Los grandes retos pasan por adquirir y desarrollar una serie de competencias y habilidades.
7 grandes retos que deberán afrontar los líderes.
Las organizaciones demandarán líderes formados para serlo, personas que se preparan realmente para liderar. El reto está en desarrollar esas competencias personales de forma consciente (liderar el cambio, innovación y creatividad, trabajar en equipo, habilidad para aplicar los conocimientos a la toma de decisiones, comunicar, etc.).
Un líder sabrá que lo es, se parará a revisar sus objetivos antes de lanzarse por ellos, contará con su equipo y se rodeará de las personas más capaces para alcanzar la meta.
La innovación es un factor clave en el éxito de cualquier negocio. Las exigencias de competitividad que afrontan las empresas, presentes y futuras, son enormes. Estamos en un entorno impredecible que requiere reaccionar rápido.
La buena noticia es que vivimos en un escenario propicio para fomentar la creatividad, con una cada vez mayor accesibilidad y multitud de herramientas para impulsar la innovación. El ejercicio del liderazgo exige dar importancia a la innovación en cualquier ámbito y comprender que el verdadero riesgo radica en la no-innovación.
Los líderes lograrán que todos en la organización, desde directivos a empleados, se impliquen en desarrollar un clima de innovación donde se premie la creatividad.
Las organizaciones se sustentan sobre estructuras verticales, donde no todos pueden cooperar de la misma forma. La tendencia es ir asumiendo progresivamente un modelo más horizontal, basado en la colaboración.
Con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, la inteligencia colectiva cobrará cada vez más fuerza. El liderazgo irá cada vez más encaminado a potenciar esa inteligencia colectiva.
En las manos del líder estará evitar que el grupo no sea más que una “masa” y, por el contrario, se comporte de manera eficiente e inteligente. Así, en los procesos de tomas de decisiones participarán cada vez más personas.
Tradicionalmente se ha dado una gran importancia a las funciones de planificación, análisis y control, que ejercía el líder sobre el resto del grupo. Precisamente por el cambio continuo al que ya he comentado, estas competencias serán más y más prescindibles, pues el líder no puede materialmente controlar un entorno tan impredecible.
Por ello, la capacidad de adaptarse a los cambios se valorará cada vez más y el liderazgo exitoso estará sustentado en esa habilidad de transformación. Además, los líderes se moverán con mayor frecuencia entre diferentes culturas y modelos de negocio, por lo que necesitarán mostrar flexibilidad y adaptabilidad.
Estas competencias son las habilidades para persuadir, influir y convencer a los demás para la consecución de los objetivos.
Una de las mayores prioridades de la empresa será comprender y cuidar el proceso de comunicación dentro y fuera de la propia organización.
Si ya hace tiempo que vivimos en la era de las comunicaciones, la conexión entre empresas, instituciones y personas será cada vez mayor. El uso de dispositivos tecnológicos (Internet, redes sociales, productos audiovisuales, etc) ha influido positivamente en la productividad y también en la satisfacción laboral.
El liderazgo se servirá de estas conexiones para mejorar los procesos productivos y obtener ventajas competitivas. La capacidad para mantenerse “conectados” será básica para la supervivencia de las organizaciones y la optimización de los negocios. El social networking formará parte del ADN de cualquier compañía.
Los líderes tendrán, por tanto, que asegurar esa conectividad para garantizar el acceso de su equipo en cualquier momento y desde cualquier parte, procurando siempre la seguridad y la integración para ser verdaderamente eficientes.
El líder fdebe ser un mentor. Uno de los grandes retos pasa por construir líderes capaces de generar confianza y demostrar empatía hacia los demás, dentro y fuera de su propia organización.
Para compartir una visión y tratar de conseguir un objetivo común, el liderazgo de éxito debe apelar a las emociones y convertirse en una fuente de motivación, para lo que será necesario el respeto a los demás y la empatía.