¿Cómo el cuerpo responde a las amenazas?
Cuando el cuerpo interpreta un estímulo como una amenaza, se prepara automáticamente para la supervivencia. Una parte crucial del sistema nervioso, el sistema simpático, activa una serie de respuestas fisiológicas que preparan al cuerpo para enfrentar el peligro. Entre estas respuestas destacan:
- Aumento de la frecuencia cardíaca: El corazón late más rápido para bombear sangre.
- Elevación de la presión arterial: Esto asegura que los músculos reciban un flujo adecuado de sangre.
- Redistribución sanguínea: Más sangre se dirige a los músculos de las extremidades, facilitando la respuesta física.
Es en estos momentos cuando el cuerpo entra en el modo "triple F": lucha (fight), huida (flight) o congelamiento (freeze). Estas respuestas están naturales y son esenciales para enfrentar amenazas inmediatas que ponen en juego nuestra supervivencia.
¿Cuáles son las respuestas de lucha, huida y congelamiento?
Lucha (fight)
Cuando una persona percibe que puede enfrentar con éxito una amenaza, elige luchar. En el entorno laboral, esto podría manifestarse cuando un trabajador se siente acorralado por tareas difíciles o por una carga de trabajo excesiva. En estas situaciones, es común defenderse atacando, mostrando enojo o protestando.
Huida (flight)
Esta respuesta se activa si una persona siente que no tiene los recursos suficientes para enfrentar la situación. En el trabajo, puede deberse a una percepción de incompetencia, una mala asignación de tareas o incluso maltrato emocional. Como consecuencia, la persona podría buscar cambiar de proyecto o equipo, o incluso renunciar.
Congelamiento (freeze)
El congelamiento ocurre cuando el miedo supera al individuo, dejándolo paralizado. Muchas veces, en el ámbito laboral, alguien en modo congelamiento evita confrontar problemas, dejando que las situaciones se desarrollen sin intervenir. Esto puede ocasionar conflictos más significativos a largo plazo si no se resuelve.
¿Cómo gestionar el estrés en el entorno laboral?
Un entorno de trabajo estresante, donde predominan las altas expectativas y las pocas horas de descanso, puede aumentar la producción de cortisol, la hormona del estrés. Este "cóctel tóxico" daña la salud mental y física, causando problemas cognitivos, como:
- Problemas de memoria y atención.
- Insomnio.
- Irritabilidad.
Como líder, puedes ofrecer herramientas para reducir el estrés y evitar estas respuestas. Algunas técnicas efectivas incluyen la respiración consciente y otros consejos neurocognitivos.
¿Cómo crear un ambiente positivo en el trabajo?
Reconocimiento y recompensas
Cuando un entorno se percibe positivo, el cerebro activa mecanismos de recompensa asociados con la motivación y el placer. Al reconocer y recompensar los logros, se promueve el bienestar y el sentido de pertenencia entre los miembros del equipo, liberando neurotransmisores de la felicidad como:
- Dopamina: Relacionada con la motivación.
- Endorfinas: Producen euforia.
- Serotonina: Da una sensación de respeto y consideración.
- Oxitocina: Fomenta el afecto social y la confianza.
Fomentar la creatividad y el aprendizaje
El cerebro humano tiene una capacidad innata para la creatividad y la resolución de problemas. Los líderes pueden fomentar un ambiente seguro y abierto, donde se promueva la expresión de ideas sin temor a críticas. Además, a través de la neuroplasticidad, el cerebro se adapta al aprendizaje de nuevas habilidades. Por esta razón, proporcionar oportunidades de capacitación y apoyo es esencial para el desarrollo del equipo.
Importancia de la mentoría y la comunicación emocional
Realizar sesiones de mentoría personalizadas es beneficioso para monitorear el progreso de los colaboradores. Las emociones son contagiosas y pueden influir en el entorno laboral. Un líder debe ser consciente de su impacto emocional, ya que el cerebro tiene un papel crucial en las interacciones con los demás. Gestionar adecuadamente las emociones puede hacer de tu cerebro un aliado estratégico en el liderazgo.
¿Quieres ver más aportes, preguntas y respuestas de la comunidad?