Lo que vas a leer a continuación es un artículo con gotas de emotividad, pues recopila un poquito de todo: mi vida, mi experiencia y mis conclusiones frente a las experiencias de las empresas con las que he trabajado.
Cuando salimos de la academia tenemos un universo de expectativas por delante, ideamos nuestra profesión sin tener mucha claridad del “yo profesional” que queremos construir. La vida nos pone en diversos empleos para ir orientando nuestras pasiones y talentos en ciertos perfiles laborales, muchos se quedan trabajando para empresas y otros deciden hacerla.
Las dos opciones son maravillosas porque somos únicos y no todos estamos diseñados para hacer lo mismo, lo que sí es cierto, es que sin importar el camino que elijamos nuestra vida se centra en un constante aprendizaje. Hay una frase de Austin Kleon que amo (si no lo has leído, tienes que hacerlo): “La escuela es una cosa. La educación es otra. No siempre tienen que empalmarse. Estés o no en la escuela, siempre será tu trabajo seguir educándote”; y bueno, si estás leyendo este artículo, seguramente es porque tenemos el mismo interés, sumergirnos en el mundo estratégico empresarial para lograr una comunicación efectiva, eso quiere decir que ya has tenido un aprendizaje previo para lanzarte al agua y un porcentaje muy alto de motivación. ¡Te felicito! Creer en los sueños tiene grandes dosis de valentía.
Hacer empresa conlleva un sin número de cosas, debes sumergirte en el mundo financiero, administrativo, poner a prueba tu habilidad para relacionarte con cualquier tipo de persona y por supuesto, comprender el mundo de la comunicación y el marketing, en el cual nos enfocaremos. Sin embargo, hay un punto clave que he vivido desde que di mi primer paso al mundo laboral y al sector productivo, todo, absolutamente todo, necesita orden y estructura, sin importar el área en el que te encuentres, las empresas pierden muchísima plata cuando el caos reina.
Como diseñadora, directora de equipo, docente y consultora, he identificado que la falta de planeación estratégica en la comunicación predomina en muchas empresas, esto se da en ocasiones por falta de tiempo, generalmente, los empresarios de pequeñas empresas no cuentan con un equipo estratégico, siempre tienen la agenda llena y no hay un espacio para planear; también existen los “egos directivos”, quienes evitan poner en práctica las acciones del equipo si no pasan por su filtro, esto causa un retroceso enorme. Amo trabajar con los “sin tiempo” (porque emprender es de valientes) y evito hacerlo con los egocentristas, pues mi trabajo no es atravesar barreras de ego, eso se lo dejo a los psicólogos.
Cuando hablamos de estrategia, hablamos de estructura, un hermoso término que suele ser más lindo cuando se aplica. Todas las empresas necesitan trabajar bajo un territorio claro y ordenado, cada integrante de la empresa debe tener claridad de sus roles y funciones, esto es clave para la optimización de procesos.
Ahora, cuando hablo de orden no me refiero a esas estructuras piramidales en donde se hace lo que el jefe quiere y diga o se habla de él por los pasillos como si fuera una leyenda, ¡NO! Las empresas que han roto con ese tipo de estructuras y consolidan equipos bajo el trabajo colaborativo suelen ser mucho más valiosas, pues considero sumamente importante que las áreas de las empresas se involucren entre sí y compartan sus experiencias, no se imaginan el poder que existe cuando cada experto aporta su conocimiento hacia una misma causa.
Como consultora de marca y marketing he tenido el privilegio de trabajar junto a equipos de muchas empresas, lo que me ha llevado a identificar después de un análisis comparativo las falencias que más se presentan dentro del área de comunicación. Mencionaré tres:
Para lograr vincular las experiencias relevantes de las múltiples áreas de la empresa, es fundamental aterrizar el territorio. Aunque las empresas generalmente tienen claridad de su estructura, no saben cómo se puede vincular el conocimiento de ciertas áreas para compartirlo y potenciarlo. Las sesiones colaborativas son sumamente valiosas, de ahí surgen conclusiones muy enriquecedoras para el plan estratégico.
Evalúa si tu empresa tiene en cuenta este tipo de prácticas, si lo haces, procura concretar resultados y trazar objetivos.
Los integrantes de la empresa generalmente tienen muy claro sus roles y funciones, pero todo lo relacionado con diseño, comunicación y marketing muchas veces se convierte en un satélite o isla independiente. Algunas empresas pequeñas han invertido grandes sumas de dinero en agencias y han fracasado, esto los ha llevado a capacitarse en esta área para tomar las riendas; personalmente, considero que el gran error no se basa tanto en las agencias (bueno, reconozco que hay agencias malas, pero no son todas), se basa en la desconexión.
Antes de pensar en la estrategia de comunicación como empresa, evalúa:
Lastimosamente, fallar nos da durísimo. Muchas veces queremos ser perfectos para dar el primer paso y eso nunca va a pasar, ¡deja que intenten tumbarte!
Sigue moviéndote, pero con estrategia, analizando los por qué, reforzando los puntos débiles, persistiendo sin frustrarte, recuerda: “las personas que logran conseguir lo que quieren, son las que se quedan el suficiente tiempo para lograrlo”.
¡Sigue poniendo todo lo que sueñas en acción! Comienza ahora con el Curso de Comunicación Estratégica para Empresas.
Un abrazo.
Mavi Navarro
¡hola!
¿quién anda ahí?
Espero que puedas verme…