento resulta imposible saber con certeza cuáles serán los experimentos que van a funcionar bien. Incluso los mejores inversores, a los que elogiamos por su «instinto dorado», se equivocan más de lo que aciertan.
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