Contabilidad Mental: los consumidores somos propensos a asignar el dinero para ciertos propositos especificos.
Una vez que asignamos un fondo a un fin, se nos hace muy dificil sacar ese gasto para usarlos en otra cosa.
Esto se mantiene inluso cuando alguna condicion cambia y vuelve irracional el seguir destinando el dinero a ese proposito.
Ejemplo: entrada de concierto y billetera con el mismo dinero.
Las personas quebramos la razon al no poder mantener una visión total de los resultados.
Se nos nubla la lógica al no poder ver el dinero como un sustituto del dinero ya asignado, que no se percibe como igual al dinero “libre”.
Mentalmente no te habías dado el permiso para usarlo con ese objetivo.
Este sesgo también favorece el uso de medios de pago digitales, porque las personas no sienten el “dolor psicologico” de perder algo que no regresa al pagar en efectivo .
Socialmente es un medio de cambio, una opción de libertad y una herramienta de elección. Pero si asignamos una categoría para usarlo, el billete toma el valor de cada categoría.
Entra en compartimentos mentales donde ya asigné el uso y no lo gastaría para otra cosa.
Aplicación al marketing: Nuestra idea de lo que significa una buena compra depende de la situación y del contexto. La contabilidad mental altera la percepcion de las propias finanzas y en ocasiones hace que se gaste más que la utilidad transaccional percibida de un artículo.
Si se aumenta el valor percibido de una oferta (como objetos de lujo), la contabilidad mental asigna mayor importe.
Se puede asignar el producto a una ocasión especial (ej: para navidad se gasta más). Tenemos numeros prefijados de cuanto se debería gastar por cada ocasión.
Si matcheamos el costo prefijado con el precio de nuestro producto, es más probable que haga clic.
Si pagamos en digital o con puntos, vouchers o gift cards, algo que no vayamos a usar de inmediato, la contabilidad mental puede hacer que ese gasto se sienta más pequeño, porque lo pensamos como inversiones.
Además cuando consumimos el producto que compramos por adelantado, sentimos que es gratis porque lo compramos hace mucho tiempo y ya nos olvidamos del dolor del momento del pago (ej: tarjeta de puntos de estaciones de servicios).
Como consumidor, la mejor defensa es tener un presupuesto asignado.
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