Amarillo: Genera optimismo y confianza, es el primer color que los niños reconocen porque lo asocian con la luz del sol, transmitiendo brillo, felicidad y alegría. El exceso de este color puede generar irritación, ansiedad e incluso miedo.
Azul: El color azul trabaja con los efectos de la mente, ayuda a entrar en calma y sirve para entrar en procesos lógicos relacionándolo con el pensamiento. Es un color frío, distante e indiferente, suprime el apetito (por eso no muchas comidas son azules) y se relaciona también con la tristeza.
Rojo: Es un color que genera energía y vitalidad, lo que activa respuestas físicas, eleva el ritmo cardiaco generando adrenalina. Si se complementa bien puede ser usado para relacionarlo con pasión y lujuria, pero su exceso pueden llevar a la rabia y la agresividad.
Rosado: Es un rojo con un poco de blanco, aún así su simbolismo es más de cariño y cuidado, relacionado con lo femenino. En ocasiones se relaciona con la debilidad pero genera un efecto calmante y de empatía.
Verde: Se relaciona con el descanse y el balance, genera tranquilidad gracias a su relación con la naturaleza activando y regulando el sistema nervioso, promueve la salud.
Naranja: Activa el apetito y está muy relacionado con marcas de comida rápida, pero también se relaciona mucho con la creatividad y la innovación. Es estimulante y genera interacción social, pero aún así puede generar impulsividad y en ocasiones no se relaciona con lo sofisticado.
Morado: Estimula espiritualidad, como físicamente sus ondas viajan rápidamente se relaciona con la transformación y la alquimia. Cuando el morado tiene mucho rojo se relaciona con dinamismo y sensualidad, mientras que si se relaciones con el azul se da una sensación de mayor tranquilidad y meditación.
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