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Agilidad: La capacidad de escalar y desplegar recursos rápidamente según la demanda, lo que agiliza el desarrollo y la entrega de aplicaciones y servicios.
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Ahorro de costos: Reducción de los gastos de inversión en infraestructura y mantenimiento, además de pagar solo por lo que se utiliza, lo que optimiza los costos operativos.
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Elasticidad: La habilidad de aumentar o disminuir los recursos de manera automática para adaptarse a picos de carga o cambios en la demanda, asegurando un rendimiento óptimo.
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Innovación: Al eliminar la preocupación por la gestión de infraestructura, los equipos pueden centrarse en la creación y mejora constante de aplicaciones y servicios innovadores.
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Despliegue global en minutos: La posibilidad de implementar aplicaciones y recursos en múltiples regiones del mundo de manera rápida y sencilla.
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Catálogo de servicios: Acceso a una amplia variedad de servicios preconfigurados, como bases de datos, análisis y machine learning, lo que acelera el desarrollo y ahorra tiempo.
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