La ansiedad y la dispersión mental son fenómenos universales experimentados por todos. Inherentes a nuestra capacidad cognitiva, estas respuestas defensivas y protectivas pueden llegar a ser herramientas para nuestra supervivencia y desarrollo personal. No es acerca de erradicarlos, sino de aprender a aceptarlos y manejarlos efectivamente.
¿Por qué experimentamos ansiedad en la vida?
La ansiedad, lejos de ser un mero problema, es un mecanismo de defensa y protección que nos permite sobrevivir. Puede surgir en respuesta a diversas situaciones cotidianas, pero no debemos temerla. El verdadero obstáculo radica en nuestra resistencia a afrontarla. A lo largo de nuestra existencia, desarrollamos una serie de recursos y herramientas para manejarla, que nos permitirán llevar una vida plena y resiliente.
En Terapify, por ejemplo, se lleva a cabo un grupo de Mindfulness cada viernes. Este grupo es un espacio seguro y gratuito en el que se pueden compartir experiencias y aprendizajes sobre la ansiedad.
¿Cómo puede nuestra mente ser dispersa y qué podemos hacer al respecto?
Nuestro cerebro es disperso por naturaleza. Suele divagar entre el pasado y el futuro, construyendo a veces escenarios potencialmente catastróficos. Sin embargo, la clave radica en saber cuándo y cómo hacer un alto.
Cuando nos damos cuenta de que nuestra mente se ha ido a pasear por el pasado o el futuro, es esencial detenernos, tomar un respiro y hacer una pequeña pausa. A partir de este instante, es preciso percibir dónde se encuentra nuestra mente: ¿está en el pasado, el futuro o el presente?
Una vez tomada esta conciencia, es recomendable utilizar técnicas de enraizamiento para volver al presente. Establecer nuestra atención en la respiración, en las sensaciones de las palmas de nuestras manos o en nuestros pies, puede ayudarnos a anclarnos de nuevo al aquí y el ahora.
Contribución creada con aportes de: Isaac Martí Úbeda González.
¿Quieres ver más aportes, preguntas y respuestas de la comunidad?