A las personas con discapacidad se las ha pensado como a aquellas personas que no cumplen con los modelos esperados. De forma general nos hemos referido a ellas como los anormales.
La diferencia como anormalidad
Esta es un concepto muy generalizado incluso entre quienes trabajan a favor de la inclusión, pero también hay algunos pensadores que proponen visiones distintas.
Nuestro concepto de diferencia invisibiliza la diferencia
Es el planteamiento de Carlos Skliar, fonoaudiólogo e investigador argentino, quien afirma la escuela se ha encargado más del “diferente” que de las diferencias.
Skliar mira la diversidad desde un “todo”, a partir de las construcciones culturales. Esto implica que se han tomado las diferencias como algo que no cumple con lo normal.
Afirma que cuando hablamos de personas “diferentes” pareciera que fueran personas que no forman parte de este mundo. Anulan la diversidad y olvidan que son personas.
Te comparto una charla de Carlos Skliar, titulada Estar juntos.
Al planteamiento de Skliar se puede agregar que Fabio Torres menciona la diversidad como una resistencia y como una posibilidad de dialogar. Si te interesa profundizar en sus ideas, puedes leer su tesis.
Foucault: “donde hay poder, hay resistencia”
Para el filósofo francés, el poder no existe ni le pertenece a alguien. Es una relación y puede ser ejercido por todos. Llamó a esto microfísica del poder. Proponía eliminar la noción clásica del poder para poder entender cómo ejercerlo.
Desde la visión clásica del poder, las instituciones introducen normas que debes cumplir para formar parte de la sociedad, estas normas incluso influyen en el cuerpo. Se busca la normalización de la sociedad.
Foucault propone liberarse de esta normalización de la sociedad por medio del uso de la resistencia y del ejercicio de la libertad individual. Así te conviertes en tu propio creador.
Entender la diversidad implica entender a los individuos desde su propia particularidad
Catalogar a una persona con discapacidad y relacionarse con ella desde un diagnóstico clínico es una forma de discriminación. Hace mucho daño, limita la libertad.
Hay que entender al yo de cada persona desde su singular forma de estar en el mundo.
La invitación es a desaprender, donde las personas sean personas, sin llamarlos de ninguna manera. La mejor manera de tratar a una persona es tratarla como es esa persona, esto va más allá de si tiene una discapacidad o no.
Contribución creada por Daniel Andrés Espinoza
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