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El sistema de recompensa en la creación de hábitos

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Recursos

El sistema de recompensa es un mecanismo muy primario que le permite al cerebro estar en aprendizaje constante, pues resuelve muy rápidamente si algo nos provoca placer o si algo nos provoca dolor.

El sistema de recompensa anhela acercarnos al placer y alejarnos del dolor. Por tanto, todas las situaciones que nos parezcan agradables vamos a tender a repetirlas y aquellas que no nos guste la vamos a evitar, evadir o postergar; sin embargo, si tenemos un propósito, un sentido que justifique los esfuerzos, va a ser mucho más fácil sobreponerse a las adversidades a pesar de que nos parezca incómodo o desagradable.

¿Cómo funciona el sistema de recompensa?

Cuando nosotros activamos este sistema de recompensa, lo hacemos porque buscamos sentirnos recompensados.

Siempre habrá una motivación inicial que nos lleva a repetir procesos para luego tener necesidad de satisfacción y esa viene cuando llega la recompensa. Es decir, esa motivación hace que nosotros sigamos avanzando en la consecución de acciones hasta que al final sí recibimos esa compensación que tanto buscábamos.

Para que este sistema de recompensas funcione en nuestro cerebro, necesita de algo muy importante: el efecto dopaminérgico.

¿Qué es el efecto dopaminérgico?

Es el placer cuando recibimos una recompensa. Este es generado por una hormona llamada dopamina.

La dopamina y este efecto dopaminérgico tienen una curva muy pronunciada, es decir, tiene una curva que realiza un pico y baja en seguida. Como buscamos obtener esa sensación de satisfacción, el efecto dopaminérgico hace que recibamos esa recompensa después de ejecutar cierta acción, pero baja tan rápido esa sensación que enseguida queremos volver hacer una acción para volver a tener ese efecto de dopamina.

Saber retrasar la recompensa

Cuando empezamos algo, estamos superentusiasmados, pero pasado este efecto dopaminérgico, ya la dopamina no tiene el mismo efecto ante el mismo estímulo. Por ello, es fundamental demorar la recompensa, por ejemplo, si sabemos que estamos en un programa de alimentación saludable y queremos darnos el premio de comer ese chocolate que tanto nos gusta, podríamos comerlo después de cada cena o en un intervalo de 3 días. Eso es atrasar la recompensa.

Es relevante tener en cuenta que este efecto dopaminérgico está muy relacionado con las adicciones. Esto de querer todo el tiempo algo porque si no tendríamos un síndrome de abstinencia, quiere decir que estamos en un proceso adictivo, por ejemplo con tomar alcohol, tabaco, sustancias nocivas, etc., son hábitos difíciles de dejar.

En conclusión, hemos visto lo importante de comprender el efecto que tiene el sistema de recompensas en nuestro cerebro y cómo va a influenciar en nuestros hábitos. Además, es primordial empezar a diseñar estrategias para demorar la recompensa a la hora de comenzar a activar esos hábitos nuevos para que finalmente se puedan fijar en el cerebro.


¿Te animas a reflexionar conmigo?

  1. ¿Qué actividades puedes identificar con efecto dopaminérgico?
  2. ¿Qué actividades sueles procrastinar?
  3. ¿Qué sensaciones percibes en ese momento que provocan la postergación?
  4. Sabiendo cómo funciona este sistema, ¿qué harías de diferente la próxima?
  5. ¿Cómo sería tu comportamiento habitual si lograras retrasar la recompensa? ¿En qué crees que te puede beneficiar?

Contribución creada por: Martín Álvarez.

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