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El binomio fantástico

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Recursos

El binomio fantástico es una herramienta estructural de combinaciones a través de la teoría de Gianni Rodari.

Gianni Rodari fue un pedagogo italiano y escritor de literatura para niños y jóvenes. Daba talleres de escritura y a partir de eso, sacó un libro llamado Gramática de la fantasía.

Es en aquel libro de Rodari que menciona el concepto de binomio fantástico.

¿Qué es el binomio fantástico?

El binomio fantástico consiste en enfrentar dos elementos extraños o dos mundos opuestos en un mismo lugar para que convivan en una historia.

Por ejemplo, perro y caballo no son binomio fantástico, pues Rodari señala que “es una simple asociación dentro de la misma clase zoológica”.

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Para esto, se debe descontextualizar.

*“Las palabras son liberadas de las cadenas verbales de las que forman parte cotidianamente” —*Gianni Rodari.

Esto significa que debemos sacar las palabras de su lugar para llevarlas a otros sitios.

Ejemplo de binomio fantástico

Por ejemplo, al unir las palabras perro y armario, encontraremos una historia de asociaciones más interesantes.

Perro vendría siendo un ser vivo/animal, a diferencia de armario que es un objeto/cosa. Ahí tenemos dos mundos distintos.

ejemplo-binomio-fantastico.jpg

Para facilitar la escritura, Rodari propone agregar preposiciones entre los dos elementos. En este caso, entre el animal y el objeto.

Las preposiciones son: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hasta, hacia, para, por, según, sin, so, sobre, tras.

Incluyendo las preposiciones quedarían así:

  • El perro con el armario
  • El perro del armario
  • El perro sobre el armario
  • El perro en el armario
  • El perro contra el armario

Cuando tengamos un grupo de frases creadas, es cuando escogeremos cuál nos llama más la atención para escribir una historia.

Resumiendo

Para crear tu binomio fantástico sigue estos pasos:

  • Elige un ser vivo u animal
  • Elige una cosa u objeto
  • Únelos por medio de una preposición
  • Escribe una historia a partir del concepto creado (ser + preposición + cosa)

Contribución creada con aportes de María Jesús Pérez Bidegain y Luis Rodríguez

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El binomio fantástico ✨

Es una herramienta estructural de combinaciones a través de la teoría de Gianni Rodari > Del libro: Gramática de la fantasía.

Consiste en enfrentar dos mundos opuestos en un mismo lugar para que convivan en una historia.

>Se debe DESCONTEXTUALIZAR<

“Las palabras son liberadas de las cadenas verbales de las que forman parte cotidianamente” Gianni Rodari.

La Mujer en el ascensor

Todas las mañanas la mujer se armaba de valor para poder entrar en el ascensor y aguantar su miedo a los espacios cerrados, una vez adentro comenzaba el infierno dentro de su cabeza y no paraba de pensar en todos los posibles accidentes trágicos que podían ocurrir mientras ella estaba encerrada en ese pequeño lugar con un espejo que solo distorsionada su imagen y la aterraba aún más.

Todo los días la misma rutina, la mujer empezaba a sudar frío y comenzaba a balancear su cuerpo para adelante y para atrás rezando para que el viaje fuera rápido desde el piso 20 hasta el sótano donde estaba su carro, pero esa mañana algo estaba raro en el ambiente y sentía más miedo del que solía sentir porque en lo que cerraron las puertas el ascensor bajó de manera brusca y acelerada algunos pisos y de pronto se paró de golpe y se apagaron las luces y solo se podía ver un agujero de luz que se filtraba en el techo y en ese momento la mujer creyó que iba a morir del susto porque casi no podía respirar y de pronto escuchó una voz masculina que le dijo: " Estoy cansado de tus miedos y tú mala energía cada vez que entras aquí, así que he decidido no seguir el viaje hasta que enfrentes tus miedos y los superes" la mujer no entendía como era posible que el ascensor le pudiera hablar y solo fue capaz de responder que ella no tenía ninguna lección que aprender porque solo se trataba de una reacción normal ante los espacios cerrados y además pensaba que como ella habían millones de personas en el mundo con los mismos miedos, en ese momento el ascensor subió y bajó varios pisos más ésta vez con más velocidad y agresividad haciendo que la mujer cayera sentada al piso y comenzara a llorar desconsoladamente, de pronto con más fuerza la mujer pudo escuchar la voz del ascensor que le dijo: " Es tal vez tú única oportunidad para enfrentarte definitivamente a tu peor miedo, es ahora" y se apagó la única luz q se filtraba desde el agujero en el techo, en ese instante comenzaron a aparecer algunas imágenes extrañas en la mente de la mujer, eran como escenas pequeñas que iban cayendo en su mente hasta formar un recuerdo donde podía verse cuando era niña hace muchos años en un ascensor diferente más grande y con un espejo al costado y al fondo en una silla podía ver a un hombre con uniforme azul haciéndoe gestos con su mano para que se acercara y entrara al ascensor y pudo recordar cómo su mamá la dejaba entrar sola porque confiaba en el vigilante y sabía que la iba a acompañar hasta la planta baja del edificio, pero lo que la mujer había guardado en algún recóndito lugar de su mente era quizás una de las experiencias más aterradoras de su vida y que había callado por miedo y verguenza y luego su mente lo borró dejándola con miedos irracionales a los espacios cerrados y a los ascensores, en ese instante en esa oscuridad por primera vez la mujer pudo recordar años de abusos y maltratos que había guardado en su mente para poder sobrevivir pero que habían hecho de ella una mujer cobarde con miedo a todo, de pronto se encendió la luz del agujero en el techo y comenzó a respirar mejor y entre lágrimas dijo:“Gracias por hacerme recordar por qué le tengo tanto miedo a estar aquí, ahora se a que me estoy enfrentando y tal vez es hora de hablar y pedir ayuda” y el ascensor le respondió " Era la única forma de que entendieras que escondiendo tus miedos e ignorándolos de la manera en que lo hacías nunca ibas a poder vivir con estabilidad y dignidad, así que sigue tu camino y nos encontramos en la noche".
De pronto se prendieron las luces del ascensor y comenzó a bajar al sótano normalmente y la mujer se paró del piso y por primera vez usó el espejo del ascensor para maquillar su cara y arreglar su cabello como hacen casi todas la mujeres, tal vez ese era el primer paso para superar su fobia a los espacios cerrados.

El astronauta de estatuas
Se persignó. Empezaba a ver aquellas formas que habían infestado sus sueños tornándolos en pesadillas durante las últimas noches. Pronto llegaría al destino.
Su misión consistía en alcanzar Faciem, la extraña zona que develaba, ante los telescopios más potentes, la horrorosa imagen de una civilización similar a la humana desarrollada en el éter. O al menos eso era lo que interpretaban los expertos. Horribles estatuas gigantescas con rostros humanoides, fabricadas con los materiales reflectores más brillantes que se había observado, flotaban en la negrura cósmica.
Cuando alcanzó las fronteras de Faciem, la velocidad de su nave fue en descenso. Trató de acelerar; pero notó que sus movimientos también se hicieron más lentos y, poco a poco, sus pensamientos también.
Pasaron cientos de años humanos que su cuerpo no sintió. Entonces, un buen momento en el que su mano alcanzaba la cúspide de su cabeza para rascarla, miró los ojos de una de las estatuas. Y, lentamente, alcanzó a observar el pestañeo que duró diez años.

Pesadilla en el armario: El perro me observa.
Era muy entrada la noche supongo, la realidad es que de eso no estoy seguro.
Mi cuerpo estaba muy cansado así que en un sueño profundo me fundí y ya no supe de mí.
De pronto en sueños me vi en medio de un gran parque, tan solitario y triste que me dieron muchas ganas de huir de ahí.
Así que comencé a correr, lo hacía de manera tan rápida, pero, eso no fue lo que me sorprendió.
Corría y corría, sí… En cuatro patas.
Cuando lo noté me di cuenta también de que jadeaba y algo detrás de mí se ondeaba, era mi cola y yo, un perro negro.
Lo supe al ver mi reflejo en un gran charco de agua del que bebí para calmar la sed del cansancio y ahí me horrorice tanto que emití un ladrido ahogado por el nuevo sonido de mi llanto.
Por más que intentaba gritar para despertar no lo lograba y veía como en la ilusión de esa horrible pesadilla todo empezaba a oscurecer… “Por favor, Dios mío, sácame de lo que sea que sea esto” repetía en mis adentros tallando con una de mis patas mis ojos.
Volví a ver el charco y ahí vi algo que me hizo recordar la escena de un miedo sepultado que parecía olvidado.
Era yo corriendo de la mirada de Nero, un perro negro mediano y delgado que me atemorizaba mucho siendo un niño de primaria yo, no sé realmente por qué le tenía miedo, pero, la verdad es que algo raro había en ese perro, así lo presentía cuando en mis sueños veía cómo me perseguía, esa era suficiente prueba, así que una tarde… lo maté.
La manera en que lo hice no la contaré pero esa era la escena que ahí miré.
“Nero, si esto es obra tuya… ¡perdóname! era un niñito meado de miedo” por fin logró salir de mi en un tono audible algo de mí.
Pronto así desperté empapado en sudor y con mi corazón latiendo a mil pero con el alivio de haber vivido solo una pesadilla.
O eso parecía cuando me percaté de que mi armario estaba levemente entre abierto,lo supe porque sentí una mirada proveniente de ahí.
Le aventé una almohada pero no sucedió nada.
De esa manera me armé de valor y me paré a encender las luces de mi habitación.
Abrí las puertas y no había nada.
Suspiré pensando en que todo había sido paranoia producto del mal sueño, apagué las luces y me acosté de nuevo.
Cerré los ojos cuando escuché el rechinido de las puertas y estaba ahí, Nero suspendido en el aire dejándose caer sobre mí.
Sentí un escalofrío inmenso y cómo salía de mi cuerpo mi alma perdiendo la consciencia así…
Ahora estoy aquí sobre el armario como un objeto decorativo.
Soy una figura tallada en forma de un perro bañada en color negro carbón.
Soy el mayor tesoro de mi amo Nero, que vive y viste la vida que algún día fue mía.
El muy infeliz hasta duerme en noches con la mujer que fue mi novia frente a mis ojos inmóviles.
¡Maldita criatura miserable!
Desde el principio querías que con tu vida acabara para liberar tu espíritu y un día volver así, caí presa del miedo en tu jaula y ahora te convertiste en mí.

La mariposa y el cerdo

La culpa fue de ella, siempre de ella, porque en su cabeza se había formado una idea equivocada y de un absurdo romance.

Todos sabemos que una mariposa no puede enamorarse de un cerdo, y si lo hace, corre el riesgo de que la encierren en el manicomio de mariposas. Además un cerdo jamás se fijaría en una mariposa, y si lo hiciera sería para atraparla y comérsela. No repararía en ella como una dama o como una prometida; no ostentaría modales, ni atenciones caballerosas, no se mostraría cordial o amable; solo querría comerla porque esa es la actitud normal de un cerdo .

La culpa fue de ella, siempre de ella. Se había distraído una mañana tonta y aburrida de sol parsimonioso, se había distraído de flor en flor, hasta que dio sin pretenderlo con el charco donde retozaba el cerdo.

Quizá fue el cansancio de la mariposa que no había dejado de saltar toda la mañana o quizá fue que era ilusa sin más; la cuestión es que vio en aquel gorrino sucio, a su príncipe azul, un color que distaba mucho de la realidad que lo envolvía.

Lo vio y pensó que era el cerdo de su vida, el héroe de su cuento de hadas, su futuro marido. No vio el barro ni la actitud holgazana del cerdo, no escuchó sus gruñidos ni vio la porquería que escurría de sus orejas. La mariposa solo tuvo ojos para ver su belleza interna del animal…Se enamoró de él plenamente y sin reparos y sin prejuicios de ningún tipo le dijo “Te quiero, Cerdo”

Pero el cerdo no la escuchó, ni siquiera la vio. Apenas si percibió el leve revoloteo de las alas de la mariposa, que iba de un lado a otro con emoción y nerviosismo, agitando frenéticamente sus ágiles y sedosas alas.

El cerdo no escuchó su declaración amorosa; estaba inmerso en el disfrute de su retozar, estaba feliz revolcándose sobre el barro, gozando en su recreo.

Él no sabía de mariposas ilusas que se enamoran de cerdos, no era ese su estilo de vida.

“Te quiero, Cerdo” repitió la mariposa y como el cerdo no hacía caso, ella volvió a repetirlo “Te quiero mucho, Cerdo” se dijo una y otra vez, se acercó y se lo gritó a la cara desesperadamente una y otra vez. Hasta que el cerdo, que seguía sin verla, dio un manotazo y la apachurró, pero la culpa fue de ella…

El ciego ante los libros.
Felix había nacido ciego. No conocía el mundo como tú o como yo, que tenemos el tan poco valorado pero muy importante sentido de la vista.
Felix había logrado desarrollar una vida normal como la de cualquiera otra persona, con la excepción de que necesitaba ayuda de un guía para realizar sus actividades diarias.
Este guía se llamaba Mía, una chica que disfrutaba la inquietud de Felix por conocer más sobre aquel mundo que solo podía imaginarse en su cabeza.
Entonces Mía decidió llevar a Felix a la biblioteca, donde le explicó qué eran los libros.
“Son una manera de aprender un montón de cosas sobre el tema que tú quieras, hay infinidad de información en los libros”.
“Wow, suena a que son fabulosos, ¡seguramente mucha gente los utiliza!“
Y así, Mía se pasó toda la tarde leyendo libros de historia reales, ficticias, datos curiosos, libros técnicos, en diferentes idiomas y Felix estaba cada vez más fascinado por las cosas que aprendía.
Tan fascinado quedó, que soñó que los libros cobraban vida y le contaban sus datos y anécdotas a él mismo.
Al día siguiente, Felix le pidió a Mía, bastante temprano, que fueran de regreso a la biblioteca y le siguiera leyendo libros.
Y así fue, hasta que Mía llegó a la sección de libros sobre el amor y, siendo que ella ya tenía atracción por Felix, en el climax de uno de los libros apasionados, le robó un beso a nuestro protagonista…
”¿Eso también venía en el libro?” Preguntó Felix alegremente.
“Sí, era parte del cuento y necesitaba hacer que se sintiera real para ti y para mí”.

Mi texto, si lo lees, espero te guste.
La gata con el lápiz

Y un día dijo: “¡me decidí, yo también conseguiré mi propio lápiz!” Así, nuestra pequeña amiga comenzó la búsqueda de algo que nunca había tenido, pero que creía necesitar para sentirse satisfecha. Todos le decían que se había enloquecido; que los seres como ella no podían usar lápices, que eso era cosa de humanos, que lo de ella era dormir, comer y exigir cariño. A pesar de todo, ella ya estaba decidida, no dejaría que nada la detuviera.

Siempre quiso poder hacer lo que su amo hacía y es que incluso para ella resultaba apasionante ver su proceso de creación, un mundo nuevo, una persona nueva, algo que para ella resultaba confuso pues no lograba distinguir entre lo que su amo creaba y lo que era real, ¿cómo es que lo hace? se preguntaba cada vez, “debe ser magia” pensó.

Lo vigilaba día y noche, dormía encima de él para asegurarse que no hiciera algo sin que ella se diera cuenta, lo seguía con la mirada desde la cama, desde la ventana, desde el escritorio e incluso lo seguía al baño, nada se le escapaba. Parecía que el único momento en que hacía algo especial este humano, era cuando sujetaba el lápiz y empezaba a moverlo sobre una superficie; que si no hubiera sido por su metódica investigación, pensaría que también era mágica, sin embargo, muchas veces la había rasgado, mordido e incluso orinado y no parecía ser algo especial, solo un simple papel.

Fueron numerosas las veces que ella intentó apoderarse de los lápices del humano, los escondía bajo la cama, bajo el armario, en una esquina e incluso bajo ella. Pero siempre los encontraba, parecía enfadado con ella cuando los hallaba pero ella lo ignoraba y seguía durmiendo sin darle importancia a las pataletas del humano, al fin y al cabo ella solo intentaba sacarle la magia a los lápices para tener su poder y crear cosas que ella quisiera así como hacia el humano.

Pasó el tiempo y ella al fin se dio por vencida (se aburrió), pensó que tal vez la magia venía del humano y no del lápiz, por eso ahora duerme sobre sus piernas mientras dibuja, así, ella obtiene algo de magia y calor para sus sueños y el humano hace lo que le gusta junto a lo que más quiere: su gata y su lápiz.
Fin.

Un hombre, un árbol
El hombre del árbol
Había una vez un hombre que vivía en un árbol. El hombre se había cansado de vivir en la ciudad y un día mientras salió a recorrer una montaña, encontró un gran árbol, de raíces profundas y copa frondosa. Fue tanto su asombro y su conmoción cuando lo vio, que decidió quedarse a vivir ahí. Entre las ramas grandes y fuertes acomodó el pequeño lugar donde descansaría. De las hojas de variados colores y formas creó prendas para vestirse y de los frutos que producía el árbol pudo alimentarse. Así pasaron los días, los meses y los años. El hombre construyó su nueva vida en torno al árbol, caminada en los alrededores, descubrió cerca un manantial para tomar agua y bañarse, disfrutó de cada amanecer y atardecer, disfruto de la lluvia y encontró abrigo en el árbol. Y un día, cuando ya estaba mayor, cansado, se sentó en la raíz de aquel árbol, dibujó una leve sonrisa en su rostro, se durmió y ya nunca despertó.
Pasó el tiempo, y cuando un grupo de jóvenes exploradores decidió subir a esa montaña, también se encontraron con el árbol que había visto el hombre que decidió marcharse de la ciudad. Solo que ya no estaba solo él, a su lado había crecido otro árbol igual de grande, fuerte y maravilloso.

El fantasma entre las sábanas
El ánimo colectivo de una ciudad remota, de esas que a nadie le importa, estaba más deprimido que de costumbre. Ya era muy entrada la noche y todos dormían, excepto algún trasnochado o enfermo. Uno de los que nunca dormía, el fantasma del Ahorcado, deambulaba por la red de callejones que se formaban entre los edificios. Aburrido, se disponía a regresar a la lápida del cementerio donde yacía su cuerpo cuando escuchó un sonido de una ventana cercana: era un llanto inconsolable. Se elevó rápidamente hacia uno de los departamentos, se asomó por una ventana y vio a la mujer más hermosa que en su vida o en su muerte había conocido, durmiendo plácidamente. Estaba sorprendido por su belleza, aunque apenado por irrespetar su intimidad; pero mientras se daba vuelta para emprender su regreso, el llanto volvió a sonar, a lo que siguió una súplica:
—Oye, ya te he visto. No te vayas, necesito tu ayuda. Esta mujer ha tomado una decisión drástica. La escuché decirse a sí misma hace unas horas que decidió cerrar las puertas de su corazón, y ahora estoy muy triste por saber que ella nunca conocerá el amor.
—¡No puede ser posible! —replicó el fantasma, que no sabía si estaba más sorprendido por la decisión que tomó la mujer, o por el hecho de que le hablaba la sábana que la arropaba—. Pero no puedo hacer nada, la situación de los vivos no es de mi incumbencia.
—Pues ahora lo es, te asomaste por la ventana cuando no debiste, por favor hazle cambiar de parecer. —reclamó la sábana.
El fantasma obedeció y entrando a la habitación paseó por la cama, pero impulsivamente se dispuso a regresar cuando rozó a la sábana, y esta respondió:
—¡Qué horrible sensación! Tú tampoco conociste el amor, qué pena siento por ti.
El fantasma, afectado por las palabras de la sábana, miraba a la ventana con una expresión de suma tristeza, cuando de pronto escuchó un grito; la mujer despertaba aterrada ante lo que veían sus ojos: un hombre ahorcado parado junto a la ventana.
Justo un instante después, la mujer dejó su expresión de terror y se acercó al ahorcado, le dio vuelta y descubrió el rostro más bello que jamás había visto. Con sumo cuidado le soltó la cuerda del cuello mientras ambos miraban hacia la cama: el cuerpo de la mujer yacía sin vida sobre la sábana.
Ha pasado mucho tiempo desde aquel evento, pero cuentan los vecinos del departamento, hoy vacío, que a veces escuchan los gritos de la pasión y el desenfreno de dos recién enamorados. Algunos incluso afirman que algunas noches, a través de sus ventanas, se ve una sábana revoloteando.

Eran los últimos días del planeta, y como tal se podrán imaginar el escenario apocalíptico, una raza humana que dejó su evidente rastro antes de perecer. Si en un futuro otra especie llegara a conocer el legado humano solamente quedarían cúmulos con millones de plásticos y basura imposible de degradar.
Es imposible pensar que materia orgánica e inorgánica se mezclen, pero no hay límites para la radiación creada por miles de bombas nucleares que finalmente dieron fin a casi todas las especies. Es así que un conjunto de seres micro celulares lograron adherirse al polímero de una bolsa de plástico y así cobró vida.
La bolsa vagó por miles de años comiendo todos los plásticos a su alrededor, eran su principal alimento, cada vez creciendo más y más. A medida que fue avanzando y recorriendo el mundo entero se dio cuenta que existían pequeños peces y otros hermosos seres que se sentían ayudados por él al remover todas las bolsas y plásticos a su alrededor.
Su mayor reto fue entonces arriesgarse, con el peligro de morir, de comer las bolsas que se encontraban en el fondo del mar. Así se sumergió para limpiarlo, eran las menos sabrosas, pero lo hacía por ver a sus amigos peces felices. Cuando ya estuvo a punto de ahogarse, de las profundidades una ballena gigante se le aproxima y emite una burbuja con todas sus fuerzas, el aire ayuda bolsa a flotar y logra salir a la superficie.
Finalmente bolsa cumple su objetivo, recoger la basura en todos los lugares del mundo.

Los últimos años también se comenzaron a considerar como preposiciones las palabras vía, versus.

La gata sobre las escaleras.
Hoy mientras aseaba debajo del refrigerador me encontré con una pelusa blanca, venía acompañada de memorias y melancolía que me llevaron a la primera vez que te vi.
Estábamos con Doña Ale, quien nos ofrecía un gato en adopción, mi mamá no estando convencida pregunto si había algún otro, a lo que la señora respondió - ¡Sí!, tengo una, es muy pequeña, pero ni su mamá la quiere. Mi viejo la va a ir a tirar al baldío de atrás.
Eso nos rompió el corazón y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, mi hermana, mi mamá y yo exclamamos - ¡Nos quedamos con ella! Incrédula, Doña Ale nos insiste en escoger otro minino, decididas le respondemos que te elegimos a ti y así es como te llevamos a casa.
En un intervalo de casi quince primaveras, llenas de tus lamentos al momento de ducharte, risas por tus reacciones tan peculiares a las vacunas, tus aventuras en el jardín mientras te perseguían los pájaros por llevarte a su polluelo, tus esfuerzos por comerte el pollo de nuestra cena, traer un ratón en navidad o tus intentos de abrir la puerta de mi habitación.
Y después de escaparte varias veces de la muerte, de cuidarte como miembro de la familia que eres, llego el día de tu última vida. Siempre te recuerdo con una sonrisa y todavía antes de dormir busco a la gata sobre las escaleras.

El escarabajo y el shampoo

¡Vaya día el de hoy! Pensaba Kin el escarabajo volando por encima del Jardín de don Eusebio, a unos largos 5 metros del árbol de cariaño, su casa. Y es que después de haber salido de su trabajo acomodando enormes bolas cafés en una destiladora de metano, Kin había parado en un extraño lugar para beber agua. Le habían dicho que no era muy seguro, qué debía tener precaución con los gigantes inmisericordes y que a veces el flujo de agua aumentaba demasiado y podía morir ahogado. Pero tenía demasiada sed después de un día tan extenuante, así que bajo allí, un lugar levemente iluminado, apenas llevaba unos minutos y ya se alistaba para tomar vuelo de nuevo, cuando de repente todo se iluminó, entro un gigante, casi lo pisa pero sin intención, el gigante ni siquiera se había percatado de su presencia. Empezó a andar hacía un espacio menos húmedo para terminar de secarse cuando el agua invadió todo el lugar, el suelo se puso resbaloso, lo que dificulto más caminar, hasta allí su vida aún era salvable, pero de repente cayó al suelo una sustancia viscosa que al mezclarse con el agua se torno en espuma, Kin no podía ver nada, le ardían sus ojos y se estaba resbalando hacía un orificio muy oscuro en mitad del lugar, comenzó a mover las alas desesperadamente pero la espuma no le dejaba iniciar vuelo, entonces se agarraba con todas sus fuerzas de unas ranuras en medio del suelo pero tampoco funcionaba, todo estaba muy resbaloso, iba deslizándose poco a poco, de ranura en ranura cada vez más cerca de aquel hueco hasta que cayó en este.
.
Alcanzó a agarrarse de un cabello enredado en medio de la cavidad, resistió un poco hasta que dejo de caer agua con espuma y con mucho esfuerzo logró salir de allí, el gigante ya se había ido, no entendió muy bien todo lo que había pasado, trato de olvidarse del suceso y una vez estuvo seco, emprendió el vuelo hacía su casa.

Volando con el Guacamayo
Robin era una niña muy aventurera, que siempre solía estar correteando en el jardín. Vivía con sus padres en una casa en el campo, y pasaba los días rodeada de naturaleza. También era amante de las aves, y su sueño era poder volar como ellas.
Cuando tenía sólo 6 años, su madre le enseñó a tirarles comida para que se acercaran, y en muy poco tiempo, el lugar se llenó de aves de distintas especies. Algunas de ellas, sólo pasaban una vez y seguían su viaje, mientras otras se quedaban a vivir cerca de la casa, y volvían todos los días para ver a Robin que las alimentaba, las fieles vecinas. Al principio, ellas tenían miedo, trataban de no acercarse mucho, y después de comer, salían volando tan pronto como podían. Con el tiempo, fueron tomando confianza y se quedaban más tiempo. A veces, cuando llegaban y no la veían afuera, cantaban para llamarla a que salga, se acercaban y algunas hasta comían de su mano. Ella siempre salía con comida, y un cuaderno rosa en el que intentaba dibujarlas.
Su ave favorita, y la que más aparecía en sus dibujos, era un exótico guacamayo rojo, con azul y amarillo en sus alas. El resto de los pájaros no tenían nombre, pero a él, le puso Morgan. Ellos pasaban tardes enteras juntos, jugando y charlando en el jardín. Morgan ya se había acostumbrado a posarse sobre su hombro, y Robin se enorgullecía de eso, pero tan pronto como su madre se acercaba, Morgan salía volando rápidamente.
De a poco, empezó a contar a sus padres de sus conversaciones con Morgan. Sus padres al principio creyeron que era cosa de niños pequeños, pero, con el tiempo se empezaron a preocupar. Un día mencionó que, en una conversación con Morgan, le había dicho que, si se esforzaba, ella también iba a poder aprender a volar, pero que le llevaría mucho tiempo.
Sus padres, quedaron sorprendidos y asustados al mismo tiempo. Los pájaros no hablan, pero ellos saben que, en casos muy específicos, pueden aprender a decir algunas palabras por repetición, y eso podría estar confundiendo a Robin.
Pensaron que podría llegar a ser perjudicial para la niña, tener conversaciones fantasiosas con un ave, y se dispusieron a alejar a Morgan. Sin dar explicaciones, prohibieron a Robin salir de la casa, esperando que el guacamayo, al no recibir comida, se alejaría y no volvería más.
Pasaron un par de semanas, y cuando creyeron que Morgan ya se había ido, lo encontraron en la ventana del cuarto, junto con Robin. Entonces, su padre decidió ponerle punto final al asunto, y mientras ella estaba en el colegio, sacó su escopeta de caza, pretendiendo matar al ave.
Salió a buscar al guacamayo, recorriendo cada árbol y cada rincón de la finca. Finalmente, encontró a Morgan que estaba durmiendo en lo alto de uno de los árboles. Tratando de no hacer ningún ruido, para no llamar la atención, se posicionó con el rifle apuntando, y sin pensarlo dos veces, disparó. La bala, pasó por el costado, pero el fuerte ruido del rifle, despertó a Morgan, quien salió volando rápidamente, y se fue lo más lejos que pudo hasta perder de vista al padre, que seguía intentando dispararle.
Los días pasaron, Morgan no volvía, y Robin estaba cada vez más triste. Sus padres intentaron convencerla de que seguramente, era porque en invierno las aves emigraban, y el guacamayo se habría ido en búsqueda de un lugar más cálido, pero ella no entendía como pudo haberse ido sin despedirse. Con el tiempo, dejó de salir al jardín, se fue olvidando de sus charlas con Morgan y abandonó totalmente su cuaderno de dibujo. Tras 4 años de terapia, se convenció de que los guacamayos no hablaban.
Un día en el patio de su casa, vio un ave roja a lo lejos, e inmediatamente se le vino el recuerdo de Morgan a la cabeza. Intentó acercarse, pero el ave salió volando. Robin estaba segura de que era él, y pensó que, si aprendía a volar, podría ir en busca de su amigo.
Entonces, se propuso hacer todo para aprender. Intentó saltar de la cama, columpiarse fuerte e impulsándose desde la hamaca, ponerse una capa, y hasta se inventó unas alas con cajas de cartón que encontró en el garaje. Nada de eso funcionó, pero Robin no se resignaba.
Un día, sintió el impulso de treparse a un árbol, para saltar desde un lugar con más altura y ver, si de esa forma podía conseguirlo. Era una completa locura, pero Robin estaba decidida a hacerlo. Estaba segura de que de esa forma por fin podría lograrlo.
Trepó lo más alto que pudo, y empezó a arrastrarse sobre una rama, acercándose hasta la punta de ella, y se paró abierta de brazos. Al mirar al piso, sintió un miedo muy fuerte, pero cerró los ojos, respiró profundo y se dispuso a saltar.
Cuando estaba por hacerlo, escucha una voz que le dice:
– ¡Pará Robin! ¡Te vas a matar!
Se tambaleo del susto, y resbaló sobre la rama consiguiendo sujetarse de ella. Levantó la vista, y Morgan estaba mirándola en la rama de al lado.
La niña se incorporó en el árbol, y Morgan se acercó.
– ¿Estás bien? – Preguntó el guacamayo.
– ¡Morgan! – Respondió la nena entre lágrimas – ¡Estás vivo!
Lo agarró y lo abrazó contra su pecho.
– Entonces vos… ¿Vos hablás?
– Claro que hablo mi querida Robin. Ya te olvidaste de nuestras conversaciones.
– Pero ¿cómo es posible? Mi psicóloga me dijo que los animales no hablan.
Morgan intentó explicarle, que los guacamayos empezaron a hablar con los humanos hace muchos años, cuando todavía no se interesaban en cazar aves. Fueron aprendiendo de escucharlos hablar, y de a poco se fueron acercando. Al principio, llegaron a establecerse grandes relaciones entre los humanos y los guacamayos, pero con el tiempo, algunos humanos empezaron a cazarlos y venderlos por precios altísimos, convirtiéndolos en esclavos. Lo mismo pasó con los loros y las cotorras, sólo que los guacamayos eran más exóticos y llamaban la atención.
Zoológicos, circos, atracciones turísticas y hasta incluso casas particulares, se llenaron de guacamayos, que eran forzados a hablar para obtener comida. Familias enteras destruidas, y una raza casi en extinción, que se fue a esconder en lo más profundo de la selva, donde el hombre raramente llegaba.
Los que quedaron atrapados en el mundo del humano, entraron en una fuerte depresión y empezaron a perder la consciencia, perdieron su capacidad de volar, dejaron de pensar, y se limitaron a repetir las palabras que los humanos les decían. Sus vidas, cortas y tristes alejaron a casi todas las aves.
– A pesar de que en nuestra bandada nos cuenten esa historia desde que nacemos y nos prohíben acercarnos a los humanos, yo tuve una inmensa curiosidad por salir a explorar que pasaba fuera de la selva y me escapé. Salí a observar de lejos el mundo de los humanos, tratando de que no me vean, hasta que un día te encontré jugando con otras aves en el jardín de tu casa. – Le contaba Morgan a la niña.
– Me fui acercando con miedo, y poco a poco me fui dando cuenta de que vos no tenías malas intenciones. Así empezamos a tomar confianza y conversar. Pero después, comprendí que no fue una buena idea y decidí alejarme. Intenté regresar cada tanto, sin que me veas, para ver como estabas, pero hoy me asustaste. ¿Qué hacés intentando saltar de un árbol?
– Te estaba buscando, vos me dijiste que iba a poder volar si lo intentaba. Y eso estaba haciendo.
– No funciona así exactamente, Robin. Volar lleva mucho tiempo.
El guacamayo le explicó que se volaba con el alma y no con las alas. Y que para volar necesitaría desarrollar su creatividad en algo que le apasione, al punto de llegar a poder hacerlo con el alma y no con el cuerpo. Luego de eso, el vuelo vendría naturalmente, sin tener que hacer ningún esfuerzo.
– Las aves desarrollamos nuestra capacidad de volar a través del canto. Si un día consigues ir a la selva, descubrirás que somos capaces de componer maravillosas melodías con nuestro canto. Las gallinas y los patos aún no lo han logrado, por eso no consiguen volar más que unos metros a pesar de tener alas, pero están en camino.
– Pero entonces, ya debería haber humanos que vuelen. ¿No es así?
– En realidad, es complicado. Los humanos siempre han tratado de reprimir a los que se diferencian, hasta a los de su propia especie. Imaginate, encierran a los guacamayos en zoológicos… Si supieran que un humano vuela, no sé de que serían capaces.
– Entonces… ¿si un día consigo volar van a querer capturarme?
– Posiblemente sí. Pero no por eso tienes que dejar de intentarlo. Volar es la sensación más linda que puede haber y realmente vale la pena. Sólo tienes que tener cuidado de que ellos no lo sepan. Ahora debo irme, antes de que vean que estoy aquí contigo.
El guacamayo se despidió de la niña y prometió visitarla de vez en cuando. Ella volvió a su casa y sin comentar nada de lo acontecido, le pidió a su mamá comenzar clases de dibujo que daban por a tarde en su escuela.

**El perro del armario **
Érase una vez un hombre (Pablo) que luego de perder a su esposa, opto por adoptar una mascota al momento de ir a tienda de mascotas, se encontró un perro que estaba velando un plato de comida en un restaurante, al momento de verlo le dio mucha lastima al ver al perro sucio, seco y golpeado.
Esa imagen le quedo en la mente, y fue la razón por la cual se decidió por adoptar ese perro; lo llevo a su casa le dio comida también lo cuido hasta que el perro sano y se recuperó; en tan solo un par de meses lograron hacer una amistad genuina.
Pasaron los años Pablo volvió a rehacer su vida amorosa, todo iba bien, siempre cuando llega Pablo de trabajar “MAX” era el nombre del perro; iba a buscar sus pantuflas al armario y se las llevaba al sillón donde Pablo se quitaba los zapatos para descansar.
Todo marchaba bien hasta que Pablo le detectaron cáncer avanzado en el hígado, Pablo comenzó a ponerse enfermo; a MAX lo sacaron de la casa por temor a que podían enfermar a Pablo, ya que su condición física era muy mala.
MAX lloraba cada noche porque quería entrar para llevarle las pantuflas a Pablo, en una ocasión MAX entro y vio que su amo estaba acostado en la cama, MAX entro corriendo a sacar las pantuflas y se las fue a dejar a la cama a Pablo para que se las pusieras.
Al ver que Pablo no se movía intento moverlo con el asico y no podía; MAX se da la vuelta y se dirige a buscar a su ama dando enormes ladridos; al ver esto su ama dice “Que pasa MAX por qué ladras”; MAX solo se dio la vuelta y corrió para la cama de su dueño.
Cuando llegan a la cama se dan cuenta que Pablo murió…
Pero MAX sigue sin entender todos los días sigue yendo al armario a sacar las pantuflas de su dueño y lo espera en la sala, cuando ve que no llega su dueño se da la vuelta y las vuelve a guardar…

La casa del dragón

En la calle principal de la ciudad, se encontraba una gran casa roja de 3 pisos con una puerta inmensa, ventanales grandes y una terraza que cubría toda la casa. allí vivía el dragón Pedro, Pedro era un dragón muy solitario porque las personas de la ciudad le tenían miedo, con sus grandes ojos, sus garras inmensas y sus alas, un día los niños de la cuadra estaban jugando fútbol, y un niño llamado Rafael patio el balón y fue a parar a la terraza de la casa del dragón, todos los niños le dijeron a Rafa que tenía que ir por el balón él, y solo porque ellos le tenían mucho miedo al dragón, ni siquiera se atrevían a tocar la puerta y tener que ver a esta criatura.
Rafa se llenó de valor y fue solo a la casa del dragón, se dirigió a tocar el timbre pero él era muy pequeño para alcanzarlo entonces lo que hizo fue darle tres patadas a la puerta, así una voz al interior dijo “quién está tocando la puerta de mi casa”, Rafa seguía hay parado temblando de miedo ante estas palabras del dragón, cuando se abrió la puerta Rafael, con una voz muy suave pero clara le dijo al dragón “señor podría por favor devolverle el balón con el que estábamos jugando es que sin querer había caído en la terraza de su casa”.

Pedro al ver a este niño solo y ver que era muy educado y que le pidió el favor de devolverle el balón, acepto salió de su casa y le pidió a Rafael que subiera en el y fueron volando hasta la terraza de su casa, donde consiguieron el balón, cuando los demás niños vieron que el dragón era bueno, y que Rafael se subió a su lomo y volaron juntos, se acercaron y empezaron a hablar con él.
Desde ese día Pedro se convirtió en el ciudadano más querido de Pereira y nadie le volvió a temerle al Dragon.

El pájaro sobre el árbol.

Erase un día soleado en el parque central de la ciudad de Bogotá. La familia de las cotorras estaba posada sobre el nido compuesto de decenas de ramitas que el gran árbol les habría regalado en temporada de otoño. La naturaleza les había brindado un hermoso huevo, ovalado, con un blanco comparable a los rayos del sol que atravesaban las ramas de su hogar. De este hermoso huevo surgió un pajarillo, vigoroso, con pequeños destellos de plumas verdes que representan la trayectoria de miles de años de la especie.
Su madre siempre estuvo pendiente de él hasta la cuarta semana donde llegaba la prueba mas fuerte que impone la naturaleza a un emplumado de apenas 4 semanas de vida, volar. Su padre con su fuerte pico capaz de romper las mas fuerte bellotas que brotaban del árbol, agarró a su hijo. “No puedo. Tengo mucho miedo” exclamó el pequeñuelo. “Es parte del proceso. Tienes que superar la prueba para demostrar grandeza de tu ascendencia” replicó el padre cotorra con su voz imponente. Una vez posicionados a una altura cercana a los 15 metros, el padre cotorra soltó a su cría, el pájaro estaba en caída libre, manoteaba desesperadamente como si de un ahogado en el Nilo se tratase. Cuando de repente en medio del recorrido surgió la magia, el pequeño controló sus alas para alzar su pleno vuelo hasta su nido. Su padre orgulloso concluyó la prueba felicitándolo. “Es maravilloso lo que has hecho, hijo mío. Sin dudas tus ancestros están orgullos de su templanza y domino de tus alas” pensaba el padre mientras su hijo retornaba al nido. Finalmente tenemos al pájaro sobre la cima del árbol. Su vuelo le permitió llegar mucho mas lejos de lo que se encontraba su nido. Ahí entendió su padre que el ciclo había culminado.

El cuervo según el Espantapájaros.
Cuento Corto
He perdido la cuenta de las cosechas que he estado aquí, fue hace mucho tiempo cuando el granjero me trajo desde el granero y convirtió este punto en mi morada. Un viejo espantapájaros hablaba con siguió mismo en medio de los maizales. Mi única misión en este lugar es ahuyentar cualquier ave que intente tomar el maíz del Granjero, aunque nunca he sabido el porqué de proteger este; el tiempo pasa y talvez este sea mi único propósito….
Cada quien tiene un propósito; interrumpió un viejo cuervo que se sentó a su lado. El espantapájaros sorprendido se quedó en silencio, era la primera vez que observaba un ave tan de cerca. De todos los pensamientos que se presentaron frente al espantapájaros uno se quedó, y continúo creciendo de una manera rápida y violenta. Si el ave está aquí ¿qué le impide tomar el maíz?
A pesar de que el espantapájaros no podía moverse, el cuervo se dio cuenta de ese pensamiento, y este dijo: tranquilo no he venido a comer tu maíz. Llevo años observándote, cuando era un polluelo mi padre me advirtió de lo peligroso que era acercarse al guardián del maíz, de lo el hombre era capaz; y de lo importante que era sobrevivir y tener una familia que cuidar y proteger. De esa vida ya hice todo lo que se esperaba de mi y ahora que estoy solo mi día a día se va en observar a mí al redor.
Tú, al igual que yo ya hemos cumplido un propósito.
Y por que te has venido ante mí, si siempre te enseñaron a temerme, que ha cambiado. Pregunto el espantapájaros.
Tal vez yo he cambiado contesto el cuervo, quizás he dejado de tener miedo y me atrevido a acercarme a la única creatura que se dedica todo su tiempo a observar su alrededor.
Quizá lo único que estoy buscando es un amigo.

La mujer en el espejo
Elizabeth era una joven extravagante y muy rica, que había crecido en un mundo lleno de lujos y comodidades, por lo que a nadie le sorprendió cuando ella anunció, a través de todas sus redes sociales, que había decidido comprar una mansión en Inglaterra para irse a vivir ahí.

Sin embargo, aquella mudanza no fue como ella lo había planeado: el lugar estaba lleno de antiguas reliquias, objetos que, a pesar del paso del tiempo, se resistían a morir y desaparecer en el olvido. Así, tuvo que resignarse a no poder quitar un enorme reloj de péndulo que se encontraba en uno de los halls y que hacía un ruido monótono y constante que Elizabeth incluso consideró como aterrador.

Pero esos vejestorios no iban a arruinar sus planes, así que pasó los días ordenando, limpiando y decorando el lugar como más le gustaba… hasta que llegó al ático. Ella estaba dispuesta a deshacerse de todos los objetos que encontrara ahí, sin embargo, algo llamó su atención. Un enorme objeto cubierto con una gran sábana blanca. Al descubrirlo, encontró un hermoso espejo de pie, labrado en madera y, aunque estaba un poco sucio, Elizabeth pensó que se vería muy bien en su recámara. Frotó un poco la superficie del espejo para limpiarla y apreciarlo mejor, cuando el rostro de una mujer que ella no reconoció, apareció.

Solo duró unos segundos y ella lanzó un grito de terror. Se fijó nuevamente y no encontró nada. Miró y buscó alrededor, sin éxito. Supuso entonces que habría sido una alucinación y, sin más que decir, se llevó el espejo a su habitación, para limpiarlo adecuadamente.

Desde ese día, Elizabeth empezó a tener sueños extraños, en donde una voz femenina le gritaba que se fuera de aquel lugar… las pesadillas se tornaron en noches de insomnio y lo único que ella podía ver durante esas largas noches donde el sueño le era esquivo, era el espejo.

“No me vas a asustar” gritó por fin, una noche, mientras tiraba su almohada contra el espejo. Sí, constantemente veía a la mujer dentro del espejo, pero ella estaba segura que no había nadie más en la casa… debían ser alucinaciones suyas, los fantasmas no existen.

Sin embargo, aquella noche, la mujer decidió aparecer. Sus largos cabellos negros llegaban hasta su cintura, sus ojos grises miraban con curiosidad a Elizabeth, quién, abrazaba a su almohada muerta de miedo, presenciando aquel evento paranormal.

“No tengas miedo” susurró la joven, dirigiéndose a Elizabeth. “Soy solo un reflejo…”

La dueña de la casa se acercó al espejo para mirar a su interlocutora con más detenimiento… ambas tendrían aproximadamente la misma edad, solo que la chica del espejo parecía aturdida y cansada.

“¿Quién eres? ¿qué haces aquí?” preguntó Elizabeth con temor, mientras tocaba la superficie fría del espejo para descartar que todo esto fuera una broma de mal gusto.

Unos segundos bastaron para que el reflejo cogiera rápidamente la mano de la joven, atrayéndola. Elizabeth gritó, pero todo era en vano.

No había nada alrededor… ni siquiera podía decir que estaba en una habitación, porque no existían paredes o límites en aquel lugar. Solo un espejo igual al que ella tenía en su casa.

“Sácame de aquí” gritó Elizabeth mientras golpeaba el espejo, viendo con horror cómo aquella persona que hasta un momento dijo ser solo un reflejo, estaba materializada en la habitación en donde había estado poco antes.

“No” fue la única respuesta que recibió antes de ver cómo todo desaparecía bajo una sábana blanca. “Ahora tú eres la mujer en el espejo”.

El perro bajo el poste

“Me indigno a diario, tres veces al día y más si es feriado”, le decía el poste a su amigo cable.

“Dímelo a mí, que quizá no tengo perros orinándome, pero puedo regalar palomas de tantas que se me suben”, contestó. “¿Haz pensado en asustarlos o algo?”, le sugirió.

Hasta ese momento, Poste, el único que había en medio del parque no imaginó venganza. Se preguntó a sí mismo, de día o de noche si podría hacer algo. Estaba realmente cansado de recibir los líquidos de casi todos los canes que viven alrededor de hábitat.

Un día, como todos, el perro N fue al parque. Había aprendido a cruzar la pista con cuidado, ir sin correa por todos lados y hasta servía su plato de comida. Estaba solo y a dos segundos de miccionar, escucha un SHHHHH. No había nadie cerca, ni sus amigos estaba. Era Poste tratando de aullentarlo liberando un poco del sonido que hace la electricidad por su largo cuello. N lo miró y le ladró. Luego trató de morderlo. Pero solo consiguió que N le aventara chispas.

N corrió en círculos alrededor de Poste y cuando la lluvia de chispas, ya no hacían de él una palmera mortal. N empezó a embestir. Sus perros amigos acudieron deslumbrados por las luces. Pero al ver el esfuerzo de N, lo acompañaron en el golpe.

Cable entrecerraba los ojos y gritaba “Para, Poste. ¡Para!”. Pero Poste no decía nada. Los perros seguían y en un momento, luego de mucha fuerza… Poste cayó y Cable empezó a chispear de la pena. Agitaba su punta como si fuera una rama al viento, mientras lagrimeaba por su amigo.

N y sus amigos se ladraban y agitaban sus colas, asumiendo que todo fue éxito. Orinaron en el lugar de Poste para celebrar.

**Hola**

Me recuerda mucho al cuento “El diablo en la botella”, muy recomendable. =)

**El gato de la biblioteca** Como todos los días el gato tomó un libro, siempre añoraba saber lo que cada página contenía. Estaba de suerte, en ese momento entró un niño y le suplicó que leyera su libro. El niño comenzó a leer; era la historia de un gato que fue abandonado en un bosque por sus amos, no lo querían porque había envejecido. Manchas, se asustó y exclamó: \- ya no quiero saber mas sobre libros, son malas cosas y no quiero que me pase eso. El niño le dijo: - espera aún falta, ¿quieres que siga leyendo? “Manchas es mi nombre” dijo el gato de la biblioteca, “olvidé presentarme, y si quiero que continúes leyendo”. Al terminar la historia se le vio caer unas lágrimas a Manchas, pues este comprobó que los libros son maravillosos y que aún quedan buenas personas en el mundo. Fue así como se conocieron, el niño prometió ir todos los días a la biblioteca para leerle un libro al gato.
***El pantalon sin el panda*** En un mundo donde los pantalones son esclavos de los pandas para poder moverse dentro de la gran ciudad de *Echeverría*, no hay pretextos ni consuelos: los pantalones deben llevarse bien puestos al salir de casa. Como buena prenda que son, deben encajar en el cuerpo robusto de un panda. La pretina, aunque se asfixie, debe aguantar todo el día el abrazo de un panda pomposo, y el tiro del pantalón debe procurar ser proporcional a las medidas de cada panda, siempre buscando comodidad en el movimiento. Pues lo peor que le puede pasar a un pantalón es enfrentarse a las filosas garras de un panda inconforme. Al finalizar el día, como de costumbre, los pandas cansados de llevar un vida de vulnerabilidades y de desconexiones terrenales, lanzan sin cuidado e indiferencia a los pantalones hacia un rincón de su habitación, abandonados en el frío suelo y apilados como si fueran residuos de prendas salidos de una fábrica clandestina, los pantalones quedan destrozados, agotados y humillados de tanta opresión; la mayoría, sin botones que los ayuden a mantenerse estables, sus costuras pérdidas en el trauma, y ni hablar de la tela, que ha perdido su tono y su fina apariencia. Cansados de tanto maltrato, pantalones de todo el mundo deciden revelarse ante los pandas. Deciden que nunca más permitirán que los pandas decidan cómo llevarlos. Así que, ponen dobladillos a la obra. Algunos empiezan a restaurar su fina esencia, mientras que otros, por el contrario, reinterpretan su apariencia desgastada, creando una nueva identidad personal y significativa para ellos. Añaden detalles nuevos que resalten su nuevo ideal, incorporando tendencias que acompañen este nuevo comienzo. La lucha será larga, pues, habiendo estado acostumbrados y adoctrinados durante toda su vida a vestir a los pandas, los pantalones no solo buscan recuperar su apariencia, sino también un nuevo propósito. Este propósito los llevará a un futuro próspero y bondadoso, recordando siempre que solo ellos son dueños de sí mismos, y que su utilidad está mucho más allá de ser una simple prenda para fajar caprichos vacíos.
El pájaro y el arcoíris. Sobre la rama del árbol donde toda su vida había anidado, vio a lo lejos una silueta de colores que le parecía no tener una forma definida. Intrigado, dio un salto en dirección de la silueta, posándose en otro árbol, que en principio estaba más cerca de aquel ser que llamaba su atención, sin embargo, no le pareció estar mas cerca. Miro con detenimiento y pudo darse cuenta de que aquella mágica silueta de colores, se dividía en 7 franjas, cada una de un color distinto, también observo, que parecía no tener inicio ni final, tenía una forma semicircular y sus dimensiones parecían incalculables. Decido a conocer a tal ser que lo había hipnotizado, voló en dirección de él, lo hizo por uno 10 minutos, pero noto, que parecía no acercarse. Descanso sobre un tejado, miro y pareció enamorarse, no había notado cuan brillándote era aquello que veía, realizo un segundo intento, por mucho más tiempo esta vez, sin embargo, no pareció estar más cerca. Pasadas las horas aquel ser brillante, mágico, enorme y esquivo desapareció, y nuestro amigo, nunca supo que lo había enamorado.
El perro sobre el robot. Era una mañana cálida en el Caribe**** colombiano. Firulais, el perro dormilón, en medio de su siesta matutina, se **despertó** de forma abrupta al enterarse de que un robot, creado con fines de acabar la creatividad en el mundo, lo estaba cargando entre sus brazos fríos y metálicos. Al darse cuenta **Firulais** de que este robot lo llevaba hacia algún lugar desconocido, se atrevió a preguntarle: “¡Oye! ¿Para dónde me llevas? Si yo estaba dichoso de la vida durmiendo en el malecón”. El robot, de forma contundente, le dice: “Te llevo a mi casa porque quiero que seas mi nuevo compañero de aventuras”. Firulais, al ver que el robot quería llevarlo a vivir nuevas aventuras que implicarían no dormir tanto como a él le gusta, procedió a saltar de los brazos del robot y correr nuevamente hacia el malecón, diciendo en un tono gritón: “¡Nunca me alejarán del mar y mis siestas! Además, don Caliche me da huesitos y croquetas cada vez que voy a visitarlo a la carnicería. ¡Vivir aquí es un privilegio!”.
**Ser vivo: Lobo** **Objeto: zapatos** El lobo ya no es una criatura del bosque, sino un danzarín errante que desafía las normas del teatro de las estrellas. Con zapatos de gala, este lobo se desliza por salones de mármol flotante, donde las constelaciones son el público que aplaude con estallidos de luz. Sus aullidos, liberados del bosque, se convierten en un canto melodioso, y sus huellas no dejan marcas en la tierra, sino notas musicales en el aire.
La vaca con su maletín A la vaca Lola no le gustaba otra cosa que su maletín. Ni los pastos, ni el cielo eran tan lindos como su maletín, en el que metía cosas extraordinarias que iba descubriendo por el campo. Una tarde, sin embargo, Lola estaba tan cansada de ir descubriendo y metiendo rarezas en su maletín, que decidió dar una siesta a la sombra de un enorme árbol. Al despertar, se llevo una ingrata sorpresa. El maletín había desaparecido. Sintiendo un inquietante desespero, Lola busco alrededor del árbol y volvió tras sus pasos a ver donde había dejado su maletín; quizá lo hubiese dejado en algún lugar, conociendo lo despistada que era. Pero la búsqueda no rindió ningún fruto. Cuando volvió al pie del árbol, algo pequeño y pesado cayo sobre su cabeza. Al mirar hacia donde cayo, vio que se trataba de una pelota de golf, muy parecida a la que encontró ese día y metió en su maletín. Luego escucho una risita aguda, el sonido provenía de la copa del árbol. Al mirar, vio que una fea ardilla parda, con el pelaje maltrecho sostenía su preciada maleta. -Hey! -dijo Lola- Ese maletín es mío! -Mentira! -repuso la fea ardilla. -No! Si es mia! -Te la dare si puedes decirme tres cosas que hay dentro de ella -propuso la ardilla. Lola no podia mencionar la pelota de golf, pensaria la ardilla que estaria haciendo trampa. Tendría que recordar tres objetos, pero ¿Como? No era muy famosa por su memoria. Luego recordó que había metido un objeto con el que los humanos lavaban sus dientes. Y de repente, recordó haber matado una pequeña piedra blanca que se había atorado entre sus pezuñas, y por ultimo recordó haber metido una moneda de 20 pesos Colombianos. Muy emocionada por haberlo recordado, la vaca nombro las tres cosas en el orden en el que las recordó. La ardilla, resignada, le tiro la maleta de vuelta. Lola, como muestra de agradecimiento le regalo una bolsa de manis que recogió de una canasta que dejo un niño descuidado que se fue a jugar con otro par de niños esa mañana. A fin de cuentas, no le gustaba mucho el mania. Y contenta se despidió Lola de la ardilla fea, llevando su preciada maleta sobre sus lomos. FIN.
El Pino Rastrojero y la Abeja Reina. cierta mañana una abeja reina se encontraba posada en la barra del balcón, aprovechaba ese momento sola, para acicalarse, frotarse las patitas delanteras, limpiar sus alas y rascarse el lomo. Esa mañana vio por primera vez un pino Rastrojero, lo traían sus nuevo dueños del apartamento, era grande, frondoso, muy muy verde, lleno de espinas imponentes, denotaban un poco su carácter serio y gruñón. La abeja reina se poso bajo el pino esas misma mañana muy cerca de la matera, para observarlo desde abajo y poder tener una conversación de bienvenida al balcón. Ella desde abajo y el a casi 30cm mas alto que ella, se entablo una conversación sigilosa y persuasiva sobre la posibilidad de formar un panal temporal en algunas de sus ramas del pino. La abeja reina converso largo y tendido con el pino Rastrojero, cuando hablo de largo es de casi 3horas, proponiéndole a el las ventajas de permitirle hacer su panal en el punto mas alto de su follaje. El pino escucho atentamente las peticiones pero estaba en contra de todo lo que ella proponía. Como es posible que apenas yo llegando al balcón ya tenia que compartir mi follaje con una abeja reina quitándome movilidad y agregando peso? pensando esto, el pino no le dirigió la palabra durante la conversación que tenia la reina. Pasado las 3horas la abeja cayó exhausta y no rogándole mas al pino empezó a construir su panal al lado de la maceta. El pino simplemente observaba y escuchaba como esta iba construyendo su panal día y noche, hasta que cierta mañana ,éste estaban tomando el sol y cuando se inclina un poco para estirarse nota que el panal estaba tan grande que llegaba hasta el techo del balcón.
El binomio fantástico consiste en **enfrentar dos elementos extraños** o dos mundos opuestos en un mismo lugar **para que convivan en una historia**. :)
![](https://static.platzi.com/media/user_upload/El%20f%C3%ADsico%20que%20viajaba%20sobre%20una%20silla-d976043f-7e3c-4991-be27-c7401b093480.jpg)
Hace un tiempo, había una niña de cabellos rulos de color rojizo llamada Graciela, que iba caminado por la escuela cuando se acercó al aula de música. Estaba lleno de instrumentos: Guitarras, violines, flautas, y lo mejor, había un piano gigante en medio de la sala, que parecía viejo. Como ella sabía tocar y no había nadie, pensó en tocar. Se acercó y al solo tocar una nota, el piano se movió bruscamente y vio que las teclas se movían solas. -No me molestes- Dijo el piano enfurecido -¿por qué me molestas? -No te estoy molestando- Le respondió Graciela- Le respondió Graciela- ¿Por qué te enojas? -La verdad, es que cuando me usaban solo para jugar, nunca para la música. -bueno, como yo se tocar, te puedo dar una melodía- dijo Graciela y le empezó a tocar una hermosa melodía, y cuando terminó, el piano le dijo: "Muchas gracias".
**El sujeto de la capa negra y el pato del parque** Todo parque, de una manera u otra, suele ser frecuentado por los ciudadanos. Ya sea para pasar el rato, para encontrarse con alguien o porque queda en medio de otro destino. Parque Regional Arcoíris veía pasar diariamente a todo tipo de persona y lograba transformar su estado de ánimo, fuera cual fuera a uno de felicidad instantánea y pura. Un día un sujeto alto, muy alto, con brazos delgados y piernas gruesas pasó por el medio del parque, rodeó el lago y siguió su camino. Nada cambió. Su capa negra seguía siendo negra, sus pantalones seguían desteñidos y su mirada seguía pesada y desconsolada. Esto pasó en varias ocasiones. El espíritu del parque no sabía qué hacer para solucionar el animo del sujeto de la capa negra, y ante el temor de nunca poder alegrarlo, poseyó a un pato para acercarse al sujeto de la capa negra la próxima vez que volviera a pisar el parque y así peguntarle cómo podía ayudarle. — ¡Tú, ven aquí! — Gritó el pato al sujeto de la capa negra, quien, sorprendido por haber entendido al pato, no se movió—. ¡Tú, si, tú! Sujeto de la capa negra. — Genial, ahora me hablan los patos— Susurró el sujeto—. ¿Las demás personas también pueden entenderte? — No. Los demás solo escuchan **“¡CUACK, CUACK, CUACK!”** — Genial… — ¿Qué es lo que pasa contigo? No consigo cómo arreglarte. Todos salen de aquí saltando de la felicidad, menos tú. Siempre sales con tu capa negra. — No hay nada que puedas arreglar, pato parlanchín. Quizá puedas hablar, pero no revivir a los muertos. — Ummmm… ya veo, tienes un corazón destruido por el luto de un ser amado. ¿Crees que esa persona estaría feliz sí supiera que ahora te dedicas a no vivir la vida que tú si tienes? El sujeto de la capa negra vio con ira al pato, hasta pensó en llevárselo y cocinarlo, pero analizando el ***cuackeo*** del pato que solo él podía entender, supo que tenía razón. No le respondió, solo dio media vuelta y se fue marchando del parque. Mientras se alejaba, su capa tomaba matices rosas y el pato volvió a ser un pato desposeído, y el parque sintió satisfacción por cumplir su misión.
**Concentración (SE) según una puerta** En un pueblo mágico donde los objetos eran maestros y los humanos su aprendices, vivió Juan, un futbolista amateur cansado de perder. Un día, luego de una devastadora derrota, es atropellado por una moto, aunque no de gravedad. Cuando él se levanto a enfrentar al culpable notó que el conductor era una puerta D: Enojado con la vida, y con la puerta, se levantó y encaro a tan descuidado objeto "pudiste matarme" le dijo enojado, la puerta asustada replicó "Lo siento, perdí el control, pero veo en tus ojos que esta situación no es la causante de tu enojo". Juan alzó los hombros en actitud de desinterés y comenzó a llorar "El futbol es mi pasión, pero no se me da, y eso es en lo único que pienso". La puerta sonrió, ella era experta en psicología del deporte, asi que decidió, en forma de retribución por el altercado, explicarle una forma para mejorar su rendimiento. "Amigo, un recurso valioso es tu concentración, y la forma de controlarla es con lo que te dices a ti mismo, si tu mantienes en mente que no se te da al yo abrirme (soy una puerta mágica) solo veras aquello que confirma lo que dices, pero nada relacionado con mejorar tu rendimiento" Juan abrió la puerta y confirmo sus palabras, aun así, puerta sabia que esta explicación no cambiaria su vida como por arte de magia, tenia que practicarlo. "Imagina que estas en un partido y piensa que debes hacer ahora ¿Un pase? ¿Correr a profundidad?, cuando lo tengas en mente, ábreme y entra, experimentarás control de tu atención y como ello contribuye a mejorar tu rendimiento". Juan activó su mente, instauró los pensamientos indicados y al abrir a puerta y entrar lo logró, por primera vez en meses se sintió competente en su deporte. \[Lo siento si hay doble sentido jajajjaja no fue esa mi intención al redactar el texto]
**La Niña de las flores mágicas** ```js <3 ``` Como todas las mañanas esta niña salia a caminar cerca de su casa, si su nombre era La Niña y no, no era una niña. Tenia 18 años, vivia sola y eso le encantaba, tener su casa en orden, limpia y siempre oliendo muy bien. A La Niña le encantaba los perfumes, tenia muchos. Tambien le encantaba colocar varitas de inciensos para aromatizar su casa, un dia se dio cuenta que ya no tenia flores frescas en su casa y decidio ir por unas nuevas. Siempre compraba claveles porque venían de muchos colores y eran mas económicas. Pero ese día unas flores en especial llamaron su atención por el color rosa pálido que tenían. Cuando se acerca para verlas mejor, oye una fina voz salir de ellas. Le decian: llevanos contigo te prometemos que te vamos a relajar. Enseguida le dice al vendedor : - Me llevo estas! - a lo que el vendedor responde: - Buena opcion, se llaman Nardos y huelen muy bien. Efectivamente, su olor era como tener una fabrica de los perfumes mas costosos a tu lado. (El aroma de los nardos es descrito por los maestros perfumistas como un olor sensual, floral, dulce y un poco picante). . Además también te hablaban y cantaban, ese día La Niña se relajo tanto en su casa, que se volvió la experta en hablar con la naturaleza, se volvió especial. Descubrió su talento y podía ayudar traducir lo que la naturaleza quería, así el mundo se volvió mejor y se acabo el calentamiento global.
Aquel día, doña Nora, como todas las mañanas de lunes, se disponía a realizar sus tareas domésticas. La primera de ellas: lavar. Abrió con tosquedad la lavadora. Cuando iba en la tercera prenda a echar, se percató de un extraño ruido. Sin miramientos, volvió a lo suyo. Lo que ella no sabía era que al lado izquierdo de la tina estaba una pequeña ardilla. Que, para su desgracia, estaba atascada entre los cables, y si no lograba salir antes de que doña Nora encendiese la máquina de lavar, moriría. Apurada, comenzó a roer el cable entre su diminuta cintura que la mantenía prisionera. Rápidamente, un pensamiento le advirtió sobre esta acción y que sufriría el mismo destino si la lavadora se encendiese. Sin otra opción, decidió romper el voto al que todos los animales del mundo están atados por antonomasia, el cual trae consigo consecuencias fatales a cualquiera que osase romperlo. Decidida a salvar su vida, llamó por auxilio a la presurosa mujer. Esta, al oír el tierno y peculiar llamado desesperado, paró su quehacer para poner atención. Buscó y buscó el origen de la vocecita hasta dar con ella. Extrañada por aquel maravilloso suceso, liberó a la pobre ardilla. La alegría por haber sido salvada de las garras de la muerte duró muy poco cuando se dio cuenta de que ahora otro peligro fatal se cernía sobre ella, y era la pena que El Consejo le daría por haber roto el más grande secreto del Reino Animal...
**Binomio fantástico** Ser: Pajarito Objeto: Flauta Proposición: con Historia Como todas las tardes, Bruno un pajarito plumirojo de patitas cortas, entonaba sus alegres melodías antes de irse a guardar para la noche, una de esas tardes veraniegas de mucho viento, mientras entonaba sus últimas notas del día, Bruno escuchó muy cerca que algo entre los matorrales estaba imitando su canto, pensó que solo lo imaginaba entonces quiso comprobarlo y volvió a repetir las últimas notas de su canto, yyyyy siiiiii!, tenía razón, Quién anda por ahí!! gritó sorprendido y con un poco de temor por no identificar de quién venía el canto, -tranquilo pajarito!!- Se escuchó claramente, -aquí abajo!!, Hey!! -, Bruno, buscó y era una pequeña flauta negra, de esas de viento con trazos elegantes y finos. -¿Quién eres tú?- preguntó bruno -y por que me imitas?-, Soy Melody, una flauta encantada y estoy perdida en el bosque desde hace varios días, disculpa por imitarte pero sin mi humano no se otras melodías.   -Hola Melody-, que triste tu situación, voy a ayudarte a buscar tu casa, dime como sonaba tu hogar antes de perderte?, Mmmm, Sonaba un arroyo, una bandada de loros como al medio día, una dama cantaba cada mañana -esta vida loca- y todas las tardes un perro ladraba de manera muy lenta cada vez que mi humano estaba entrando a casa. Perfecto, esta noche puedes quedarte aquí, mañana voy a explorar y buscaré tu hogar. Bruno salió al amanecer y después de un par de horas volando al norte de donde estaba, a lo lejos escuchó a la bandada de loros, se acercó y confirmó con el líder, que el perro que ladra lento junto al arroyo está a 4 melodías de ahí hacia el este. Regresó por Melody y le contó la buena noticia, Melody entonó una melodía de alegría que nunca había cantado antes y no sabía cómo era posible, Bruno, bruno, escuchaste eso?!, -claro que escuché- dijo Bruno, -como no escuchar es el canto más alegre que jamás había escuchado-, Melody con profunda alegría se dió cuenta que perdiéndose se encontró, sintió que tal vez ya no quería volver por esta nueva sensación, al menos no de inmediato, y dejó de sentirse perdida, y pospuso su regreso por un tiempo. Bruno, incluyó a Melody en su bandada y fue el inicio de un autodescubrimiento y una gran amistad que le dió un mejor propósito donde ya no dependía solo de las partituras y horarios de ensayos de su humano, ahora había descubierto en la naturaleza y en su interior todo un mundo de nuevas melodías, Bruno como un experto en cantos libres, fue parte y guía de este autodescubrimiento, y con su nueva amiga hicieron una especie de dúo increíble donde improvisaban de manera natural melodías nuevas y alegres que a cabo de un tiempo y a pesar de volver a casa, Melody se escapaba al bosque para junto a Bruno deleitar con su repertorio que hizo de una tragedia una amistad y una historia de lindas melodías en el bosque, que se hizo muy reconocido como "el bosque de las canciones".   Fin.
El gato- contra el espejo El gato Venus vivía cómodamente con su familia, dormía hasta muy tarde y comía siempre cosas deliciosas que su mama le preparaba. Sus hermanos mayores, Juan y Abraham siempre le compartían todo lo que tenían, y jugaban con él cada que Venus se los pedía. Era muy feliz, hasta que un día su mama llego con un objeto grande y brillante, al asomarse vio un pequeño animal peludo y suave, nunca había visto algo parecido pues el normalmente nunca salía a la calle, ¿para qué? todo lo tenía en su hogar. No soportaba pasar por ese objeto pues ese animal parecía burlarse de él, incluso se sentía amenazado, un día cansado de la mirada de aquel extraño ser, se le enfrento y luchando hasta el cansancio contra su amenaza, por fin pudo eliminarla pues ese objeto que contenía el enemigo cayó al suelo, después de la gran batalla y roto en mil pedazos por fin desapareció. Sin embargo, uno de esos pedazos se clavó en el cuerpo de Venus lastimando profundamente a este animal. Venus se desvanecía y al emitir su ultimo maullido pensaba; por fin pude véncelo. ya estoy feliz otra vez.
**El condor de la casa grande** Un condor se había adueñado de una casa enorme, una en la cual el podía controlar un mundo entero. El había llegado ahí por mera casualidad, simplemente volando por la ciudad, y un día la vió. Una casa enorme y lujosa, de pilares sacados de estructuras ateniences, de colores amarillos sepia y de una estructura tan imponente que no cualquiera podría entrar ahí facilmente. Anonadado, el Condor, se encaprichó con entrar a esa casa, pues cuando le preguntó a sus amigas aves le dijeron, que si entraba, tal vez podría obtener control sobre todo el bosque Andino y el sabiendo que era el ave más grande del lugar y con la vanidad de ser aquella de cuello blanco y cresta pronunciada decidió que aquella casa sería suya. El Condor trató de entrar, codeandose con las demas aves pertencientes a esa casa y en un inicio no lo logró, pues era torpe y no sabía como manejar todo aquelllo que rodeaba el lugar, sin embargo, con el paso del tiempo empezó a aprender y poco a poco usaba su imponencia, sus enormes alas y su gran tamaño con respecto a los demás, para intimidar y manipular a todos los que estaban ahí con el. Llegado el momento aquel Condor ambicioso tomo el control de aquella casa y así se adueño de todo el terreno de las montañas andinas. Los demás pajaros, enojados por todo lo que el les había quitado decidierón entre todos retomar la casa, mientras el se regocijaba. En ese momento todos los demás pajaros entraron a su habitación y a picotazos lo desplumaron hasta que el condor, ya herido decidió soltar aquella casa llena de poder para devolverlo a sus dueños originales.
**El mapache detrás de la cortina** Osuke era un niño bastante tranquilo en general. Disfrutaba de levantarse cada mañana con los primeros rayos del sol que aparecían en su ventana y leer historietas antes de acostarse. Como cada mañana, ese sábado de primavera se levantó y fue a correr las cortinas de su ventana para admirar las flores de cerezo bajo la luz aún indirecta del sol que subía tras las montañas. De pronto, Osuke notó que un mapache iba corriendo entre los cerezos, seguido por un zorro. El mapache saltó a una rama baja de un cerezo y con gran agilidad llegó a la parte más alta, pero el zorro no se rindió. El mapache empezó a correr por entre las ramas altas hasta que llego a la ventana de Osuke, que se había asomado por la ventana para ver tan curiosa escena. De un salto el mapache entro en el cuarto del niño y se escondió detrás de la cortina. El zorro se quedó buscando una forma de subir hacia donde estaban ellos, pero después de un rato se dio media vuelta y se marchó. Osuke, que se había quedado anonadado con lo que acababa de pasar, por fin reaccionó y movió las cortinas. De pronto, escuchó una voz. -No me hagas daño- -¿Quién dijo eso? -dijo Osuke asustado. -Pues yo -respondió el mapache saliendo de atrás de la cortina- ¿ya se fue el zorro?- Osuke asintió con la cabeza, no estaba seguro de que hacer en esa situación. -No tengas miedo -dijo el mapache- Mi nombre es Shokichi-. Pero Osuke no se movió, seguía helado. Shokichi lo miró con curiosidad. -Entonces nunca habías visto a un *tanuki* con poderes*,* ¿cierto? - Osuke negó con la cabeza. -Tranquilo, somos pacíficos. Aunque ese zorro casi me “pacifica” para siempre -dijo en tono burlón con un amago de risa fingida- Me quitó un poco de pelo de la cola ahora que veo bien. Que fastidio no poderme transformar a voluntad todavía, le hubiera dado un buen susto. En serio -. Osuke miró su cola y se dio cuenta de que Shokichi también tenía una pequeña herida que le sangraba. -Espera un momento, por favor -dijo yendo hacia su escritorio, todavía sentía los músculos tensos por la sorpresa- déjame ayudarte con la herida. Tomó un pequeño botiquín que tenía guardado en el escritorio, sacó un pedazo de algodón, jabón y una venda. Dejó todo cerca del *tanuki* quien vio todo con curiosidad y fue a buscar un poco de agua en el baño que quedaba frente a su habitación. Regresó con un pequeño vaso con agua y se acercó a Shokichi. -Esto te puede doler un poco, pero te vas a sentir mejor en seguida -dijo. Shokichi, por instinto, se escondió rápidamente detrás de la cortina de nuevo. -Te prometo que después te vas a sentir mucho mejor -dijo Osuke en el tono más amable y sincero que pudo- No te quiero hacer daño, en serio-. Shokichi miro al niño desde detrás de la cortina y lentamente salió. Osuke se acercó y con cuidado limpió la herida del *tanuki,* al principio este hizo gestos de dolor, pero una vez que su pequeño médico terminó de ponerle la venda se sintió mejor. -Gracias -dijo Shokichi- eso se siente mucho mejor ahora-. -No hay de que, ¿Shokichi? - -Así es -dijo en tono amable- por cierto, tú no me has dicho el tuyo-. -¿El mío? -dijo confundido- Ah, claro. Mi nombre es Osuke-. -Osuke… -dijo pensativo el *tanuki*- ¡Claro! El que ayuda- Osuke asintió. -Fue una suerte haberme escondido tras tu cortina, en ese caso -los dos rieron- Bueno. Muchas gracias, Osuke. Debo continuar con mi viaje-. Y de un salto, Shokichi se fue por la ventana. Osuke corrió y alcanzó a ver por última vez la cola vendada del mapache.

Sincronía de Amor
La mariposa estaba muy pensativa, un día mientras observaba a una niña, desde la punta de su nariz…, —"Cómo sería su vida si fuera esa niña…Qué haría si así fuera”, —imaginó.
De pronto fue consciente de que la niña también la observaba con infinita devoción y detenimiento. Sintió un ligero choque eléctrico que la impulsaba a revolotear con frenesí, sin alejarse de ella, quien a su vez daba vueltas, en sincronía con el aleteo de tan delicada criatura, con una fascinación tal, que sólo podía emitir pequeñas risitas, que la incitaban a bailar con cada parte de su ser.
Mientras que, este acto a la mariposa le provocaba volar cada vez más alto y más lejos… la niña al notar esto corrió tras la mariposa sin perderla de vista, entre tanto, la niña corría para alcanzar a la mariposa, pudo ser cada vez más consciente de su cuerpo y cómo su corazón se aceleraba…, al tiempo que recuperaba su ritmo habitual, en segundos, para volver a revolucionarse, en sintonía con el aleteo de la mariposa…, quien de pronto se posó nuevamente sobre su nariz, con su delicadeza característica, para después volar a toda velocidad y tan alto que ya no la pudo ver…
A pesar de ello decidió esperar a que apareciera de nuevo, sin éxito. Con su mirada fija en el horizonte, suspiro tranquilamente, todavía con la intensa sensación de alegría, frenesí y temor, euforia, cansancio y alegría, que se transformó en nostalgia y felicidad plena… que no supo cómo nombrar, aunque anhelaba volver a sentir…
Más tarde le preguntó su madre profundamente enternecida e intrigada, por saber cuál sería la respuesta de la niña… —¿Pasó algo hija, por qué miras tanto hacía la ventana…? En cuanto la niña empieza a describir su experiencia…la señora comienza a sentir cómo se recrea dicha experiencia en su interior…y suspira esbozando una ligera sonrisa… "Ay mi vida, por supuesto que la vivirás… una y veces más…” Sólo dime lo que sientes, ahora que me lo has compartido…, ¿Triste, desahogada, o más feliz y con ganas de bailar de nuevo? A lo que la niña responde…¡¡¡FELIZ!!! —En medio de un baile espontáneo y frenético. ¿Cómo se llama eso mami? —dijo la niña con presteza. Eso se llama Amor, mi niña…es de lo que está hecha la naturaleza y la vida. Que bella experiencia hemos tenido, mi amor. Dijo la madre a la niña, mientras se miran con ternura la una a la otra.

El lobo tras el sillón. Era el invierno mas frío en los últimos diez años, 30 centímetros de nieve en los últimos 2 días y temperaturas por debajo de los veinticinco grados centígrados bajo cero hacían imposible el salir de la cabaña y caminar los 13 kilómetros de vereda hasta el pueblo. Si bien se trataba de un lugar acogedor en verano, no estaba realmente adecuado para un invierno tan crudo. Incrustada en la cara de la montaña, la estructura de madera por lo general cálida, ahora se tornaba húmeda y fría tras ya quince días soportando la presión de la nieve sobre el tejado y las paredes. El insuficiente fuego de la pequeña chimenea apenas mantenía seco y cálido el ambiente de la mitad de la sala. Las ventanas congeladas en conjunto con unas cortinas ya ten frías que al tacto resultaban húmedas daban la sensación de que de un momento a otro la nieve entraría cual avalancha al interior de la cabaña. Durante estas ya 2 semanas de encierro los víveres se habían terminado ya. Quedaba gas en la estufa para preparar quizás tres comidas más y la leña para la chimenea había sido sustituida por los muebles mas prescindibles, solo restaba el viejo Sillón, una silla y la cama, de los cuales únicamente la silla permanecía seca gracias a la chimenea. El sillón y la cama se habían humedecido un tanto debido a su cercanía con las paredes. Mientras tanto el Lobo platicaba con su viejo Amigo, eran ya tres inviernos desde que se había separado de su manada y se dedicaba a rondar los alrededores del pueblo en busca de animales pequeños y restos dejados por los habitantes. La conversación se desenvolvía en torno a la gran nevada y el hambre que el Lobo Sentía hace ya días. El Lobo nunca había visto a su Amigo, platicaba con el dentro de su madriguera, pero no sabía cómo es que su Amigo existía dentro de esta. Sin embargo, no le daba importancia, a fin de cuentas, era alguien con quien platicar. Tras preparar un café instantáneo con un poco de la mantequilla y chocolate restantes y alimentar la chimenea con el respaldo de la silla, nuestro Inquilino se dispuso a mover el Sillón más cerca de la chimenea para secarlo lo mas posible y volverlo leña al día siguiente. Éste rechinó al ser arrastrado por el piso y dejó escapar un aroma muy particular y cierto calor desde su respaldo. Tras escuchar a su Amigo chillar, el Lobo se arrastró hacía la zona mas profunda de su madriguera tratando de localizar la fuente del chillido. Después de unos segundos olfateando y tratando de discernir alguna figura en la obscuridad se percató de una tenue entrada de luz. Nuestro Inquilino se dio cuenta de que el Sillón tenía una zona un poco mas seca en su parte central trasera, Después de una breve examinación de la parte de la pared antes oculta por el Sillón se dio cuenta de que esta tenia una pequeña rendija en el vértice con el piso, rendija de la cual emanaba este calor y particular aroma. La voz de su Amigo se escuchaba cada vez más lejos, por lo que el Lobo le preguntó si se iba a ir de su madriguera. Su Amigo lo tranquilizó y le dijo que pronto se iría, pero que podían platicar una última noche. Al día siguiente, con el sillón mas seco, nuestro Inquilino comenzó a despedazarlo separando el forro y el relleno de la madera. Agregó un poco de los materiales al fuego de la chimenea avivando el fuego. Su viejo amigo se despidió del Lobo diciéndole que su carne y huesos servirían para salvarlo a él y a otro amigo. Tras estas palabras, el Lobo escuchó como su Amigo era despellejado y sus huesos tronaban como si se quemaran. La luz que entraba a su madriguera se intensificó junto con el calor, fue la última vez que platicó con su amigo.
**El hombre tras la ventana** En el departamento del Señor Sinclair, sus hijas gemelas corrían entre risas y murmullos. Betty y Verónica habían encontrado un roedor atrapado en una trampa casera y lo querían rescatar. Le armaron una casa improvisada en una caja de cartón. Su tía al notar que algo tramaban las siguió hasta el escondite en donde ocultaban al “Sr. Ratón”. Al descubrirlas, las acuso con su padre quien las castigo encerrándolas en su cuarto a reflexionar sobre lo que hicieron. Aburridas y sin nada que hacer comenzaron a observar por las ventanas en busca de aventuras y notaron que un señor actuaba de manera extraña. Caminaba de un lado para el otro y maldecía entre dientes. Al hacerle seguimiento a través de las ventanas, Betty se dio cuenta que alguien estaba amarrado a una silla. Intentaron decirle a su padre y a su tía, pero ninguno le hizo caso. Decidieron tomar el problema en sus manos y se escabulleron al edificio vecino, no sin antes rescatar también al “Sr. Ratón”. Entraron al edificio y Betty toco a la puerta del hombre haciéndose pasar por una niña exploradora vendedora de galletas para distraer al hombre mientras Verónica y el “Sr. Ratón” trepaban por las escaleras de incendio hasta la ventana en donde se encontraba el hombre atado en la silla. Betty no pudo distraer más al hombre y este entro a su casa antes que Verónica pudiera salir. Al percatarse que el hombre se acercaba al cuarto se escondió entre unos estantes del cuarto. El hombre maldecía y golpeaba al joven de la silla en cuanto el Sr. Ratón se escabulle de entre los brazos de Verónica hasta los brazos atados del hombre. Empieza a morder la cuerda para liberarlo y en simultaneo Betty empieza a trepar por las escaleras de incendio para salvar a su hermana. El Sr. Ratón por fin logra romper la cuerda y el hombre se levanta de manera muy molesta y golpea a su raptor. Betty abre la ventana del cuarto y Verónica escapa, pero el Sr. Ratón sigue en la habitación y Verónica quiere rescatarlo. A medida que la pelea crece entre los hombres, un estante cae encima del Sr. Ratón y muere. El hombre que estaba en la silla logra escapar por la ventana y se lleva a Betty y Verónica del lugar. Les agradece por haberlo salvado, a lo que Verónica responde: “No fuimos nosotras, fue el Sr. Ratón”.

El Hipopótamo y la olla

El hipopótamo Apolo vivía en el zoológico, vivía solo en una enorme laguna rodeada de pasto y árboles, vivía solo porque era diferente a los demás, era mas pequeño y su manada lo había rechazado, no podían verlo porque lo maltrataban, y el no entendía por qué, los encargados del zoológico intentaron en varias ocasiones juntarlo con la manada, pero no funcionó y entonces decidieron separarlo.

El hipopótamo Apolo vivía triste en su enorme laguna, dormía todo el tiempo, de pronto se metía al agua, salía, y no encontraba una razón para vivir, lloraba todas las noches al sentirse rechazado por su manada. Todos los días lo visitaba Edwin el encargado de darle la comida, él llegaba todos los días con una olla grandísima con su comida, ese era su momento mas feliz del día, porque Edwin lo acariciaba y le contaba sus historias, pero cuando Edwin se iba, todo volvía a la normalidad y el hipopótamo Apolo volvía a sentirse triste.

Un día, Edwin tuvo una emergencia en otro lugar del zoológico, tuvo que salir corriendo y olvidó la olla en la que le llevaba la comida al hipopótamo. Al llegar la noche, el hipopótamo Apolo comenzó a llorar como todos los días, desconsolado pedida ayuda y le pedía al bosque un amigo para divertirse, de pronto escuchó una voz que le decía “aquí estoy para ti, no estás solo, ¡yo puedo ser tu amigo!, el hipopótamo Apolo asombrado no lograba descifrar de dónde venía la voz que le hablaba, por un momento pensó que estaba loco, y comenzó a caminar desesperado buscando la voz, de pronto, volvió a escuchar “estoy aquí amigo” y la olla se movió, ahí entendió que la voz venia de la olla.

Aterrado el hipopótamo Apolo, se limpiaba sus ojos con sus enormes patas, quería saber si lo que estaba viendo y escuchando era real, luego de un silencio Apolo pregunto: ¿Quién eres tú? ¿Por qué quieres ser mi amigo? La olla le respondió que era la olla de su comida, que siempre lo veía a la hora de sus comidas y que sabía que se sentía triste y sólo, y por eso planeó con sus demás amigas, las ollas la forma de poder quedarse solo con el en la laguna, juntas todas las ollas armaron el plan, y pidieron ayuda a la manada para que reportaran una emergencia y así Edwin tuviera que salir corriendo y se olvidara de ella, y de esta forma ella pudo quedarse esa noche para acompañarlo. El hipopótamo Apolo escuchó con atención, luego le dio un abrazo gigante y fuerte a la olla que dejo algunas hundidos en ella, le pidió ser amigos por siempre, y es así como desde ese día el hipopótamo Apolo y la Olla fueron amigos inseparables y nunca más el Apolo Volvió a sentirse solo.

“No debemos perder la esperanza de un mundo mejor y de que los sueños se cumplen”
Vane

El gato tras la nevera

Jess era un gato muy hambriento y se la pasaba merodeando una casa donde vivía una nevera llena de alimentos
Un día Jess se le ocurrió la idea de enamorar la nevera para así tener alimentos frescos
Ese día Jess le llevo flores de jardín y con vos poética le dijo: en tu estructura veo la dulzura y pureza que guardas dentro de ti como estas flores que con amor yo traigo para ti
La nevera sonrojada le respondió, si es amor yo te daré mi corazón, pero si no lo es yo con papas te echare.
El Gato pensativo en un instante reacciono y dijo: yo no quiero romper tu corazón, pero si quiero saber mas de ti, por que en el instante que te vi se que me ayudaras a sobrevivir.
La nevera conmovida le dijo: si todos los días tu traes algo lindo para mi como esas flores de jardín yo sin dudarlo te puedo compartir algunos alimentos que te ayudaran a subsistir
desde ese momento la nevera decidió abrirle su corazón y asi todos los días el gato con flores de jardín sin pensarlo se enamoró.

El Perro sin su Pelota

Un día soleado Pancho, el perro más adorado, salió a tomar el sol mientras su ama rociaba su jardín con agua. Antes de que saliera, su ama le dijo, “Pancho, no vayas a salir con tu pelota nueva ya que se va rodando por la colina.” Pancho era un perrito de tres patas que, aunque eso no era un impedimento le dificultaba bajar por la colina. Pero, Pancho no hizo caso, el creyó que esta vez él iba a estar más pendiente de su pelota y no la iba a dejar rodar como las otras 7 pelotas. Él sabía que si la pelota salía rodando y el saldría detrás de ella.

La pelota al escuchar lo que dijo la ama de Pancho se asustó y le empezó a decirle a Pancho, “Ay, por favor no me lleves contigo. Déjame en la casa con los demás juguetes”. Pero, Pancho tampoco le hizo caso. Pancho se acostó a tomar el sol y estuvo super pendiente de su pelota hasta que paso una hermosa mariposa. Cuando menos pensó, la pelota se estaba rodando. “Ayudaaaaa!!” grito la pelota. Pancho al darse cuenta salió corriendo tras la pelota, pero no lograba alcanzarla, sin embargo, él no se dio por vencido.

Pancho corrió hasta al final de la colina en donde encontré no solo su pelota nueva, sino que a las otras 7. Pancho no podía de la felicidad y tampoco todas las otras pelotas. Debido a que Pancho no podía subir con las 8 pelotas, le toco subir la colina y decirle a su ama para que lo acompañará a recoger las pelotas.

Al fin del día Pancho estaba rendido de haber corrido, subido y bajado la colina y de nuevo subirla. Él aprendió una gran lección, él debía obedecer a su ama, ya que ella sabía lo que era mejor para él. A partir de ese día, Pancho se convirtió en un perro más responsable y atento a las indicaciones de su ama. Aprendió a disfrutar del sol, del jardín y de la compañía de su ama.

Binomio fantástico
_Me encanta Rodari _

Consiste en enfrentar dos elementos extraños y hacerlos convivir. (En una historia)

Según Rodari Perro y caballo no combinan, así que se debe descontextualizar “Las palabras deben ser liberadas de las cadenas verbales cotidianas”

Ej: Perro y armario
agregar preposiciones : a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hasta, hacia, para, por, según, sin, so, sobre, tras.

Para crear tu binomio fantástico sigue estos pasos:

Elige un ser vivo u animal
Elige una cosa u objeto
Únelos por medio de una preposición
Escribe una historia a partir del concepto creado (ser + preposición + cosa)

Hola a todos, les comparto el siguiente vínculo por medio del cual pude descargar el libro La Gramática de la Fantasía
https://uacmtalleresliterarios.wordpress.com/como-disenar-ejercicios-literarios-eficaces-textos-indispensables/la-gramatica-de-la-fantasia-de-gianni-rodari/
Me atreví a compartir el vínculo para compartir el libro dado que Gianni Rodari murió el 14 de abril de 1980, según las leyes internacionales de derechos de autor, en concordancia con el Convenio de Berna, a los 50 años de la muerte del autor, las obras pasan al Dominio Público

Binomio: Ventana y Ballena

Preposición: La ventana bajo la ballena

Título: 3 días y 4 noches.

Era una mañana tranquila y despejada, sin embargo, los vientos de agosto eran señal inequívoca de que la temporada de apareamiento estaba por iniciar, fue en ese momento cuando la ballena Willy se dió cuenta de que se le había hecho tarde para llegar al sur e inició su marcha instintiva a paso firme para alcanzar a las ballenas que ya habían iniciado su viaje unos días antes.

A solo unas cuantas millas de haber iniciado su travesía, Willy se encontró el cardumen de peces más grande que vió en su vida, tenia una extensión en si mismo de varios kilómetros y gracias a que todas las ballenas habian partido hace días, el cardumen era solo para él.

Willy siempre fue conocido por su apetito voraz y esta era la oportunidad perfecta para darse un banquete que habría sido imposible si estuviere acompañado de otras ballenas igualmente hambrientas.

Willy pasó 3 días y 4 noches comiendo sin parar, danzando en medio de aquel cardumen infinito, disfrutando de un festín reservado sólo para él.

Al final de la cuarta noche, Willy estaba completamnete satisfecho, ya no podia ingerir un pez más, definitvamente era momento de partir nuevamente, sin embargo las probabilidades de llegar a tiempo para el apareamiento eran escazas, incluso si nadaba con todas sus fuerzas no lograría llegar dado que todos los grupos le llevaban al menos 2 semanas de ventaja. Aún así, Willy (siempre optimista) decidió arrancar a toda velocidad.

No pasó mucho tiempo para darse cuenta de que en efecto había comido en exceso, sintió nauseas, un fuerte mareo y le fue imposible seguir nadando. A pesar de ser una gran ballena Willy aún necesitaba respirar aire y no podia salir a la superficie - Willy se estaba ahogando-.

A punto de perder el conocimiento y sin poder moverse, Willy vió una gran ventana en el fondo del lecho marino, en ese momento penso que estaba delirando por la falta de oxígeno, aquella extraña figura rectangular no se parecía a nada que hubiera visto antes y aún así, estaba a punto de ser devorado por ese gran objeto que resaltaba por su claridad y transparencia.

Willy despierta, lo primero que ve es aquella ventana, ya no parece tan grande, pero tampoco tan desconocida, simplemente es una ventana, su mamá le llama - Willy, es hora de desayunar- ¡era solo un sueño!, exclama Willy aliviado, pero con la extraña sensación de llenura que solo deja haber comido sin parar durante 3 días y 4 noches.

La mujer y el lago

Cuenta la historia que estaba una mujer sentada en la orilla de un lago, y aparece un joven hombre de aspecto delgado, alto y con una hermosa barba. Ella se enamoró, apenas lo vio y él al mirar su hermoso y juvenil rostro quedó impactado.

Siempre se juntaban junto al lago a conversar largas tardes, hasta que un día, después de tanto reír juntos, se miraron fijamente él al otro y no pudieron contener su amor y se dieron un apasionado beso, junto a la orilla del lago.

Inició una bella y emocionante historia de amor, en donde la muchacha se sentía muy segura y amada por este hombre que la hacía sentir muy importante para él. Y todos los días al finalizar la tarde iban al lago a conversar sobre su día y reír muy cariñosamente, pues ellos realmente se entendía muy bien.

Una tarde de esas, él, había tomado la decisión de que ya era el momento de dar el siguiente paso y le lleva un anillo para proponerle matrimonio, junto al lago.

Ella muy emocionada acepta e inmediatamente ponen fecha para el día de a celebración que sería dentro de un mes. En esos días los dos jóvenes estaban en los preparativos de la boda. Pero un día la joven recibe una noticia de que su amado había caído enfermo y estaba en el hospital.

Ella corrió apresuradamente al hospital y esa misma tarde sucede lo fatal, él falleció agarrando su mano y ella entristeció demasiado y salió corriendo hacia el lago donde lo conoció. En ese momento escucha una voz que le habla y era la del lago, él le estaba hablando y le dijo lo siguiente: “No llores más mujer, quédate con los hermosos momentos que pasaste con él, yo fui testigo de su amor, a veces no entendemos por qué la vida nos pone en estas situaciones, pero si lo hace es porque sabe que somos lo suficientemente fuerte para soportarlo”.

Ella no entendía como estaba sucediendo esto, pero estaba recibiendo un consejo del lago que había visto tosa su historia de amor con su amado y ahora ya no estará más con ella. El lago continuo mostrándole en sus aguas todos los momentos hermosos que pasó con él y ella hizo algo muy inesperado, se lanzó al lago y nunca más salió porque quería quedarse con esos momentos.

Ahora ese lago es llamado *“El lago de los enamorados”. Nos recuerda que el amor, lo traspasa todo y que no es algo que se fuerza a sentir y que cuando es para ti llegará y que mientras dure, vívelo y siempre vive el presente porque es lo único que tenemos.

Recomiendo leer un cuento de Oscar Wilde que creo, cumple con creces todos los puntos que se tocan en esta clase. El cuento se llama “El príncipe feliz” y cuenta la historia de una golondrina que se hace amiga de una estatua.
Es uno de mis cuentos preferidos y no pude dejar de pensar en él durante esta clase

La rosa y la niña >
La rosa abrió sus pétalos ante los rayos del sol, bostezo y sacudió sus hojas pues estas estaban cubiertas de roció -Una bella mañana como siempre, se dijo a si misma, decidió abrir aun mas sus pétalos y la luz del sol le favorecía muchísimo el rojo brillaba como llamas de fuego, ella se sentía mas radiante que cualquier otro día a medida que iba pasando la mañana y se acercaba la tarde la rosa observaba ansiosa a las personas que por allí caminaban, parejas de enamorados, ancianos, deportistas sudorosos y de repente se entristeció pues de tantas almas que por allí pasaban ninguna notaban su presencia, ni si quiera por un segundo se detenían a observarla, ella no se sentía amada, no sabia porque los humanos eran tan crueles de repente ante ella se detuvo una pequeña niña la observo con una gran sonrisa en su rostro, la rosa estaba tan feliz por fin estaba sintiendo lo que llamaban amor pero de repente y sin pensarlo dos veces la niña la arranco de la tierra, la rosa sorprendida, lloró, le dolía haber sido arrancada como era posible que esa pequeña niña hubiera sido tan cruel, entre llantos la rosa se resigno nunca conocería el amor cuando después de haber caminado varios pasos junto a la niña levanto su mirada y pudo ver que estaba frente a una anciana en una silla de ruedas, la niña extendió su mano y le entrego la rosa a la anciana -Mira abuelita, recuerdas que te gustan mucho las rosas? la anciana con lagrimas en los ojos la tomo y con una mirada llena de amor le agradeció a la niña. La rosa lo comprendió así que esto es ser amado, cerro sus ojos y disfruto la piel cálida de la anciana consintiendo sus pétalos, disfruto cada lagrima que rodaba por la mejilla de la anciana y caía en su tallo en su ultimo suspiro antes de morir entendió lo doloroso y bello que era el amor.

El unicornio y la caja de cartón Estaba el unicornio; Keira, trotando por un gran prado verde observando el atardecer cuando se percató qué había algo fuera de lugar en medio del prado. Al acercarse se percató qué había una gran caja de cartón, abandona a su suerte en la mitad. El unicornio no decide acercarse a la caja de cartón para llevársela entre su hocico a otro lado en donde no obstruyera la vista del atardecer, pero no contaba con que iba a despertar a la caja de su plácida siesta. —¿Quién se atreve a despertarme? —grita la caja furiosa. Keira se asusta y suelta a la caja dejándola caer. —Y ahora me dejas caer. —Dice la caja aún más enojada. —Lo siento. —Le dice Keira. —Pero no puedes estar en la mitad del prado. —¿Quién dice que no puedo? —Pregunta la caja. —Este es mi hogar y no puedes estar acá. —Le dice Keira e intenta coger otra vez a la caja en su hocico, pero antes de que eso pase la caja comienza a saltar alejándose, sin embargo, el unicornio se lanza sobre la caja impidiendo su huida. Cuando Keira se lanza contra la caja, ambas caen con la colina rodando. Una vez dejan de caer, Keira y la caja se quedan asombradas del atardecer, qué se ve aún más hermoso desde ese sitio. Keira empieza a reír y le dije a la caja. —Nunca había visto un atardecer tan bonito y tampoco al lado de una caja. —Es la primera vez que veo un atardecer y que conozco a un unicornio. —Dice la caja. Keira se da cuenta de que no por ser una caja de cartón significa que tiene que ser dejada a un lado y que ambas pueden estar en el mismo prado. —Mañana veremos el atardecer juntas otra vez. — Le dice Keira a la caja antes de irse para volver al día siguiente junto a su nueva amiga.

La alegría de la tristeza

Les contaré la historia de un viejo pueblo, el nombre de este se perdió en el tiempo, pero era un pequeño pueblo rodeado de un hermoso y alegre paisaje. Sus habitantes estaban siempre rebosantes de alegría y amor por la vida de todos los seres.
Un día sobre el pueblo se poso una nube gris y un viento helado sopló; en ese momento algo extraño sucedió con los habitantes, su alegría se fue apagando; pero por más que la ignoraban, esta se enterraba más como una espina, el silencio parecía inundar cada rincón.
En medio de este nuevo ambiente gris, una niña, a la que llamaremos María, decidió enfrentar este nuevo sentimiento de otra forma, en vez de ignorarla, decidió escuchar y aceptar.
María, llamó a este sentir tristeza, se dio cuenta que al aceptarla, apreciaba más cosas que antes no veía a causa de la eterna alegría. En ese momento, parecía que la lluvia inundaba sus ojos, cayendo como una cascada por sus mejillas. Su madre al verla así la abrazo y comenzó a llorar también, ambas sintieron una calidez inexplicable, y María sentía que su corazón se hacía más liviano, sentía que la tristeza la ayudaba a crecer.
María le dijo al pueblo que este nuevo sentimiento, no era malo, este, si lo aceptaban, les ayudaría crecer, sanar y reflexionar.
Los aldeanos poco a poco aceptaron el mensaje y se dieron cuenta que ambas emociones podían coexistir en armonía, así valoraban y apreciaban aún más los momentos felices.
Así, gracias a María todos encontraron la belleza aún en los días más grises y oscuros. Así como existen momentos felices, no debemos temer a los momentos tristes, cada uno nos enseña una muy valiosa lección.

La Flor bajo el espejo
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Cada mañana, luego de una noche lluviosa, despertaban sobre sus pétalos muchas lágrimas dulces. Incluso, existían días donde la brisa de la madrugada dejaba las mismas gotas dulces sobre sí. Algunas más pequeñas, otras más grandes pero siempre gotas.
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Jazmín, quien era una flor muy dulce y hermosa, se preguntaba a dónde iban esas lágrimas luego del amanecer. En algunas ocasiones, cuando la brisa estaba muy fuerte y sus pétalos se sacudían, las gotas caían sobre un espejo gigante que se encontraba a unos centímetros de ella. Esos días en específico, la dejaba pensando por horas puesto que con la brisa que corría ella podía ver una flor bajo aquel espejo. Una flor espectacular, de hermoso color blanco con centro amarillo y pétalos gigantes.
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Aquella flor bajo el espejo la dejaba soñando por horas, le despertaba muchas emociones, amor, atracción… y algunas veces hasta envidia, puesto que ella deseaba ser tan hermosa como aquella flor cuyo nombre desconocía.
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Una mañana, una de las lágrimas le saludó y Jazmín se sorprendió. ¡Las lágrimas dulces podían hablar! Entonces, a partir de ese momento Jazmín decidió iniciar una investigación sobre aquel espejo gigante que se encontraba cerca de ellos y donde los rocíos (ahora ya conocía el nombre de las lágrimas dulces) solían caer luego de resbalar de sus pétalos por el movimiento.
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- La verdad no sabría decirte, Jazmín. - Rocío trataba de hacer memoria, se detuvo unos segundos y luego continuó.- Cada vez que resbalamos caemos en un profundo sueño y solemos despertar al día siguiente.
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Jazmín, luego de que su amiga Rocío resbalara por accidente en mitad de su conversación al espejo, no quedó satisfecha con aquella respuesta, puesto que realmente no le había brindado alguna información que ella considerase útil. Razón por la que decidió emprender ella misma su viaje. Necesitaba hablar con la flor bajo el espejo y que le contase sus secretos para ser tan hermosa.
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Al anochecer, Jazmín con mucho esfuerzo se fue acercando hacia aquel espejo, mientras más se acercaba más gigante se veía. Dentro de sí, tenía un montón de emociones revueltas y en ocasiones titubeaba, sin embargo, fortalecía sus pensamientos y recordaba su objetivo. Una vez se encontró suficientemente cerca, respiró profundo y comenzó a presentarse.
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En ocasiones el espejo se movía, por lo que la imagen de la flor bajo él se dispersaba un poco. Allí, Jazmín se detenía y esperaba pacientemente una respuesta de parte de aquella flor, pero no lograba obtener respuestas. Así que cada vez se acercaba más y más hacia el espejo, hasta que estuvo rozando el borde de la cima en la que se encontraba.
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Su frustración incrementaba con cada segundo que esperaba y no obtenía información de parte de aquella flor. Un poco molesta y ofendida, decidió darse vuelta y retornar a su lugar en el jardín pero de lo cerca que se encontraba del borde, tropezó y cayó sobre el espejo, quedando atrapada dentro de él.
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Buscó a su alrededor aquella flor y no la vió por ningún lado. Entonces, el espejo le habló con voz susurrante: Aquella flor eras tú reflejada en mi interior.

El niño contra el balón



****Nada parecía estar bien en el vecindario, ya que existía la posibilidad de estar embrujado, se cuenta la historia de un niño que falleció por un balonazo en la cara que termino con su vida, este niño solía ser el mejor jugador de la cuadra en aquel entonces nadie podía con sus habilidades estaba demasiado avanzado por el hecho de que el secreto de este gran personaje era el siguiente este niño fue criado por indígenas que lo educaron bien con grandes valores y este muchacho desde temprana edad hacía bástate ejercicio y se levantaba alas cuatro de las mañana para entrenar todos los días lo hacía lo imposible, ya que desde muy pequeño se dio cuenta de la gran diferencia social y de su sueño que era ser parte de un grupo importante de futbol para poder demostrar que se puede lograr cualquier cosa, pero como todas las envidias existen y los vecinos se dieron cuenta de su potencial dijeron hay que modificar el balón con un material y una densidad más elevada entonces cada vez que le trataban de pasar el balón lo asían con intención de lastimarlo dándole balonazos hasta que logran lo cometido le dan con tanta fuerza en el rostro hasta desnucarlo que el pobre niño muere desnucado de un balonazo y después de ese suceso se dice qué se pasaron del límite no calcularon las consecuencias de sus actos después de aquel trágico accidente se dice que deambula un niño con un balón intentando jugar limpiamente.

La niña para el violín

Un almacenista distraído y un transportista aburrido de su trabajo fueron los causantes de este error, en el que Dally, un pequeño violín de medida de 1/8, se colara en un pedido de violines de tamaño 4/4. El pequeño Dally estaba ansioso por hacer sonar sus cuerdas, por vibrar con las más bellas melodías de Chopin, de Bach y de Beethoven, o quizás divertirse tocando rock y pop, él daría lo mejor de sí para ser el compañero ideal de mil y un conciertos. En sueños, podía sentir el cálido roce de una pequeña niña violinista, soñaba con posarse sobre su hombro y se estremecía pensando en cómo su arco bailaría al son de la música emitida por esta gran dupla.
Tras días de espera en un viaje que prometía jamás terminar, Dally llegó a su destino: una tienda de instrumentos musicales. Vio cómo cada uno de sus compañeros era desempacado por el dueño con serenidad y aprobación; sin embargo, cuando fue su turno, observó el desconcierto de Samuel, el dueño de la tienda. Lo vio alejarse, tomarle una foto, realizar unas llamadas, enviar un correo electrónico, volver a hacer unas llamadas, mover la cabeza en señal de negación, alzar la voz con tono de reprobación y, finalmente, colgar el teléfono emitiendo resoplidos. Samuel se quedaría con Dally, aunque su tienda se especializaba en instrumentos de alta calidad para músicos profesionales. Esto distaba mucho de lo que Dally era, un violín de calidad básica y de tamaño para niños.
Muchas personas pasaron cerca de Dally, todos miraban al resto de violines, los examinaban, solicitaban probarlos y compraban alguno, casi siempre ignorando a Dally. Día tras día él se sacudía el polvo mientras esperaba a aquella diminuta doncella que veía en sueños.
Cierto día llegó un violinista a la tienda, estaba en búsqueda de cuerdas para su instrumento y lo acompañaba un niño, su hijo. El pequeño era muy curioso y rápidamente notó a Dally, y exigió que lo dejaran probarlo. Su padre intentó explicarle cómo debía sujetarlo, pero el niño, sin querer oír, tocó las cuerdas de Dally cual si se tratara de una guitarra, lo que no solo emitió un estruendo, sino que causó un gran dolor en Dally por la fuerza con la que lo hizo. Colocando ya en la posición correcta a Dally, sobre el hombro del niño, este se dispuso a pasar el arco sobre él, toscamente las cerdas del arco rasparon las cuerdas de Dally, generando una sinfonía del horror. El niño se irritó, levantando a Dally por los aires y golpeándolo contra un estante. Dally, si hubiera tenido la capacidad de hacerlo, se habría echado a llorar, quería desaparecer, alejarse de ese pequeño ser causante de dolor y maltratos, anhelaba el consuelo de su verdadera dueña. Para desesperación de Dally, el músico, lleno de vergüenza por el comportamiento del niño, ofreció comprar el pequeño violín por las molestias causadas. Dally no cabía en su sufrimiento, adiós a los conciertos, adiós a las hermosas sonatas, adiós a un trato justo y una vida digna de violín.
Dally llegó a su nuevo hogar, lleno de desesperanza. El niño se dispuso a tomar a Dally; sin embargo, el violinista no lo permitió. Se lo entregó a Sofía, su adorable hija de siete años, como premio por haber sido una gran estudiante. Ella no lo podía creer, tomó a Dally con ternura, cual si se tratara de un indefenso cachorrito, lo acarició, lo observó con esos ojos de obnubilación con los que siempre había soñado Dally. Él sabía que no estaría en la vida de Sofía por siempre, pero no tenía duda de que, durante el tiempo que estuvieran juntos, su existencia tendría sentido. Ella no sabía que pronto crecería y tendría que cambiar a Dally, pero tenía la certeza de que jamás lo olvidaría y de que siempre sería especial en su corazón.

El hombre y el Celular.

Un hombre, obsesionado con la tecnología y los últimos avances, había comprado un celular de ultima generación y alta gama. Este equipo, orgulloso de su capacidad de memoria, sincronizo sus contactos, actualizo sus calendarios y agenda, priorizo las reuniones, descargo las aplicaciones que usaba, entre otras. Al terminar todo eso, le dijo al hombre: “Ahora tu vida es mas cómoda conmigo en tu vida, ya no precisas usar tu memoria ni recordar los eventos, tampoco es necesario recordar los números de teléfono importantes; pues, todas esas tareas las hago por ti.”

¿Ahora que puedo hacer?, pregunto el hombre.

Crear, diseñar y pensar. Ya que de las demás trivialidades me encargo yo.

La relación entre ambos era armoniosa y todo porque el hombre confío todas esas funciones a la memoria de su celular. Hasta que un día, yendo por la calle de su ciudad, le hurtaron su preciado equipo y otras pertenencias. Al suceder esto, el hombre que había confiado todo al celular, se quedo sin la noción de los compromisos que tenia, no tenia a quien llamar, porque tampoco recordaba los números y tendría que llegar a pie a casa porque todo lo hacia a través de transacciones en linea y no mantenía efectivo.

Desde día, el hombre aprendió que, algunos aspectos humanos no se pueden delegar a un celular.

Un ser: La montaña
Una cosa: celular
Preposición: El celular sobre la montaña.
El celular estaba al tanto de todo, en su calendario llevaba marcada la fecha del evento con el nombre de “Montaña Sagrada”, había una lista de chequeo con el mismo nombre, en la que ya se habían marcado todos los pendientes: conseguir el guía, comprar la tienda de acampar, comida enlatada, repelente, entre otras. Ese día sonó su alarma nombrada de la misma manera, Montaña Sagrada, a las 3:00 am, se sorprendió el día anterior, cuando Luis, su dueño, la programó. Él no acostumbra a levantarse nunca a esa hora. El celular sabía todo de Luis y esto estaba totalmente fuera de la rutina, rutina que se había acostumbrado a seguir sin alteración. El celular registraba, por medio del reloj, las pulsaciones de su corazón, aunque él iba cómodamente en el bolsillo del pantalón, se lamentaba por Luis, que jamás se había esforzado tanto como ahora. A pesar de toda la novedad, el celular aún sentía que todo estaba bajo control, pues tenía registrada la fecha de regreso, en dos días, y creía saber todo lo que vendría. De repente sintió que algo no estaba bien, no tenía señal, llevaba ya una hora sin ella. Nunca había estado así, al menos por tanto tiempo, necesitaba encontrar señal aunque fuera por unos instantes, ¿que acaso Luis no se daba por enterado? “pronto se enterará, cuando necesite hacer una llamada, enviar un mensaje, postear una foto, dar un like, saber algo, entonces saldrá corriendo a buscar un lugar con conexión” pero las horas pasaban y nada, la desesperación se potencializo cuando llegaron al lugar de destino, Luis descargo sus cosas, saco el celular del bolsillo, para depositarlo en una esquina de la carpa, ¡como si fuese cualquier otra cosa! Pasaron aún más horas y al parecer Luis se había olvidado de él, “imposible” se repetía el celular, nunca, en todo el tiempo en que Luis le había pertenecido a él, se había distanciado tantas horas, “él me necesita tanto” se repetía, “nada tiene sentido” volvía a lamentarse. Estaba allí, sin ser importante, sin ser utilizado, sin ser necesitado, sin ser contemplado, sin realizar el propósito para el cual fue creado. “¿De que sirve un celular sin señal?” Continuaba, no se sentía averiado ni en mal estado, ¿será así el resto de mi tiempo?, llegó a desear que se le agote la batería y no ser recargado nunca más, pensó que era mejor estar apagado que tener que soportar ese martirio, de no ser nada. Para su sorpresa la montaña se compadeció de él, “¿Por qué no haces igual que Luis?” le dijo, “¿a que te refieres?” respondió el celular, con impaciencia, “trata de entender quién eres tú aquí, donde no eres nada” “Pero estoy perdido, sin señal, no hay wi-fi, nada de nada, solo silencio, ¿dónde voy a buscar las respuestas?” dijo con mucho aburrimiento. “Pero esa es la razón por lo que ha venido Luis, por la vienen todos, por la soledad, que ya no se encuentra tan fácil y es tan necesaria, solo así se pueden encontrar las respuestas a las preguntas que de verdad importan” El celular no entendió a que se refería la montaña, pues él nunca tuvo preguntas, estaba seguro de saber todas las respuestas y tener todo lo que necesitaba, sin tan solo tuviese señal y energía, eso era lo real, lo único que importaba. “Pobre montaña”, pensó para sí, “tú nunca vas a tener señal y energía, por eso hablas de tantas preguntas, te falta todo” La montaña, que sabía perfectamente lo que el celular estaba pensando, aprendió una merecida lección, no puedes dar respuestas a quien no las está buscando, “para eso ha venido este celular, no para que yo le enseñe algo, sino para ser mi maestro”.

La bebé y el rayito de luz

Todas las mañanas al despertar la bebé, miraba hacia la pared fijamente. Su mamá que la observaba, veía que estaba mirando un rayo de luz generado por la luz del sol al pasar por uno de los huecos del tejado. La bebé miraba y miraba el rayo de luz, cerraba y abría los ojos en una muestra, de lo que su madre interpretaba como incredulidad. Cerraba y abría los ojos como si al hacerlo el rayo de luz fuera a reaccionar, como no funcionaba también le sacaba la lengua, pero el rayo seguía impávido. Su madre le explica a qué se debe el fenómeno y la bebé sigue mirando fijamente hasta que…la luz que estaba mirando desaparece, mira hacia otro lado y felizmente encuentra otra luz, hace lo mismo, cierra y abre los ojos, le saca la lengua…El tiempo pasa, el sol se mueve, y junto al sol, el rayito de luz…se fue, dice su madre… la bebé alza las manos y las baja decepcionada, diciendo: “pppffue…”

Había una vez un pequeño gato llamado Simba que vivía en un tranquilo pueblo rodeado de árboles altos. Simba era curioso y aventurero, y le encantaba explorar su entorno. Un día, mientras deambulaba por el bosque, se encontró con un majestuoso árbol, el más alto de todos.

Simba se sintió atraído por la altura y la belleza del árbol, y decidió trepar hasta la cima. Sin embargo, a medida que ascendía, se dio cuenta de que no era una tarea fácil. Las ramas eran resbaladizas y distantes, y el viento soplaba fuerte.

Pero Simba no se rindió. Con habilidad y determinación, se aferró a las ramas y continuó escalando. A medida que subía, la vista desde lo alto era cada vez más impresionante. Podía ver todo el pueblo, los campos y las montañas a lo lejos.

Finalmente, Simba llegó a la cima del árbol. Se sintió triunfante y emocionado. Desde allí, podía ver el mundo desde una perspectiva completamente nueva. Se relajó y disfrutó de la brisa fresca y la vista panorámica.

Mientras estaba en la cima del árbol, Simba escuchó un suave chirriar. Miró hacia abajo y vio a un pequeño pajarito atrapado en una rama, incapaz de volar. Sin pensarlo dos veces, Simba descendió rápidamente, saltando de rama en rama, hasta llegar al pajarito.

Con cuidado, Simba liberó al pajarito de la rama y lo sostuvo con suavidad en su boca. Lo llevó a un lugar seguro en el suelo y esperó pacientemente a que el pajarito recobrara sus fuerzas. Después de un rato, el pajarito abrió sus alas y voló hacia el cielo, agradeciéndole a Simba con un trino alegre.

Simba regresó al árbol, sintiéndose satisfecho y orgulloso de su aventura. Se dio cuenta de que, aunque el árbol era imponente y majestuoso, también era un hogar para muchas criaturas, incluyendo al pequeño pajarito. Simba aprendió que la grandeza no solo radica en la altura o la belleza, sino también en la capacidad de ayudar y cuidar a los demás.

Desde ese día, Simba visitaba regularmente el árbol, pero esta vez para disfrutar de la compañía de los demás habitantes del bosque. Se hizo amigo de otros animales y se convirtió en el protector del árbol, asegurándose de que estuviera a salvo de cualquier amenaza.

La historia de Simba y el árbol se convirtió en una leyenda en el pueblo, y su bondad y generosidad se recordaron durante generaciones.

El ratón Rúben y la PC
Cierta mañana el ratón Rúben, cansado de las trampas en la casa, se asomó al escritorio del SEÑOR, donde se encontraba una PC.

El ratón Ruben, se maravilló al percibir que con sus movimientos sobre el cursor, la PC cambiaba de color… y se preguntó a si mismo en voz alta como funcionaria aquel curioso aparato… De repente escucho una voz… un tanto aguda y pausada: Hola, pequeño amiguito… Desde hace una semana, te he visto correr por estar habitación, de un lado hacia al otro… Que te trae ante mi hoy?.
A lo que el ratón Ruben respondió: Me gustaría quedarme en esta casa,pero odio esas trampas… Que puedo hacer para no morir en el intento?
La PC busco en sus archivos un vídeo, donde explicaba a su amigo que no era posible vencer aquellas trampas. Sólo resistiendo las tentaciones o marchándose del lugar garantizaba su bienestar… El ratón Ruben, observó todo con mucho pesar y al finalizar el vídeo, agradeció a la pc y se marcho sin mirar atrás.

**La laptop del mago
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En un mundo ajeno al nuestro, en algún tiempo lejano a este, en una ciudad futurista que no es esta, en la que la tecnología estaba en su punto más alto y los humanos casi no trabajaban, las personas que no tenían recursos y solamente podían hacer labores que las maquinas ya hacían 100 veces mejor se morían de hambre, y entre todas esas personas había alguien único y particular, un mago llamado juan. Juan no era como los demás magos ficticios que había en su ciudad, él hacía magia de verdad. Juan venía de la ciudad de los magos, de la que ningún mago salía, ni ningún humano o máquina entraba, pero él, como era único y particular, quiso llevar la magia a todos los rincones del mundo, solo que no contó con que las máquinas entretenían más que sus shows, por lo que al igual que los magos ficticios, juan terminó en la calle.

Un día parecido a este, Juan terminaba su show recurrente en la banqueta de alguna calle concurrida, cuando veía que ganaba lo suficiente para una comida y un poco más. Ya estaba guardando las pocas cosas que tenía cuando vio que un extraño lo veía del otro lado de la banqueta, por lo que al terminar de guardar sus cosas, fue hacia el extraño, cuando le preguntó sobre lo que quería, el extraño que estaba encapuchado y con una gabardina color negra con puntos de diversos colores llamativos le dio un maletín y se esfumó, al parecer él también era un mago auténtico como Juan.

Al día siguiente, en la mañana, había un clima extrañamente parecido al de ahora, y Juan, quien no había abierto el maletín porque le daba flojera, decidía abrirlo, allí encontró un poco de dinero y una nota. La nota decía:

Querido Juan, soy tu tío, el gran mago ilusionista loco y salí de la ciudad de los magos a buscarte, y ten encontré, ví tu show, sin duda es malo, es tan malo que decirle malo, es un alago, pero tengo un regalo para tí. Te dejo un poco de dinero para que puedas comprar un boleto de regreso a nuestra ciudad, toda tu familia te espera y te vamos a regañar cuando regreses por hacer una tontera tan grande como irte de la ciudad y todavía después fracasar. Por lo que no esperes una buena bienvenida agradable.

— Te quiere, tu tío, el gran mago ilusionista loco.

Pero Juan, como era único y particular, utilizó su magia para multiplicar el dinero. Con este compró comida, rentó un departamento durante un mes, compró una laptop y contrató internet durante un mes. Con lo que le sobró aparto un mes de comida y después contó las pocas monedas que le quedaban, le quedaba para otros días de comida o una suscripción de platzi. Cualquiera habría elegido la primera opción, pero Juan era único y particular, por lo que se arriesgó y pagó un mes de platzi.

Los días pasaron y Juan aprendió a cómo trabajar sin que el mundo de la tecnología le quite su trabajo, aprendió tantos conocimientos del mundo de la tecnología que cuando salió de nuevo a su show lo hizo con ayuda de robots ayudantes, y esto lo hizo diferenciarse de todos los shows de su ciudad, y así fue ganando tanto dinero que pudo comprarse un avión que posteriormente lo hizo mágico para así poder cumplir su sueño de llevarle magia de verdad a todos los rincones del planeta, y así lo hizo, nunca volvió con su familia e hizo felices a millones de niños, tanto fue su éxito que reemplazo a la mayoría de máquinas de entretenimiento en las que las familias están distantes, por juegos de mesa mágicos para que así los niños y sus familias disfrutaran de tiempo de calidad.

FIN

¿Por qué Juan no multiplicó el dinero para hacerse multimillonario sin ningún esfuerzo? No lo sabemos

Pero si sabemos que Juan, el mago único y particular, aprendió una gran lección: Platzi se paga solo.

El gato en la casa abandonada

Félix es un gato solitario que dormía en el tejado de un motel. Todas las tardes sale de su residencia para ir a pasear por toda la ciudad. Pero siempre que pasaba por el barrio Hobbiton, veía una casa abandonada y toda extraña, en la cual él siempre tuvo la curiosidad de indagar qué había dentro de esa casa y qué misterios guardaba dentro de ella. Él siempre escuchaba comentar a las palomas, que en esa casa todas las noches se veían las luces encendidas y se escuchaban ruidos extraños y espeluznantes, lo cual esto le daba a Félix más curiosidad de saber qué se aguardaba en esa casa extraña y abandonada.

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Hasta que un día Félix se decidió, al fin, de entrar con mucha valentía a la casa abandonada, y poder darse cuenta de lo que había y de lo que se aguardaba dentro de ella. Félix, sin pensarlo más, se escabulló hasta llegar a una de las ventanas que se encontraba abierta y poder entrar a la casa.

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Ya estando dentro, este estuvo explorando toda la casa a ver qué podía encontrarse. Pero sin haber encontrado nada y darse cuenta de que es una simple casa abandonada en la cual no hay más que escombros y mucho polvo, Félix quedó decepcionado y no le quedo más que devolverse a la ventana en la cual había entrado. Al haber llegado a la ventana este se dio cuenta de que la ventana estaba cerrada. Félix intentó abrirla con todas sus fuerzas pero esta no abría. Félix sin tener la manera de salir, vio cómo pasaban las horas hasta que este, de repente, se quedó dormido.

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Llegado la noche, cuando Félix despertó, se dio cuenta de que la casa había cambiado, ¡esta ya no era una casa llena de escombros y con mucho polvo, sino que, ahora estaba muy bien decorada con unos grandes gabinetes de madera y unas hermosas lámparas que la alumbraban! El gato aterrorizado (y a la vez sorprendido) por lo que acababa de ver, intentó de escapar con mucha desesperación. Sin éxito de poder escapar, pues todo en la casa estaba bloqueado, Félix comenzó a escuchar una voz con eco que le hablaba: “No tienes a dónde ir, te tengo encerrado y no pienso dejarte ir”, le decía la voz.

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“¿Quién eres tú y por qué no sales a dar la cara, cobarde?”, preguntó el gato. “jajaja, acaso no te das cuenta. Soy yo, la casa abandonada”, le respondió la voz con mucha gracia, que al fin y al cabo, era la casa la que le hablaba. “No te asustes, no pienso hacerte daño. Solo que hace mucho que no estoy y juego con nadie, y la verdad que ya no quiero estar más en esta soledad ¿puedes jugar conmigo, por favor?”, le comentó la casa al gato. “Ok, ok, lo haré. Jugaré contigo, pero debes prometerme que cuando terminemos me dejarás ir”, respondió Félix. Siendo ya de medianoche, estos dos pasaron horas y horas jugando, divirtiéndose y riéndose con los chistes que el uno al otro se contaban. Ambos disfrutaban tanto, que ni cuenta se dieron de la gran relación que estaban forjando al estar el uno con el otro.

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“Bueno, creo que ya es hora de que te vayas. Ya se ha hecho muy tarde y puede ser muy peligroso que andes por ahí solo”, dijo la casa abandonada. “Y de verdad muchas gracias por haber jugado conmigo, hace mucho que no me divierto con nadie y la verdad me hacía falta esto”, agregó. “Tranquilo, yo también me divertí mucho de haberme quedado aquí contigo ¿Qué te parece si puedo quedarme a vivir contigo, o bueno, mejor dicho en ti?”, le comentó Félix. A lo que la casa le respondió: “¿De verdad? Pues claro que puedes, no sabes cuánta falta me hace una buena compañía”.

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Y fue así como el gato Félix se quedó a vivir en la casa abandonada, a esperar cada día que llegara la noche para que su amiga, “la casa”, apareciera. Y así, poder divertirse juntos y nunca tener que sentirse solos de nuevo. FIN

Ejercicio de la clase:

Ser vivo → El gato.

Cosa → La casa abandonada.

  • El gato sobre la casa abandonada
  • El gato hacia la casa abandonada
  • El gato contra la casa abandonada
  • El gato en la casa abandonada
  • El gato de la casa abandonada

Historia elegida → El gato en la casa abandonada

EL SAPO SEGÚN LAS GAFAS

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Ya era de noche y la lluvia no cesaba en medio del bosque. El río que atravesaba el mismo se encontraba desbordado y lleno de lodo. Mientras para algunos seres del bosque esto parecía un día triste y melancólico, para los sapos era su tiempo favorito, pues además de que amaban nadar en el río, ahora podían sentir en sus cuerpos las millones y millones de gotas de agua que caían del cielo. Saltaban, saltaban, saltaban y no paraban de saltar. Muy cerca del río, se encontraba una cabaña abandonada, y debajo de ella, los sapos se resguardaban cuando el sol o los depredadores aparecían, pero no esta noche. Todos se juntaron afuera en el río para disfrutar de tan opaco y maravilloso día. Todos, a excepción de Sam, el sapo.
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Sam era particular; a simple vista era como cualquiera de sus hermanos sapos, pero él no lo veía así. Se avergonzaba de sus patas, de sus ojos, de su lengua, sus manchas y, en general, de toda su forma. Sin embargo, esta vergüenza que él sentía de sí mismo desaparecía cuando todos se tenían que ocultar bajo la oscuridad de la cabaña abandonada. Ahí, en medio de la penumbra y sin una gota de luz, sus inseguridades desaparecían.
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Entrado el crepúsculo matutino, sus amigos sapos regresaron a la cabaña para resguardarse, la lluvia había cesado. Todos extrañaron mucho a Sam, no entendían por qué él nunca salía a disfrutar la lluvia junto a ellos.
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  • “Detesto mi cuerpo de sapo, no soporto ni siquiera que ustedes, mis amigos sapos, me vean expuesto a la intemperie, simplemente no lo soporto”.

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Fedo, uno de sus más cercanos amigos, se acercó y lo abrazó.
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  • “Tengo que confesarte, amigo sapo, que no entiendo tu preocupación, eres idéntico a todos nosotros. Y a pesar de que no lo veas así, voy a demostrártelo. Esta noche tú y yo vamos a revolotear con las gotas de lluvia”.

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Mientras se acercaba la noche, Sam se veía preocupado, no sabía qué esperar ante las palabras y promesas de Fedo.

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  • “¡Sam!, sube a la terraza de la cabaña, aquí te espero”, se escuchó a lo lejos.

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En la terraza, Fedo lo esperaba y junto a él, unas gafas cristalinas que reflejaban los últimos rayos de sol del día.

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  • “Quiero que te pares frente a las gafas y cierres tus ojos. Cuando los abras, no apartes la vista de sus lentes”. Sam, algo confundido, le hizo caso a su amigo sapo.

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  • “Ahora ábrelos y dime qué ves”, dijo Fedo. “Veo mi reflejo y nada más”, respondió Sam.

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  • “Amigo mío, eso que ves no es tu reflejo, soy yo a través de los lentes”.

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Con este simple acto, Fedo le demostró a Sam que sin darse cuenta había comprobado que ambos eran hermanos sapos iguales, casi idénticos.

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  • “Amigo Sapo Sam, entiendo tus inseguridades, pero no puedo permitir que estas te priven de disfrutar de millones y millones de gotas de lluvia que caen desde el cielo sobre tu cuerpo. La vida sucede afuera de esta cabaña y así como te demostré que eres igual a mí, tú también mereces disfrutar de estos momentos como yo lo he venido haciendo”.

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Sam, conmovido por este acto de su amigo Fedo, aceptó intentarlo y disfrutar de la torrencial lluvia que se aproximaba. Una vez afuera y viendo cómo todos sus hermanos sapos lo recibían, aquellas inseguridades se desvanecieron. Con cada gota de lluvia que acariciaba su cuerpo, la felicidad le hizo darse cuenta del gran paso que había dado esa noche.

Ser: Tigre.
Cosa: Libro.
= El tigre en un libro.
Historia:
En un mundo surrealista e inquietante, un hombre llamado Max se encontró a sí mismo en una enorme biblioteca subterránea. No había nadie más a su alrededor, sólo estanterías interminables llenas de libros de todos los tamaños y colores. Mientras caminaba por los pasillos, se topó con un libro inusual, cuya portada estaba adornada con una imagen de un tigre ferocidad. Intrigado, Max lo tomó y se adentró en su lectura.

Mientras leía, el libro cobró vida y comenzó a crecer y expandirse, hasta que se convirtió en un enorme portal de luz dorada. Sin pensarlo dos veces, Max se aventuró dentro del portal y fue transportado a un mundo surrealista lleno de junglas exóticas, cielos de colores y criaturas extrañas.

En medio de este extraño mundo, se encontró con un tigre gigante y poderoso, que lo llevó a través del bosque y le presentó a un grupo de seres místicos que lo recibieron con alegría. El tigre le explicó a Max que en este mundo, los libros eran portales a otras dimensiones, y que él había sido elegido para ayudar a proteger este mundo surrealista de aquellos que querían destruirlo.

Max aceptó la misión, y junto al tigre y los seres místicos, se aventuró a través del mundo surrealista, enfrentándose a monstruos y desafíos aterradores. A medida que avanzaban, descubrieron que los malvados antagonistas habían robado los libros de la biblioteca subterránea, y que estos estaban siendo utilizados para abrir portales a otros mundos, con el fin de destruirlos uno por uno.

Con la ayuda del tigre y sus nuevos amigos, Max logró detener a los villanos y salvar el mundo surrealista. En agradecimiento por su heroísmo, los seres místicos le otorgaron el título de “Protector de los Libros”, y le permitieron quedarse en este mundo, rodeado de maravillas y aventuras interminables.

Y así, Max vivió felizmente, rodeado de tigres y criaturas místicas, explorando nuevas dimensiones a través de los libros, mientras protegía su nuevo hogar de cualquier peligro que se avecinara.

El pájaro carpintero sobre las ramas
Érase una vez, un pequeño pájaro carpintero que había sido abandonado por su madre, para su infortunio, padeció de grandes peripecias tales como efectos invernales, hambre y sed, su supervivencia se basaba en esconderse debajo de las hojas de los árboles, sin embargo, estos no les gustaban que un pájaro ensuciara sus ramas talladas y bien cuidadas por lo que volaba sin un hogar fijo. Un día, el pequeño pájaro carpintero, llegó a un pequeño bosque tropical lleno de mucha flora y fauna, allí se encontró con un ambiente completamente diferente y arriesgó situarse sobre las ramas secas de un árbol que vio apenas cruzó el sendero. Era un árbol viejo de más de 100 años que cuando lo vio posarse sobre sí le dijo - ¿Por qué has escogido este árbol para posar tus sucias patas? - mientras que el pájaro carpintero le contestó- he venido desde muy lejos y eres el primero que vi cuando llegué aquí, pude notar que eres un árbol sabio ya que tu tallo y ramas son muy fuertes, pero también muy viejas-. El árbol quiso enojarse por su altanería, llamarlo viejo era una falta de respeto ya que él se consideraba joven y muy bonito por lo que el robre contestó-Te equivocas, soy un árbol con mucha juventud, apenas he crecido aquí y madurado, tú por ejemplo estas todo descuidado y flacuchento, mejor retira tus patas de mi vista, ensucias mi joven imagen- decía mientras su cuerpo se sacudía. El pájaro carpintero al escucharlo, rápidamente revoloteo y se sintió triste ya que había sido inoportuno, pero es que nunca había entablado una conversación con alguien y permitido estar más de 2 segundos sobre las ramas de un árbol, por lo que el pequeño pájaro replicó-lamento mis palabras, realmente admiro su porte, estoy seguro que siempre lo respetaran- sentenció la avecilla mientras se retiraba. El mismo día, más tarde mientras el pájaro bebía agua en un arroyo, escuchó cómo un grupo de personas venían con toda la intención de talar árboles, estos cargaban armas y demás instrumentos para destruirlos por lo que, el ave, comenzó a cantar muy fuerte para avisarle al resto y pudieran moverse para no dejarse lastimar. Todos los demás árboles se movieron entre sí para no ser talados, pero aquel viejo árbol no tenía las fuerzas para hacerlo. La pequeña avecilla, se arriesgó y volvió a posarse sobre sus ramas y le dijo- señor, debe irse, los hombres vendrán y talaran su joven tallo- mencionaba mientras aleteaba sus alitas desesperadas, el árbol, por otro lado, dijo:-no puedo moverme, mis raíces están muy adheridas a la tierra y no tengo fuerza suficiente para hacerlo, mejor vete antes que te lastimen- recitaba con un semblante muy triste, el pájaro carpintero sabía lo que era sentirse abondado por sus mismos seres así que tomó todo el valor del mundo y comenzó a volar entre las cabezas de aquellos hombres y picotearles mientras cantaba llamando la atención del resto de aves que se encontraban allí, incluidas las lejanas de su misma especie, esto logró que aquellos pájaros hicieran lo mismo y los árboles regresaran y rodearan al viejo árbol para protegerlo y con eso los taladores se marcharon sin intenciones de volver. Una vez terminado el alboroto, las especies que se encontraban en el sitio felicitaron la valentía del pájaro carpintero ofreciéndole la bienvenida oficial al bosque tropical y el árbol viejo agradecido por su gran valor, le dijo-todos me juzgaban por mi apariencia, fuiste el único que valoro mi sabiduría y te agradezco porque hace mucho no me sentía importante, nadie me escogía para ser el hogar de otro, no tengo hojas en donde puedas cubrirte de la lluvia, pero puede brindarte mi tallo para que construyas tu pequeño nido dentro de él y sea tu hogar- El pájaro carpintero, feliz de lo que había conseguido sin buscarlo, lloró de felicidad, se posó sobre las ramas de aquel viejo árbol y comenzó a picotear hasta que formó su nueva casa.

El Perro del Armario.

Nadie lo notó pero el ropero de Narnia estaba custodiado por un viejo y silencioso Beagle.

Me pregunto como habría sido la película Narnia pero con un beagle incluido.

Agradezco mucho esta clase, pude escribir en base a un desahogo personal.

El alfarero y el ídolo
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Una calurosa tarde de verano un alfarero que se ganaba la vida fabricando ídolos de diferentes deidades de distintas tierras, tuvo que abandonar su tienda para hacer compras en el mercado. Al salir encomendó el cuidado de sus bienes al ídolo que más quería de cuantos había hecho.
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Escondido entre matorrales cercanos a la tienda, el hijo de alfarero escuchó la conversación entre su padre y el ídolo. “¿Por qué mi padre confía tanto en sus ídolos? No pueden comer, moverse o tan siquiera hablar” se preguntó el jóven.
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Pasaron las horas y el alfarero no regresaba. Por lo que, el jóven (algo impaciente) decidió poner a prueba la fe de su padre. Entonces entró en la tienda y destruyó cada uno de los ídolos con un grueso bastón de cedro que sus ancestros empleaban para pastorear.
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Al terminar de destruir los ídolos, entre los cuales se encontraban deidades de Kemet, Kush y Hatti, el jóven puso el bastón al lado del ídolo preferido de su padre, una estatuilla dedicada a la deidad cananea Baal.
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Una vez el alfarero terminó las compras en el mercado, regresó a la tienda, donde encontró todos los ídolos destruídos, excepto la estatuilla de Baal, que tenía a su lado el bastón que empleaban sus ancestros para pastorear. Tras ver lo sucedido, el alfarero exclamó: “Esto debe es obra de mí hijo, joven contumas y rebelde”.
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Al caer la noche, el hijo del alfarero se presentó ante su padre preguntando por lo sucedido en la tienda. Ante lo cual, el alfarero gritó: “¡No me tomes por tonto! Sé que tú destruiste a los ídolos”. Ante lo cual, el jóven respondió: “No lo hice yo, fue Baal”.
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Tras una larga discusión, durante la cual el padre explicó que un ídolo es incapaz de moverse, sostener un bastón y destruir otros ídolos, el hijo preguntó: “Entonces por qué los fábricas, atribuyes poderes que no tienen e incluso rindes culto”.
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F.I.N.

Una noche fría del año 1 a.c paseaba en por el bosque el Éxito.
Estaba un poco cansado, de tanto batallar con los abusos de los seres humanos.
No lograba entender porque siendo tan fácil llegar a él, pues solo tenían que desearlo con fuerza y el estaría al lado del que se lo pidiera. Sin embargo, no era así, al parecer los humanos preferían el Fracaso siendo más difícil que el éxito,
Era extraño, pues siempre que se dejaban envolver por el fracaso, sus vidas se volvían eternos círculos de mediocridad y sufrimiento.
Entonces comenzó a ideas un plan para que los seres humanos, no se dejaran envolver por el fracaso, decidió desparecer de la mente de los seres humanos la palabra Fracaso. -Que gran idea dijo, porque no se me había ocurrido antes?-.
Y con su plan definido, comenzó a borrar esta horrible palabra de los recuerdos y de la mente de los seres humanos, y por mucho tiempo estuvo afanosamente trabajando en la ardua tarea,
Pero después de muchos intentos…FRACASO.

La mujer que huyo con una rata en moto
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Iba preocupada como todas las mañanas, mira la hora en el reloj se hace tarde, su cartera hace un ligero golpeteo con su costado, entra en la tienda y se dirige a la sección de quesos, cheddar, ricotta, y blanco sus favoritos.
Relaja los hombros cuando sostiene la bolsa con sus compras, solo queso como a el le gustaba.
Sus botas golpean el suelo y dando saltos de felicidad sigue su camino, tararea una canción alegre cuando muerdo el queso dejando migajas por todo el camino.
¿A donde vas pequeña? - su cuerpo se detenie ante la pregunta expresada en voz alta por el señor Ant, me mira con sus dos grandes ojos y antenas.
A ver el el atardecer. Responde la pequeña inclinandose en un saludo. Sigue con su canturreo al mismo tiempo que sigue su camino deteniendose al final de la acera.
Es todo ese rastro de queso para mi?
Señor raton. Saltó de susto cuando detiene su moto a mi lado.
Sube dice. Y antes de hacerlo preguntó. ¿A donde vamos señor raton?
A todos partes y a ningun lado mujer raton.

El gato y los planetas

Una mañana un gato, que no tenía nombre porque era callejero y los gatos libres no necesitan que nadie los llame, miraba al cielo.

Todas las mañanas hacía lo mismo. Elevaba su cara, entrecerraba sus ojos y el viento movía un poco sus bigotes.

Pero esa mañana, algo fue distinto, el cielo no era el mismo de siempre. Había algo que sobresalía. El gato pensó “nunca había visto esa estrella tan grande, y menos de día”

  • Es como la luna, pero sin los hoyos. Pensó. Los hoyos son los cráteres que todos hemos visto en la luna.

Todavía, sin entender lo que veía, la estrella o nueva luna le dijo:

-¡Eh! Gato, ven.
El gato respondió - ¿Tú luna, me estás hablando?

  • ¡Hey! Cuidado con lo que dices, no soy una luna, soy un planeta y me llamo Mercurio.
  • ¿Un planeta? Preguntó el gato.
  • Sí. Respondió el planeta. - Un planeta como La Tierra, donde estas parado.
  • Ahhh otro mundo entonces.
  • Algos así. Pero ven, salta para que puedas estar aquí.

El gato midió la distancia, se preparó en sus patas traseras, midió nuevamente la distancia y pensó - Creo que nunca he saltado tan alto, pero creo que lo intetaré.

Los gatos son curiosos, así que decidió arriesgarse. Saltón con toda su potencia y llegó a Mercurio.

  • Qué bien que estés aquí2. Disculpa si hace mucho calor, pero es porque estamos muy cerca del Sol.
  • No hay problema mi pelo me mantiene aislado.

Jilguero entre maletines
Cierto día un joven iba a estudiar a la universidad, en ese momento un pájaro (según él el jilguero más hermoso del mundo) se metió en su maletín. Él a diferencia de los demás jilgueros no tenía esos colores, ni el canto característico; sino que podía hablar y hacer simples operaciones matemáticas.
Pero a pesar de poseer éstos dones, los otros pajaritos no lo respetaban ni las jilgueras lo veían atractivo.
Entonces decidió entrar de manera oculta a la universidad y crecer académicamente, ser mejor. Haci sorprendería a todos y obtendría reconocimiento. Escuchaba las clases de los humanos, dentro de los maletines de las descuidadas personas.
Los meses pasaron y ya al año volvió a bandada. Justo llegó en época de apareamiento.
Ya entre las multitudes, no solo hablaba sino que también cantaba, sumaba, y restaba. Pero nadie se sorprendió…
Unos jóvenes pasaron por el lugar, y uno le dice al otro -" ¿ Qué querrá ese loro entre los jilgueros?"

Titanianos en Saturno

En Titan, luna de Saturno habitan los titanianos. Personajes esbeltos aunque un poco mal holientes, todo huele a metano. Las lluvias y los rios son de metano. Sin embargo, estos seres han logrado encontrarse en armonia con su planeta.

Este planeta, que no es planeta sino luna. Se encuentra orbitando constantemente a Saturno, y aunque sus habitantes lo encuentren como el centro de su mundo, no es más que una luna entre más de 80 otros objetos que orbitan a Saturno.

Cuando observan desde su plácido lugar al cielo, ven como Saturno y el resto de los objetos se mueven en el cielo. ¿Te imaginas ver un gran objeto cerca de tu mundo con enormemes anillos? los titanianos lo tomaron como su musa, la inspiración más grande para esculturas, pinturas en oleo, en crayón, en tempera, incluso solo a lápiz.

Los anillos de Saturno, siempre llamaron la atención de los titanianos, brillantes. Parecían cristales que según el ángulo con el que reciben la luz dan visos de colores tan variados que el arco iris no logra mostrar el gran espectro de colores que pueden ver en estos anillos.

Luego de muchos años de admirar, contemplar, observar los anillos, sobre este enorme circulo en el cielo, decidieron hacer algo al respecto.

Construyeron varios cohetes. Ensayaron hasta que lograron que el cohete despegara con 3 tripulantes, para ir a mirar los anillos de Saturno. Una vez abandonaron su planeta, que en verdad era una luna. Descubrieron lo pequeño que es su mundo, y se sorprendieron con lo inmenso que es Saturno, el dueño de los anillos que siempre les impacto.

Ahora los anillos se han convertido para los titanianos, en un paso seguro para llegar a Saturno, para admirar desde el otro lado los anillos, esos cristales que desde su mundo eran constructores de luz y color.

La conciencia contra los Borrachos
Sábado en la noche, las discotecas y los sitios nocturnos despampanean luces, y música techno bien perrona.
Jordy se reúne con sus amigos del trabajo para ir uno de los sitios que prometía tener la mejor fiesta en toda la ciudad hasta las 8 de la mañana del día siguiente.
Adentro en el sitio, podía verse un show con humo y luces de neón que formaban animales saltando y cotejándose por toda la atmosfera de la sala y antorchas que iluminaban con un fuego color violeta asimismo, la música en el ambiente era tan fuerte y rítmica que hipnotizaba a todo el aforo del sitio.
Ya eran 3 de la mañana, Jordy se notaba tambaleante tras haberse tomado tantos tragos; fué entonces que una de sus “amigas” le ofreció darle una pastilla con la promesa de que aquello lo levantaría.
Jordy siempre confiado la recibe y pasados los 5min. Se da cuenta de que ahora se siente mucho mejor, pero repentinamente empezó a sentir como las ondas de la música lo acariciaban en el cuello, las luces que antes parecían proyectar animales se notaban dispersas y danzantes por todo el ambiente, parecían tener conciencia propia, y en eso una de las luces escoge a jordy y baja en espiral hasta posicionarse enfrente de él , ésta luz lo cautiva, le valía a su alrededor y se mueve en dirección a una de las antorchas, que conforme se acerca dicha luz empieza a tomar forma semi-humana, que va bruscamente hacía donde Jordy se encuentra, lo toma por la nuca y le susurra al oído de forma cálida:

  • Te regalo otro intento… Espero lo aproveches.
    Justo en ese instante Jordy abre los ojos y se despierta en la sala de un hospital desconcertado y sin idea que le había sucedido, cuando lo ven que se despierta se acerca una de las enfermeras en turno y le comenta a Jordy no entienden como es que seguía con vida, la mezcla de estupefacientes con alcohol que había ingerido eran suficiente para matar a un caballo de un ACV y él aún podía mover sus piernas a la perfección.
    Fué entonces cuando Jordy decidió adoptar una mejor conciencia para su vida y desprenderse de los tambores seductores de una vida loca…

El niño y la escalera

Un cierto dia de invierno al pasar muchas horas dentro de la casa para estar en un lugar calido, un niño llamado Francisco siente curiosidad de bajar las escaleras para asi ampliar su mundo de juegos y aventuras.

El niño nunca habia bajado por la escalera sin ayuda de sus padres, pero un dia determino que lo haria. Al llegar a la escalera, escucha una voz firme y fuerte que le dice: Cuidado, al oir esta voz el niño queda inmovil porque no sabia quien le hablaba, luego de calmarse procede a preguntar: Quien eres? Recibiendo por respuesta; soy la escalera.

Entonces comienza la escalera a decirle, si vas a bajar solo por mis peldaños debes primero escuchar mis sabios consejos, frutos de mis años de observaciones, a lo que el niño contesta: esta bien, te escucho.

La escalera empezo a decirle que es muy importante que baje con cuidado, teniendo en cuenta que debe bajar un escalon a la vez y que preferiblemente mientras agarra practica baje con las manos desocupadas y sin correr bajando calmadamente.

Desde este dia el niño y la escalera entablaron una bonita amistada, ya que la escalera fue la conexion magica a espacios mas divertidos para jugar y la escalera sentia la compañia de este nuevo caminante.

La Niña Entre Las Estrellas

En un mundo muy lejano, extraño y silencioso vivia una niña solitaria. Su nombre era Niria y su unico entretenimiento era mirar al cielo. Los dias pasaban y ella se sentia cada vez mas aburrida y sola hasta que un dia en la noche mas estrellada jamas vista se dio cuenta que una estrella la miraba fijamente.

-Hola estrella, nunca te vi brillar tanto- dijo Niria.

-El espacio es vasto niña, nosotras vemos nacer y perecer a muchos como tu.- Contesto la estrella

Niria sorprendida le pregunto, -Hay otros como yo ahi afuera?-

-Si- Contesto la etrella -Pero si te llevamos a otro lugar no podras volver a tu hogar-.

Acto seguido la niña comenzo a empacar lo poco que tenia y le dijo -Estuve sola toda mi vida, sola y aburrida, por favor, llevenme a conocer a otros, la soledad no es vida-

La estrella conmovida se dio media vuelta y comenzo a hablar con las otras estrellas. Acto seguido las estrellas se dispersaron para comenzar a buscar otro lugar habitado en la galaxia, con quien Niria pudiera convivir. Pasaron algunos dias, y algunos meses, y las estrellas seguian buscando, pues era poco el tiempo transcurrido para la vida de una estrella, pero mucho para una niña. La estrella, un poco agobiada por no poder cumplir con su palabra, decidio hablar con ella: - Lo siento pequeña, hay vida en otros lugares pero nuestros viajes son largos y a veces perdemos nocion del tiempo y el espacio.-

-No hay problema, la simple posibilidad es suficiente para darme esperanza de conocer lo que es no sufir mas la soledad.- Respondio Niria con voz tenue y temblorosa.

-Que sucede pequeña?. Le pregunto la estrella preocupada.

-Hace algunos dias que no me siento muy bien.-
Su cara lucia palida verdosa y su piel comenzaba a copiar la forma de los huesos, como si su vida se estuviera extinguiendo rapidamente.

-Oh niña, no te sobre esfuerces, recuestate un poco, para charlar conmigo solo necesitas usar la boca y los oidos.-

-De acuerdo- Niria se recosto suave y temblorosamente en una cama improvisada bajo el cielo nocturno.

-Hay otra opcion- Remarco la estrella despues de una pausa.

-Cual?- Pregunto la niña desesperanzada

-No queria decirlo porque era una ultima opcion… pero no puedo verte ir asi despues de tanto tiempo esperando en soledad. Tendrias que abandonar tu cuerpo para acompañarnos en nuestro viaje, sin tiempo limite y sin destino.-

Niria suspiro muy profundo, y se levanto lentamente. Abrio los ojos lo mas que pudo, sonrió y miró a la estrella a la cara, entonces dijo -Eres la unica amiga que jamas he tenido, no me molestaria acompañarte, de hecho suena bien, no siento apego por mi cuerpo ni mi hogar, pero si anhelo terminar con la soledad que me sofoca dia a dia desde el comienzo de mi vida.-

La estrella, feliz, comenzo a brillar candidamente con una luz nunca antes vista, otras estrellas tambien se acercaron y comenzaron a brillar, el planeta se cubrio rapidamente hasta que no quedo una sola sombra a la vista. La niña cerro los ojos sin dejar caer su sonrisa. Momentos despues volvio a abrirlos y se dio cuenta que se encontraba brillando en el espacio junto a su amiga estrella y otras mas del grupo que se acercaban y la saludaban en señal de bienvenida. La estrella la abrazo y una lagrima de luz cayo por su mejilla, pues su corazon se lleno de felicidad sabiendo que era querida y ya no estaria sola nunca mas.

El águila contra una cometa.
El águila volaba por los cielos, buscando algo para comer.
De pronto vio algo volando por el cielo, le llamó la atención porque nunca había visto algo igual. Todas las aves del lugar ella las conocía, los insectos, las mariposas pero éste animal era algo diferente.
De pronto una ráfaga de viento hizo un remolino, movió el objeto de arriba hacia abajo, de un lado para otro, tenía una cola larga que danzaba con el viento y el águila se puso en guardia pensando que la atacaría.
El águila voló en picada hacia el objeto y se preparó para atacar. Mordió el objeto y se lo trajo al suelo. Le dio dos vueltas y el objeto se rompió. Se dio cuenta que no se movía. “Qué animal más extraño” pensó. Le restó importancia y retomó su vuelo, dejando rota aquella cometa de colores que algún niño del lugar estaría jugando.

Binomio fantástico
El gato y la pelota
Estaba el gato bajo el sol lamiéndose las patas, cuando su dueña la llamo: ¡Mimi regreso por la tarde, cuando venga jugaremos y acariciaré tu cabeza, como te gusta!
Mimi se roso en sus pierna como agradecimiento y regresó a tomar el sol en la ventana.
Habían pasado unas horas, Mimi se sintió aburrida, fue bajo la mesa, miró la pelota desde lejos y de un salto se puso contra la pelota, moviendo la cola empezó a mover las patas intentando tocarla y hacerla rodar.
La pelota se sintió amenazada y con temor le dijo: ¡oye tú, no tan fuerte que me lastimas y rasgas mi envoltura!.
Mimi sorprendida de que la pelota hablara, salto sobre la mesa, pero la pelota dió un salto cayendo entre el florero y una taza, y rodó hacia Mimi.
Mimi asustada maullo, y la pelota le dijo ¡solo te dije que tengas cuidado con mi envoltura, pero yo quiero jugar contigo!
Desde ese día Mimi ya no se sintió sola cuando su dueña salía, con la pelota jugaban entre los muebles, y sobre ellos, y cuando se cansaba se dirigía a la ventana con la pelota a dar una larga siesta.

El Pájaro en la Torre.

Cuentan las abuelas mas parlanchinas de una tragedia que tuvo cabida hace años en el pueblo, dicen que cuando aquel que era el hermoso canario, cantando y riendo como cada mañana, se distrajo demasiado en banalidades fuera de su trabajo, termino perdido frente a la mas lúgubre de las mas extrañas puertas, enmarcando la mas grande estructura que el pájaro jamas allá visto y, que, quizás por curiosidad o por miedo, tomo la terrible decision de volar hacia adentro para no volver a salir.

¿Quien eres tu?
pregunto hasta retumbar una voz de lo mas grave.
Y aquel pajarillo, inseguro, le daría un chillido temeroso a modo de presentación.
Ah ya veo. llegaría esa voz desde todas las esquinas y oscuridades,
Yo soy la torre, ignorada e insignificante. continuo la torre, con un tono que dejaba en claro que eso es todo lo que tenia para decir.
Pero el canario no entendía porque hablar así.
A mi me pareces bastante impresionante, eres grande como yo nunca podre ser. Le respondió aun algo temeroso.

Poco puedo hacer, siguió la torre, no soy mas que una estructura, y sin que nadie que me habite, no sirvo, ya me gustaría a mi tener esa voz que tienes, eso si es impresionante.

Y con el aire frio moviendo ligeramente las cortinas deshilachadas, el peso de las confesiones de ambos seres se hundía en un silencio contemplativo, uno que hablaba por si solo.

Podría venir a cantarte un rato si quieres, y enseñarte. le canto el pajarillo.
¡Que insensatez! le respondió inmediatamente la torre, ¡Dejarías a algún pueblo de por ahí sin tu canto solo para perderlo conmigo!
Y el pajarillo solo sonrió tímidamente.

Porque la decision ya estaba tomada.

El bebe ante el jaguar
El jaguar estaba por elegir su cena. Él ya sabía que cualquier victima era presa fácil, llevaba haciendo lo mismo toda su vida al igual que su padre y abuelo, una tradición. Su padre le enseñó desde pequeño a siempre ir por el hombre mas fuerte, una estrategia para causar miedo y que asi nadie se atreva a enfrentarlo. Él se sentía un Dios entre seres inferiores.

De pronto, pasó lo que nunca. Los humanos se arrodillaron frente a el, y pusieron en frente a un bebé. El bebe estaba despierto pero ni siquiera lloraba, no tenía idea de lo que se venía. El jaguar confuso, no olía el miedo de sus victimas y no podría atacar a un ser indefenso como el bebe. Nadie vió , pero se fue. Seguramente creyó que era una trampa. Más confusos estaban los humanos que habían seguido las instrucciones del Maestro. Estaban felices de seguir con vida pero no sabían que hacer con ese bebe.

Algunos pensaron que lo mejor sería dejarlo en el suelo en caso de que otro jaguar regresara en busca de comida. Una mujer quería adoptarlo. Otro sugirió darselo a los cocodrilos. La mayoría de ellos estaba de acuerdo en que lo mejor era seguir las instrucciones del Maestro, pero esto no era una democracia. Le preguntaron al emperador.

El emperador lo meditó por más de dos horas y decidió que lo mejor sería sacrificarlo lo mas pronto posible. Era luna llena, buena señal para un sacrificio.

Con una piedra afilada abrieron el pecho del bebe. El bebe berreaba y la gente cantaba, el corazón latía a la luz de la luna. Lo que nadie sabía es que una familia de jaguares se saboreaba al emperador, sabían que era el lider. No había razones por las cuales solo ir por el líder. Dicen que la avaricia lo pierde todo porque lo quiere todo. Pero esta vez no fue así. Todos los hombres fueron devorados esa noche, dejando a decenas de niños huerfanos y mujeres viudas.

El Ave Sin Lentes.

Como cada mañana Ivy despertó antes de la salida del Sol; estiró sus alas, aseo sus plumas y dispuesta a salir por el desayuno del día; se detuvo al borde de su nido para iniciar su descenso.
Sin embargo, le costaba enfocar la mirada.
Estrujo sus pequeños ojos un par de veces y la leve nubosidad en su vista, no se iba.
Preocupada, decide ir al doctor; quien, afortunadamente, vive unas ramas abajo de la suya.
“Buen día, Doctor” saludo Ivy al ruiseñor que vestía una hermosa bata blanca.
“Buen día, Ivy; ¿A que debo tu visita tan temprano?”
“Pues, iba a buscar mi desayuno y he notado que no veo bien; tengo la vista ligeramente nublada” comentó Ivy, preocupada.
El ruiseñor sonrió con tranquilidad; antes de comentar "Dejame chequear, pasa"
El galeno, realizo un par de pruebas de rutina antes de revisar con detalle los ojos del canario; indicándole que leyese las letras en un cartel entre otras pruebas mas.
“Esto debería arreglar tu problema”, saco de un estante unos pequeños lentes y se los entrego a Ivy, quien se los coloco e inmediatamente, noto una mejoría.
“Wow, muchas gracias doctor”
"Siempre a tu orden, Ivy"
A continuación, Ivy salio a seguir su rutina; agradecida de tener su vista al 100%

El libro y la mosca
Un buen día en el futuro cercano estaban en una casa un libro y una mosca, no había nada particular entre este personaje y esta cosa, nadie a su alrededor podía prevenir lo que a continuación iría a pasar. La mosca hasta este momento había escapado de la insistencia de los dueños de la casa de deshacerse de ella, hasta ahora la mosca había tenido suerte, pero este día en particular no tuvo tanta suerte, casi la atraparon y fue a dar a la repisa donde esta el libro, el pobre hace mucho lo habían olvidado y estaba recubierto de una capa fina de polvo, no visible, pero si estorbosa según el libro. La mosca busco refugio junto al libro, pero cuando llego no fue bienvenida - ¿Qué hace aquí un animal tan molesto como tú? - pregunto el libro, a lo que la mosca respondió – Solo busco posada señor, están a punto de atraparme y yo solo quiero una vida tranquila – Eso no es mi problema, busca otro lugar donde si quieran tenerte – respondió malhumorado el libro. La mosca no se dio por vencida y prosiguió a subirse sobre el libro, este no podía hacer mucho así que solo respingo un poco, la mosca aún no estaba cómoda entonces se puso a la par del libro pero como quedaba visible la mosca se metió en medio del libro, eso casa la mata, y cada vez que se movía el libro se molestaba más y renegaba con gritos y maldiciones para la mosca que solo trataba de sobrevivir a este punto, la pobre se dio por vencida y solo se puso a la par del libro y decidió descansar ahí por un rato mientras los dueños de la casa se tranquilizaban. Cuando la mosca estaba a la par del libro este se tranquilizo y dejo de renegar. Después de un momento el libro se dio cuenta que todo el revuelo de la mosca le quito un poco de polvo y que se sentía un poco más liberado y menos malhumorado. La mosca estaba a punto de irse derrotada, pero el libro la detuvo – Hey mosca, no te vayas, tenemos que hablar - ¿Qué paso? – respondió la mosca retornando – Te propongo un trato, tu limpia el polvo de mi y cuando los humanos te busquen yo te cubro y así no te lastiman. La mosca al principio creyó que el libro solo se estaba burlando de ella, pero al ver lo decidido que estaba acepto el trato. En los días siguientes mientras los seres humanos no estaban a la vista la mosca limpia la cubierta del libro y cuando estaban cerca de ellos el libro la ayudaba a esconderse atrás de él para evitar repercusiones contra su amiga. A medida que el libro estaba más limpio su humor iba cambiando, libro se dio cuenta que su anterior carácter se debía porque estaba cubierto de polvo y eso, como a todos, no lo hacía feliz, y una vez que estuvo completamente limpio era otro. – Mosca, quiero disculparme contigo por como te trate al inicio, no fue mi intención ser tan cascarrabias y no ayudarte, te puedo decir que ahora te has convertido en una gran amiga y ayudante – dijo libro de forma arrepentido – No te preocupes libro, somos amigos y eso es lo que importa – Así los dos siguieron siendo amigos, ayudándose mutuamente hasta el fin de sus tiempos.

El tiburón Manel ante el equipo musical.
Manel es un tiburón fascinado por la música desde niño. Cuando estaba pequeño vivía con su madre en las aguas de Australia. En el verano allí se hacian festivales musicales y Manel asomaba su cabeza , disfrutaba muchisimo con la música y soñaba casi que cada día en tener un plato con un equipo de sonido y ser el Dj del año. Pero claro era un tiburón , no era un ser humano. El se imaginaba ser el mejor dj y con diferencia, a veces soñaba que tenia una gorra hacia atrás, otro día que se maquillaba la cara, con un cigarrillo en su mano. También soñaba en que toda la gente disfrutaba de sus mezclas y bailarán sus músicas. El se depertaba feliz y siempre iba con su cola en movimiento. Su madre le decia; pero Manel aún sueñas esas cosas de humanos nunca olvides que eres un tiburon que estas en las aguas .
Una noche no podía conciliar el sueño, y estaba desvelado . Su madre dormía como una princesa, El Manel se quiso dar una vuelta porque estaba aburrido, cuando de repente subio la cabeza al exterior y dijo wowwwwww . El veia luces de colores, mucha gente en un gran Barco que estaba por allí , la gente cantaba como loca, lanzarón fuegos artificiles y una que otra botella o vasos caian al mar , pero Manel estba fascinado con la música , nunca lo habia viso tan cerca y se le venian a su mente el sueño de ser Dj, bailaba, daba vueltas, salia del mar, la emoción lo tenia dessbordado.
Cuando de repente suena un estruendo. Bom,Oh, exclama Manel .
El gran Barco se estrelló con un islote y la gente gritó
Cayerón sombreros, vasos, sillas , etc. Manel intento huir pero por la popa había caido algo mas grandeque El vió y sacudiendo su cola fué a ver que habia pasado, le daba curiosidad. y cuando llegó y fue al fondo de ese mar tan profundo, la sorpresa que era un equipo de sonido y casi se desmayó y giro a la derecha y estab el plato del dj y unos cuantos discos , volvio a girar pero esta vez a la izquierda y habia una gorra. Manel pensó no estoy atrapados en mis sueños esto no es verdad. Pero a lo lejos escucho a su madre que estaba preocupada al escuchar el choque.
Manel se dió cuenta que no era un sueño, que lo estaba viviendo , subió al exterior y el barco ya habia continuado su rumbo.
Manel rogó a su madre que por favor podia quedarse con todo ese tesoro, hasta que su madre no muy contenta accedió.
Al siguiente día arreglo todo y se sentia el tiburón más feliz pero descubrio que todo era a prueba de agua y habÍa una planta electrica también . Reunió a peces, tiburones, mantarrayas, serpientes, caballitos de mar, pulpos entre otros.
Preparó una gran concierto musical, se puso la gorra y El Dj Manel comenzó y todos empezarón a bailar disfrutar, reir . No se sabe cuanto le aguantó la batería pero lo que si sé es que Manel cumplió sus sueños.
Moraleja. Nunca renuncies a tus sueños porque si Manel lo cumplió tu también.

El Gato y El Árbol Había una vez un gatito llamado Botitas, cuya madre había fallecido apenas él hubo nacido. Una pareja de humanos lo adoptó y lo crío como a un hijo, pero el pobrecito gato, no aprendió a como en realidad era ser un felino. A Botitas le gustaba jugar sin parar, incluso en las noches cuando sus padres dormían, él no paraba de jugar y meterse en aprietos. Un buen día, mientras el insomnio le ganaba la batalla, decidió que era buena idea escalar el árbol que estaba justo detrás de su casa. El árbol, lucía imponente e inaccesible, pero Botitas amaba el peligro y los desafíos, así que, raudo se propuso a escalar el árbol, dando saltitos y ronroneando con fervor. El árbol al ver la audacia del mínimo decidió batir sus hojas y asustarlo diciendo de manera ruin: "¡Largo, estúpido gato o te enviaré a descansar junto a tus padres", pero, Botitas no hizo caso y pensó en que si lo enviaba con sus padres, no pasaría nada. Inocente, siguió su camino, ignorando que el árbol en realidad había mencionado a sus padres gatunos. Casi al llegar al punto más alto del árbol, esté comenzó a mover su follaje de manera estrenduosa, haciendo que el joven gatito, se tambaleara y perdiera el equilibrio. Otro gato que pasaba por su patio, al ver la escena se disgustó y se apresuró a exclamar: "Oh, jovencito, suéltate de ese árbol y cae como un gato" al escucharlo, Botitas pensó en como haría para caer como un gato. El árbol, mientras tanto movía sus hojas con fuerza y Botitas al ver que ya no podía más se soltó, dejándose caer a su suerte. El mínimo al darse cuenta que había caído de pie, se sintió muy orgulloso y pensó en agradecerle al extraño gato que le había aconsejando caer, pero al mirar a su alrededor se dió cuenta que estaba solo y que su amigo había desaparecido. Cansado exclamó: ¡Hoy me he recibido como un gato de verdad!, y regresó a su casa moviendo la colita.

El casco tiene un gallo: en Colombia es muy común que a los niños adolescentes cuando le cambia la voz se les salga un gallo, pues esta es la historia de un pobre casco, que cuando entraba a su adolescencia casquil, estaba muy triste porque le había salido un gallo, literalmente, no se sabe porque le creció un turupe en forma de gallo con cresta y los otros casquitos se burlaban de él, un día comprendió que eso lo hacía diferente y que los demás cascos eran simples a su lado y vivió feliz como el casco gallo y las cascas lo perseguían, ya que esa cresta lo hacía muy casquinil.

La Katana del Kitsune

Había una vez un chico llamado Hiro Bushida era un aprendiz de una Samurai que se llamaba Shun Hanayo.
Ellos vivían al norte de Kioto en una pequeña aldea, Shun era la encargada de proteger la aldea de maleantes, invasores y yokais. Debido a que fue una de las mejores Samuráis de todo Japón durante la guerra.
Mientras que Hiro era un chico común y corriente, pero él siempre ayudaba a su mamá en su restaurante. Desde pequeño él quería ser igual a Shun, un samurai. Todos los días él se levantaba muy temprano para entrenar junto con Shun y ser ¡un samurai!
Ya que la desgracia llegó a la aldea…
Poco a poco las personas iban desapareciendo, y Shun no daba con el porque sucedia esto, siempre desaparecen en la noche, y por más que patrullará, las personas desaparecian sin que se percataba, y cuando se daba cuenta era demasiado tarde.
Hiro, por otro lado, estaba preocupado por su madre, y le pidió a Shun que lo dejará patrullar con él, pero Shun le dijo:
-No Hiro, es muy arriesgado, debes quedarte a cuidar a tu madre-dijo seriamente-
-¡Pero! ¡Yo también te puedo ayudar! Para esto me has entrenado, ¿verdad…?-dijo Hiro mientras algunas lágrimas corrían por sus ojos- No quiero que tu desaparezcas también Sensei…
-No te preocupes Hiro, yo estaré bien, pero en estos momentos de angustia, preocupación y desesperación, lo mejor es que te quedes con tu madre, y la protejas- dijo con una sonrisa mientras le sacudía el cabello a Hiro para tranquilizarlo-
-Per-Hiro fue interrumpido-
-Hiro, te lo repito nuevamente, tu madre te necesita, ahora ve a tu casa y cuídala-dijo mientras le señalaba su casa-
Está bien Sensei-dijo dudoso Hiro, mientras se iba a su hogar-
Esa noche Hiro se fue a dormir algo tarde mientras cuidaba su casa; al despertar, fue a entrenar y luego a la cocina para saludar a su madre, pero, su madre no estaba, era muy extraño
-¿Mamá?-dijo Hiro confundido-
Pero entonces, supuso lo peor…
-No, no, no-dijo Hiro respirando agitadamente, con los ojos cristalizados, mientras corría al cuarto de su madre-
-¡Mamá! ¡¿Estás aquí?!-dijo Hiro abriendo la puerta del cuarto de su madre, pero no la encontró allí-
Estaba aterrorizado, una de las cosas que menos quería, al parecer sucedió…y todo por su culpa, o al menos, eso pensaba él.
Pero recordó que su madre a veces iba a la lavandería en las mañanas para lavar la ropa. Así que no pensó dos veces y corrió a la lavandería a ver si es que su madre estaba allí. Que era lo que más deseaba en estos momentos…
Cuando llegó, la busco por todos lados, desesperado, y en cada lugar que no la veía, dos lágrimas salían de sus ojos, hasta que le pregunto a cada señora lavando sobre su madre, pero en cada respuesta perdía la esperanza, hasta que le pregunto a una chica que también estaba lavando, que era su último recurso de esperanza hacía su madre.
-¡Señorita!-grito Hiro mientras corría hacia la joven chica-
-¿Qué sucede muchacho? ¿Es sobre tu madre?-pregunto la chica, tenía una idea de que le iba a preguntar sobre eso-
-Sí señorita, ¿sabe-La chica lo interrumpió-
-Lo siento muchacho, pero no, no la he visto en toda la mañana-dijo la joven algo afligida por Hiro-
En ese momento Hiro se quedó en blanco, no podía pronunciar una palabra, solo se quedó ahí parado con los ojos cubiertos de lágrimas, solo podía pensar que es su culpa que su madre se haya convertido en una de esas víctimas, si tan solo se hubiera quedado despierto más tiempo, pensaba en todos los escenarios que le podrían estar ocurriendo a su madre, o ya le hayan ocurrido.
Él caminó lentamente hacia atrás, no dejo de llorar, hasta que reaccionó, al salir de la lavandería, no aguanto más…
Corrió con todas las fuerzas que tenía hacia su sensei, atravesó el bosque hasta que vió a Shun pensando. Hasta que, no pudo contener más todo ese dolor de culpa, pérdida, enojo, melancolía, desesperado al no saber nada de ella… Que gritó desahogando todo lo que sentía, fue un grito tan fuerte, devastador, horrible. Era un grito combinado con lágrimas que recorrían su cara hasta tocar el suelo.
-¡Hiro! ¡¿Qué sucede?!-preguntó Shun gritando con preocupación mientras corría hacía Hiro-
Hiro no respondió, su grito terminó, pero no podía dejar de llorar, recordaba todos los momentos con su madre, y la idea de que estuviera muerta, lo consumía.
Shun abrazaba a Hiro consolándolo, y se imaginó lo que pudo haber pasado.
-Es…es tu madre, ¿cierto?-preguntó Shun, mientras abrazaba a Hiro con más fuerza-
Hiro reaccionó y asintió, aún no podía mover su boca para poder decir algo.
-Todo estará bien Hiro, resolveré esto-dijo Shun con seguridad-

Se hizo de noche, y Shun empezó a patrullar la aldea. Hiro le propuso ir a patrullar con ella, pero Shun se negó.
Hiro se fue a dormir, aunque por obvias circunstancias no podía conciliar el sueño, solo pensaba en su madre y le preocupaba Shun.
Por otro lado, Shun mientras patrullaba, se encontró con el responsable de todas las desapariciones…
-Es…-Shun trago seco ante tal sorpresa-
¡¿Un Jorogumo?!
Shun sacó su naginata, y corrió hacia Jorogumo.
Y empezaron a pelear.
-¡¿Cómo te atreves a invadir esta pacífica aldea?!-gritó Shun llena de ira-
Hiro escuchó los gritos de Shun y cosas rompiéndose, él sentía una gran impotencia al no poder hacer nada por las órdenes que le dio Shun. Hiro quería ayudar, pero sabía que de nada serviría si el culpable lo captura.
Se sentía inútil, angustiado, le abrumaba la idea de que a Shun le ocurriría el mismo destino que a su madre y todas las consecuencias que traería al no tener al no contar con la protección de la defensora de la aldea.
Hiro estaba perdido en sus pensamientos, hasta que…¡CRASH! de la nada se escuchó un ruido perturbador y tronador, lo que hizo que Hiro saliera de sus pensamientos, Hiro se levantó rápidamente y corrió hacia donde escuchó el ruido, respiraba agitadamente mientras pensaba lo peor.
Hiro llegó al peor escenario que pensó en su cabeza…
-Sen-¿sensei…?-dijo Hiro al ver a Shun en el suelo empapada en un charco de sangre, le corría sangre de la boca , lágrimas en sus ojos al saber que había perdido la pelea con el Jorogumo-
-Hi-hiro-tartamudeaba Shun al ver a Hiro en shock y un mar de lágrimas en sus ojos-No te preocupes por mí…Mi tiempo ya llegó-suspiro con una sonrisa de alivio-
¡NO! ¡No te puedes ir! T-te necesito…-Su cara estaba cubierta de lágrimas, ya tenía un vacío en su corazón al perder a su madre, ahora es su maestra. No quería que esta fuera su última conversación. Le destrozaba el corazón el saber eso.
-No te aflijas, mi espíritu siempre estará contigo-dijo con una sonrisa, tratando de calmar a Hiro, cosa que no resultaba-
-Pero…¿qué…qué haré sin ti?-
-Estarás bien sin mi Hiro-dijo con unas lagrimas en los ojos, le costaba llorar.
-Per- Shun lo interrumpió.
-No tengo mucho tiempo para explicarte todo-suspiro-No lo repetiré dos veces, escucha con atención-
-Soy un Kitsune-
Hiro se quedó confundido y sorprendido, no pudo articular una palabra, pero Shun prosiguió con su explicación.

  • Hace miles años durante la guerra entre las provincias del norte y las provincias del sur, yo era la mejor del escuadrón, combatimos contra el ejército del sur, la batalla fue intensa, el sur era muy fuerte pero pudimos resistir, creí que con un poco más de empeño lograríamos ganar, pero me equivoque… los del sur habían fabricado un arma que destruyó todo nuestro ejército en un segundo, solo yo sobreviví, intente escapar pero la herida que me causaron era muy grave que desmayé y falleci. El Dios Chinso tuvo piedad de mí y quiso que yo le sirviera y convirtió en un Kitsune, él me envió a Kioto para que proteja su aldea de posibles amenazas pero sabía que mi estancia en Kioto no duraría mucho-
    -¿Un Kitsune?- Hiro estaba confundido-
    -Yo se que es difícil de creer…pero todo lo que te estoy diciendo es cierto- Dijo Shun con dificultad-
    -Hiro cierra los ojos-
    -¿P-por qué?- Dijo despavorido mientras respiraba con dificultad.
    -Solo ciérralos confía en mí-
    Hiro obedeció a las palabras de Shun y cerró los ojos, luego Shun se transformó en un zorro de nueve colas, con pelaje blanco como la nieve de las montañas, en la punta de sus colas y orejas tiene rayas de color rojo como las lycoris radiata, su resplandor era como el de la luna.
    Hiro quedó atónito al darse cuenta de que tenía enfrente suyo a un Kitsune, ella se acercó a él.
    -Extiende tus brazos-Le ordenó Shun en Kitsune-
    Hiro extendió sus brazos confiando en su maestra, al hacer eso Shun con la poca energía que le quedaba creó una katana divina.
    Hiro se despidió de su maestra, ya que al morir desaparecio su cuerpo, y tomó la katana antes de que empezara el alba.
    Hiro se dispuso a tomar fuerzas y corrió a buscar al Jorogumo.
    Fue una pelea intensa, Hiro casi pierde la vida.
    Pero recordó a su madre, a Shun, a las personas desaparecidas y muertas.
    Y entonces sacó fuerzas, y de repente la katana dio un resplandor parecido al de Shun, Hiro se dio cuenta que la katana tenía el poder de su maestra y con un movimiento ágil, preciso y calculado logró vencer a la bestia infernal. Al fin la paz volvió a reinar en la aldea, todos estaban tristes al saber de la muerte Shun, pero felices de ver que tenían a un nuevo protector en la aldea, Hiro que a pesar de haber logrado salvar a su aldea aún tenía mucho que aprender y mejorar, pero por suerte el alma de su maestra lo iba a guiar.

La niña ante el armario mágico.
.
Un día, la niña estando en su habitación, se percató que su armario estaba abierto. Se dirigió hacia el y noto una luz muy brillante que provenía del armario, por lo que decidió entrar. Para su sorpresa, halló un lugar en el cual había mucha seguridad, felicidad, paz y amor. El sitio tenía muchos árboles y unas flores muy coloridas como también hermosas. Todas las noches la niña exploraba el lugar con mucha curiosidad, hasta que un día se encontró a una mujer mayor y tuvieron una conversación. “Aquí siempre tendrás paz y puedes venir cuando quieras” le dijo la mujer mayor a la niña. A lo que ella respondió “Suena muy bonito lo que me dice, gracias. Vendré más seguido”. La niña no podía creer que se encontrara en dicho lugar tan hermoso y quedó encantada de volver. Al día siguiente por la noche, decidió aventurarse en el armario mágico pero este le impidió llegar al lugar. “Tienes que ir a dormir mi niña, ya tendrás más días para explorar más a fondo el lugar” dijo el armario mágico. “De acuerdo” respondió la niña y obedeció a irse a su cama a dormir. Un día en la noche, la niña decidió adentrarse en el mundo mágico de su armario y esta vez logró explorar más a fondo el lugar, lo cual la hizo muy feliz porque contempló tantas cosas que la hacían sentir con mucha calma y paz; entre ellas, una cascada y un lago de agua cristalina con flores alrededor. En ese lugar, la niña encontró su felicidad y a unas lindas amistades que, al transcurrir el tiempo; se volvieron sus mejores amigos. Ella estaba alegre de pertenecer a ese gran lugar que le brindaba lo que necesitaba.

**El anciano en la PC
**

Todos los días, con sus pasos lentos, el anciano se dirigía a la sala de su casa, las suelas de sus chanclas rascaban la superficie del suelo y, solo se escuchaba, un ras, ras, ras. Se paraba en frente de él y su imagen se proyectaba en la pantalla negra, profunda e inerte.
Una vez sentado, casi empotrado en la poltrona, se dormitaba porque los años le pesaban y entraba en un letargo casi espectral. Volvía a sus días de juventud, otras de madurez para perderse en sus recuerdos.
Un día, uno de sus nietos, tras rogarle para que rompiera su cansada rutina, lo convenció para que se iniciara su contacto con esa dimensión desconocida del PC.
Pasaron horas nieto y anciano aprendiendo las maneras de como interactuar con aquel esperpento negro, inmóvil, intimidante PC. Pero, una vez que se encendía aquella lavativa, era otra la situación. Grandes imágenes de paisajes de todo el mundo se presentaban delante del anciano como en una especie de trance espiritual.
El PC lo invitaba a viajar por todo el mundo: los grandes desiertos, el Mar Muerto, el Monte Fuji, las Pampas Argentinas, las playas de Madagascar. Ufff pasaba horas en pleno diálogo con aquel aparato que, en principio, sintió como una amenaza.
Ya no era necesario caminar y mucho menos invertir dinero en viajes que no podría hacer, sino solo con pulsar un botón e introducir su número de identidad podía salirse de esa agobiante y mortecina rutina.
Poco a poco, día tras día, el anciano fue recuperando las fuerzas y sus piernas se hicieron fuertes y ya sus chanclas no raspaban la superficie del suelo.
Ahora, se levantaba y se arreglaba e iniciaba el diálogo con la PC y luego, tras definir una ruta, salía a visitar la cafetería cercana que culminaba con un café cerrero y con una amena charla con el dependiente que estaba detrás de la barra.
Fue una amistad única que en silente diálogo le permitió al anciano sacudirse la triste soledad.

El oso contra la silla

Una mañana como cualquier otra, el oso se levantó de su cama con la molesta sensación de que olvidaba algo. Con los ojos entrecerrados y pasos tambaleantes se dirigió a la cocina donde preparó su desayuno usual de panqueques con miel, mientras trataba de recordar el asunto importante que sabía que tenía que hacer.

Como de costumbre, dejó la mesa lista y con mucha calma movió su silla favorita para poder sentarse, pero fue interrumpido por el sonido de un trozo de madera golpeando el suelo. Deliberadamente, uno de los soportes entre las patas de la silla se cayó. El oso preocupado lo levantó del suelo y buscó su caja de herramientas. Volvió hasta el comedor y se sentó en el suelo para arreglar el desperfecto. Ahora estaba molesto porque tenía más trabajo y una tarea que no podía recordar.

Con mucho cuidado colocó el soporte entre las patas y con ayuda de un par de clavos, lo fijó nuevamente. Sonrió satisfecho al ver la silla reparada y justo cuando estaba a punto de guardar su caja de herramientas escuchó nuevamente un trozo de madera golpear el suelo. Al girar para buscar el objeto caído se encontró con una de las varillas del respaldo sobre el suelo. Frunciendo el entrecejo, se acercó nuevamente a su silla favorita, levantó la varilla y la arregló rápidamente.

Sosteniendo la caja de herramientas caminó de espaldas hacia su armario para guardarla sin dejar de observar fijamente su silla. Al ver que no sucedía nada más, guardó sus herramientas y regresó tranquilamente a la mesa. Se sentó cómodamente y justo cuando estuvo a punto de dar el primer bocado, la silla terminó por deshacerse y el oso terminó en el suelo. El alboroto hizo volar una pequeña nota sobre la encimera que cayó en los ojos del oso, la levantó con cuidado y se echó a reír al ver las pequeñas letras que él mismo había escrito la noche anterior.

“Comprar una nueva silla”.

El ratón bajo la escoba

Entre las paredes de la cocina (y me refiero dentro de ellas) moraba un pequeño ratón, no era viejo pero sus días de infancia ya habían quedado atrás, se estaba haciendo lento y eso le hacía pensar en el inexorable declive de sus facultades.

Desde fuera de la pared (si uno ponía en ellos la suficiente atención) podían apreciarse sus bigotes o sus ojos en pequeñísimos huecos creados por su propio tránsito a través de ella. Debía ser precavido, antes solo hubiese corrido tomado algo de esa enorme despensa y regresado a su lugar pero ya no era tan fácil y día a día se estaba poniendo peor.

Estaba atento al movimiento de la humana que iba y venía, entraba y salía todo el día casi sin descansar; pero sobretodo estaba atento al movimiento de esa odiosa escoba a la que tanto odiaba desde que el mes pasado lo persiguiera con pérfida violencia, un día que ante los sonoros berridos que diera la humana al verlo, este horrible objeto saliera despedido por los aires con fuerza casi demoníaca y cayera sobre él engulléndolo con sus cerdas.

En ese primer instante le clavó una de sus cerdas en el ojo derecho, el daño fue tal que el ratoncito había quedado mareado y desorientado, y desde ese día apenas distinguía formas borrosas y grises con ese ojo. No contenta con ello se había vuelto a encumbrar en el aire y con fuerza asombrosa volvió a caer sobre él golpeándole la pata trasera izquierda (de la que ahora cojeaba), esto se repitió varias veces hasta que pudo por fin escapar pero, a raíz del ataque tampoco su cola funcionaba igual.

Al no encontrar movimiento en aquel instante, el ratoncito procedió a salir con cautela emergiendo de la pared por un diminuto hoyo cerca del mesón de la cocina, justo detrás de la escoba que como ya había comprobado no se movía. Aunque la prudencia le indicaba que debía tomar su alimento y regresar rápidamente, la ira acumulada lo llevó a atacar.

-¡Aaaayyyy! -gritó la escoba sintiendo en su cabo la
certera y dolorosa mordida- Pero ¿qué haces?
-¡Tomo mi revancha, maldita escoba!-respondió
airado el ratoncito-Justa recompensa por el daño
que me has hecho.
-Pero amigo-repuso la escoba-como vez no puedo
moverme libremente, no ha sido mi culpa tu
desgracia, es mi ama la que me ha lanzado y
blandido en tu contra. Me obliga a entrar en lugares
que no quiero, me llena de suciedad y me maneja a
su antojo, solo soy presa silenciosa de la fuerza de
su brazo-Concluyó pesarosa.

El ratoncito se conmovió ante la perceptible honestidad de sus palabras y retiró apesadumbrado el frenético ataque que había continuado mientras la escoba hablaba.

-Mi ama se enoja-dijo un instante más tarde la escoba-porque siempre te comes el queso que ella deja en la estancia.

-No comería esa bazofia-respondió ratoncito indignado- si hubiese forma de alcanzar las bayas y la avena que pone en el armario de arriba.

Como pudo la escoba se inclinó y se dejó caer con la punta del cabo apuntando a la puerta abierta del armario donde se hallaban las bayas.

-Para resarcir el daño que te he causado-dijo la
escoba-Te invito a subir por mi cabo para tomar unas
bayas.

El ratoncito se aproximó cauteloso, cerciorándose de que no era peligroso emprendió celera carrera hasta llegar al cajón de las bayas, comió varias rápidamente y llenó su boca con las que pudo para llevarlas a su casa.

Esto se repitió por algún tiempo, periodo en el cual la amistad del ratoncito y la escoba floreció, si algo así existiera en su mundo, seguro veríamos post de selfies del ratón y la escoba sonrientes etiquetándose uno al otro.

Pero como en este mundo nada dura y la felicidad puede ser un suspiro, un día mientras subía por su amiga para buscar su festín la humana lo vió y lanzando chillidos al aire se lanzó contra él.

Tomó a su amiga y la blandió por doquier sorda a las súplicas por la escoba proferidas, asestó un escobazo al cajón de las bayas haciéndolas volar, ratoncito corría tanto como podía buscando dónde refugiarse, esquivando, resbalando, cayendo y continuando.

Dió varias vueltas por el estante sin hallar refugio seguro mientras su amiga seguía destrozándolo todo, la escoba lloraba suplicando a su ama que parara de agredir a su amigo. La mujer no escuchaba.

Un golpe por fin dió cerca del ratoncito y lo hizo volar por el aire, la caída fue tremenda, el golpe violentísimo, pero no podía pararse a ver como estaba, el tiempo apremiaba y la descarga de adrenalina le impedía sentir nada.

No lo había notado antes pero otros humanos se habían sumado y los gritos habían aumentado, de todos lados salían pies que intentaban aplastarlo, era un pandemónium de gritos, pisadas y escobazos.

De pronto sintió un dolor inmenso, como jamás lo había sentido, su cabeza se partió en 2, y pudo ver como su amiga también se dividía. La mitad del cabo por el cual hace solo unos instantes subía se hallaba inmóvil en el piso de la cocina.

Varios golpes más lo hirieron pero no los sentía, sin embargo vió que destrozaban a su amiga. Cuando sus ojos se abrieron de nuevo pudo ver que estaban fuera en la zona de la basura, junto a él la escoba herida de muerte se lamentaba por su amigo, no podía creer la brutalidad de la que eran capaces los humanos.

Ratoncito la consoló como pudo-Muero-dijo- A todos nos pasa, pero la felicidad de la amistad no todos la hallan. Me voy feliz de haber compartido mi tiempo contigo, razones para morir hay muchas la biología es la primera, pero tú me diste razones para vivir y eso es invaluable.

Así murieron los dos amigos, tristes y abandonados del mundo pero juntos y felices de haberse conocido. Esta historia la escuché pues fue en mí donde a los dos amigos los botaron, cuando fui vaciado en el camión debí poner fin a mi narración pues no supe nada más, pero escribo esto para que ellos sean recordados pues no existe la muerte donde no llega el olvido.

El chico contra el Espejo.

Había un niño, Dylan, se llamaba, que todas las mañanas se iba al baño, se vestía, se preparaba y todo esto… sin verse una sola vez en el espejo. Para él su reflejo no era algo que le agradara ver, solía decir y pensar que su reflejo no era más que una imagen absurda de él.

Un día, Dylan se preparaba para ir a una fiesta, escogió una camisa a cuadros y unos pantalones anchos. Él aseguraba verse bien, que seguro se luciría en esa reunión. Al llegar, inmediatamente todos voltearon a verle, asombrados por su apariencia. “Seguro les encanta mi look, mi atuendo es impresionante” pensó el joven, pero no fue hasta que su amiga llegó hasta él que le dijo lo mal que se veía.

-¿Es que acaso no te viste al espejo al venir? -preguntó su amiga.

-¿Por qué lo haría? -cuestionó él.

Su amiga lo llevó hasta una salita con un enorme espejo de cuerpo completo. Ahí Dylan vió el horroroso aspecto que tenía, ni siquiera su cabello se veía presentable, ni hablar de su ropa que no combinaba y estaba totalmente arrugada. Se fue de la fiesta a prisa, queriendo evitar que alguien más lo viese. “¿Cómo pude venir así vestido a una fiesta?” se preguntó, totalmente asombrado por sus malas decisiones de esa noche. Al llegar a casa, lo primero que hizo fue llegar al baño y verse al espejo, confirmando nuevamente que lucía horriblemente.

-Definitivamente tendré que verme al espejo la próxima vez que salga -dijo en voz alta el muchacho-. No pienso pasar un ridículo así de nuevo.

Luego de ese día, el chico cada vez que salía, no olvidaba verse al espejo, asegurándose de verse bien. Su reflejo dejó de ser una imagen absurda de él y pasó a ser algo importante para él.

  • Una ardilla

  • Una Ocarina

  • La Ardilla de la ocarina

Érase una vez en el majestuoso bosque cañón del río claro en la zona más profunda vivía Ari una ardilla junto a su pueblo con miles de casas que rodeaban una cascada gigante que tenía el agua cristalina, el precioso pueblo llamado los Tamiasciurus ellos eran muy envidiados por los demás animales de bosque, por su armoniosa convivencia sin embargo Ari era bastante distanciada por ser huérfana, al estar sola buscaba pasatiempos en el bosque, muchas veces salía a explorar, también leía mucho sobre libros que los humanos dejaban abandonados por el bosque, otras veces salía a cazar setas y nueces que llevaba a su pueblo sin embargo sus esfuerzos eran en vano, no era bien recibida porque sus padres eran guerreros, y batallaron y murieron a las afueras del bosque defendiendo injusticias y no al pueblo, Tamiasciurus es un pueblo de paz y cero armas, por esto Ari no era bien recibida por mucho, eso era injusto porque ninguno se daba a la tarea de conocer su corazón, pero Ari si contaba con una amiga una tortuga y un Tucán que le brindo desde el primer momento su amistad a pesar de ser de distinta especie.
Un día Ari estaba recorriendo los arboles mientras la Tortuga verificaba que no hubiera felinos por el lugar, el ave revisa el cielo por si aparece el águila que se alimenta de roedores, dentro de un tronco Ari ve una luz que la enceguece, rápidamente corre a ver de qué se trata, y es una Ocarina, ella en un libro había leído algo sobre ella pero no sabe cómo funciona, se reúnen los tres y empiezan a platicar sobre que es ese objeto, Ari dice que es un instrumento y sopla y efectivamente suena, Ari empieza a practicar todos los días y se vuelve toda una experta, en una mañana acompañado de sus amigos le muestra la ocarina a su pueblo pero esta es rechazada, no la dejan ni tocar cuando le gritan “¡es un ARMA!!, aléjense!” los demás ardillas salen corriendo y ella una vez más queda triste.
Una día revisando la ocarina nota que una nota suena mal y la revisa, por dentro tiene un papel, este es una melodía mágica que solo puede ser activada por la ocarina, la melodía es alegre y pone a bailar a todo quien escuche, un día en Tamiasciurus todo iba normal hasta que llega una serpiente, el cual arremete con el pueblo, y les da 3 días para que se vayan dejándoles sus tierras o se los comerán a todos, sin embargo al segundo día sin aviso llegan las serpientes las ardillas no saben que hacer, Ari salta con la ocarina, le dice a su pueblo que se tape los oídos y toca la melodía, las serpientes bailan sin cesar, las ardillas cogen ramas y piedras y empiezan a llevarlas a la caverna de más de 400 metros de largo donde son atrapadas por las águilas, las ardillas corren y corren, las Águilas están más pendientes y aprovechan para escapar, todo el pueblo pide perdón a Ari, todos se sienten muy mal por haberla juzgado, ella salvo al pueblo y sin ningún arma, pero ella decide irse con la ocarina y sus amigos y vivir aventuras, ella entendió que ese no era su lugar.

Ejercicio BINOMIO FANTÁSTICO

El gato en la bicicleta

Raúl se levantaba todas las mañanas a las 5am. Se metía a la ducha, preparaba el desayuno y con la mochila en la espalda, montaba su bicicleta, para pedalear hasta su trabajo.

Pero esta mañana, justo cuando se dirigía a la cochera para sacar la bicicleta, pudo notar las orejas puntiagudas, asomándose por la canastilla de la bicicleta.

Era un gato negro, mediano, algo joven y rechoncho, que había pasado toda la noche durmiendo en la bicicleta. Raúl no tenía idea como pudo entrar el gato a la cochera, pero no tenía tiempo que perder. Sin pensarlo dos veces, tomó al gato con las manos y lo llevó a la callé mientras el gato desesperado maullaba «Rauuul».

A la mañana siguiente al entrar en la cochera, de nuevo se percato que el gato estaba en la bicicleta. Raúl lo tomó de nuevo con las manos y el gato gritó «Rauuuuul», pero esta vez se giro y clavó los colmillos en su mano. Raíl lo soltó y el gato corrió de vuelta a la cochera, se subió en la bicicleta y se quedo ahí mirándolo, sobre el asiento. Luego el gato dio un salto para meterse a la canasta.

Raúl intentó sacarlo de nuevo pero el gato lanzaba zarpadas con cada intento.

—Está bien—, dijo Raúl—Si quieres quedarte ahí, ahí quédate. Pero yo iré a trabajar y lo haré con mi bicicleta. Raúl pedaleo rápidamente, y el gato algo asustado por la velocidad, no podía hacer más que gritar: «Rauuuuul»

Al llegar al trabajo, Raúl encadenó su bicicleta en el mismo árbol, como de costumbre. Tenía la esperanza de que al salir de trabajar, el gato se haya ido, pero cual fue su sorpresa cuando al dirigirse a la bicicleta, el gato asomó sus orejas puntiagudas desde la canasta.

Raúl, un poco conmovido por el animal, simplemente montó su bicicleta y se dirigió de vuelta a casa. El gato asomaba la cabeza por la canastilla observando todo. Y al llegar a casa, Raúl dejó abierta la puerta de la casa. El gato después de un rato, se animó a entrar y se encontró con un plato con atún y un balde de agua.

Desde luego el gato no iba a rechazar ese manjar y lo comió todo. Raúl se fue a dormir y el gato pasó la noche en la sala. A la mañana siguiente, Raúl se dirigió a la cochera y el gato tras de él. Raúl se le quedó mirando y le dijo:

—Anda, sube—., haciendo un gesto con la cabeza.

El gato dio un saltó y entró a la canasta.

Gracias

El pez dorado viaja hacia el ancla en el fondo del mar
1
En la tranquilidad y cotidianidad del océano se encuentra nuestro pequeño pero gran protagonista Pedro el pez dorado que le fascinaba dejarse llevar por su curiosidad y jugar con todos sus amigos por la vecindad de corales arcoiris y de las cuevas de crustáceos.
2
Pedro siempre que se topaba con una criatura que nunca antes había vista se les aproximaba para hacerle todo tipo de pregunta que cruzara por su mente, ¿Qué tipo de animal eres tu? ¿Que tipo de comida es tu favorita? ¿Sales a trabajar de noche o de dia? Pedro no se daba por vencido hasta conseguir respuestas y tener su curiosidad saciada, por dicha razón Pedro era la primera opción para cuando uno de sus amigos quería aprender sobre su alrededor, ya que Pedro parecía saberlo absolutamente todo acerca de lo que habitaba en las aguas del océano.
3
Aunque Pedro guardaba un pequeño secreto que no se atrevía a confesarle a sus amigos, y es que en realidad Pedro no sabía absolutamente todo en el mundo había algo en lo cual Pedro no tenía ni la mas minima idea y ese algo era el fonda del océano, esa capa oscura y desconocida en la que la mayor parte de las veces cuando algo se adentraba a sus profundidades ese algo ya no volvió a salir.
4
Eso se mantuvo cierta hasta que en una fría madrugada Pedro vio que apareció un artefacto bastante misterios que se adentraba implacablemente a la profundidades a una velocidad espectacular y sin el menor miedo para luego salir poco antes de que el solar soltara sus últimos rayos de luz en el océano.
Así que al saber que Pedro tenía una curiosidad que algunos se atreven a decir que era insaciable, Pedro decidió esperar el lugar donde siempre desciende este artefacto
para así atarse el mismo y descender junto al ancla para averiguar de qué se trataba su misteriosa misión.
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Y como sucedía todos los días sin falta este artefacto apareció súbitamente desde la superficie acompañada por una gran silueta que se mantiene por sobre el nivel del agua pero que parecía sostener este artefacto que al observar ya de cerca se podía apreciar que está fabricado por un tipo de metal super fuerte duradero para poder manejar las condiciones del fondo del océano.
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Pedro, nuestro valiente pez dorado sin pensarlo se amarro lo más rápido que sus pequeñas aletas pudieron permitírselo a este fascinante artefacto, y por la gran fuerza y velocidad que este llevaba Pedro no pudo hacer más que cerrar los ojos y aguantar hasta que llegaran al fondo y por fin encontrar respuesta sus interminables preguntas sobre el fondo del mar, y justo cuando Pedro terminó ese pensamiento hubo en gran retumbo seguido inmediatamente por un prolongado e increíble silencio.

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Para sorpresa de Pedro, cuando abrió sus ojos curiosos y pensaba ver nada mas el mas oscuro de las oscuridades, del artefacto se encendió una potente luz que prácticamente iluminaba todo a su alrededor y junto al pequeño artefacto se encontraba lo que Pedro había escuchado que era una camara especifica para tomar fotos en el océano.
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Y de la misma manera que súbitamente apareció la luz también empezaron a aparecer animalitos y criaturas que Pedro nunca en su corta vida había observado antes, “Esta criatura deben de pertenecer al fondo del océano” concluyó Pedro, y súbitamente este artefacto que tiempo después descubriría de fuente de los locales del fondo del mar se llamaba un “ancla de observación”.
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Pedro al verse abrumado de tanta información en un pequeño momento decidió aprovechar cada minuto que tuvo antes que el ancla regresará a la superficie a hacer todas las preguntas que cruzaban por su mente a los locales de las profundidades para poder satisfacer su curiosidad que le permitió conocer a maravillosas criaturas que con el tiempo se volverían en muy buenos amigos de Pedro.
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Y pocos antes que entrara la noche Pedro decidió atesorar este momento y junto a sus nuevos amigos de las profundidades se acercaron a la cámara especializada para las profundidades para que esta les tomara una foto y poder compartir su felicidad con aquella criatura que diseñó esta fascinante ancla con el simple motivo de poder satisfacer también su interminable curiosidad.

Jaja buen cuento del perro contra el armario! me gustó el ejercicio!