Mi obsesión con el data-storytelling me tenía ciega. Creía que mis dashboards eran la octava maravilla del mundo hasta que Victoria me bajó de esa nube: “Profe, No lo veo y por eso no lo entiendo”
Victoria es daltónica y mis “geniales” combinaciones rojo-verde- y chillon para las alertas, eran solo tonos marrones confusos para ella. Ahí me di cuenta de que estaba excluyendo personas, a mis alumnos sin darme cuenta.
Siempre he defendido que los datos son una herramienta para traer claridad donde hay confusión. Como profe en el mundo de los datos, me sentía orgullosa de mis dashboards. Construía gráficos, diseñaba alertas y transformaba hojas de cálculo complejas en historias visuales que, según yo, cualquiera podía entender. Pero estaba super equivocada.
Ese fue el inicio de un viaje hacia algo que ahora considero fundamental: la inclusión en los datos, y si sé que es prácticamente imposible incluir a todo el mundo, perooooo podemos aportar un poquito, a hacerle la vida un tris más fácil a las personas que conocemos.
El daltonismo, o más precisamente la deficiencia en la visión del color, no suele ser como la gente imagina. No es ver el mundo en blanco, negro o gris. Aunque, sí existen varios tipos de daltonismo y no todos ven las mismas tonalidades y el espectro de color es diferente, afecta a casi 1 de cada 12 hombres y 1 de cada 200 mujeres, pero este blog no es para hablar de eso.
Ahora, con eso en mente piensa en todos los informes de negocio que has visto. Al depender exclusivamente de paletas de colores comunes (como verde y rojo), creamos una barrera invisible.
Para que el impacto sea más claro, observemos un gráfico que no tiene nada data-storytelling y que en lo personal esta terrible, pero que va a explicar lo que necesito.
Para muchos, la información es instantánea, la carne es el producto más vendido, después las verduras y así sucesivamente. Entonces, si bien es un gráfico promedio la “mayoría” de personas con una pizca de esfuerzo y lectura critica pueden entenderlo. Aunque porfa no presentes algo así jamás.
Ahora, veamos esa misma imagen, pero cambiándola solo un poquito:
La diferencia es abrumadora. El mensaje se distorsiona. La capacidad de tomar una decisión rápida, o cualquier avance de forma acertada desaparece. prácticamente no entiendo que dice esa gráfica si lo veo metafórica y literalmente con otros ojos.
La narración de datos fracasa si una parte de tu audiencia no puede ver las pistas visuales que has diseñado.
La solución: Diseñar para todos, no solo para algunos
La buena noticia es que hacer nuestro trabajo más inclusivo no requiere un esfuerzo monumental. Solo necesita un cambio de mentalidad.
Con esto en mente, hay tres estrategias prácticas que cualquiera puede implementar para crear visualizaciones más accesibles.
1. Refuerza con iconos, formas y texto
El color puede captar la atención, pero otros elementos deben confirmar el mensaje como:
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Iconos: En lugar de un simple punto rojo, añade un icono universal. Una flecha hacia abajo, un signo de alerta o una equis para ayudar a la visual.
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Formas y texturas: En un gráfico de líneas, no uses solo una línea roja y una verde. Usa una línea continua, otra punteada y otra de guiones. Así, la distinción es clara con cualquier color.
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Etiquetas directas: A veces, la solución más sencilla es la mejor. Una alerta, etiqueta o tarjeta que diga directamente el dato: “Bajo rendimiento”, “Objetivo cumplido”.
2. Usa paletas de colores que no excluyan
Toca salir del típico rojo-verde y ampliar el repertorio.
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Azul con naranja o marrón: Esta dupla es de las más seguras y funciona bien para casi todo el mundo, incluso si hay deficiencia visual de color.
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Paletas secuenciales: Jugar con tonos de un mismo color (como de azul clarito a azul oscuro) ayuda a mostrar jerarquía o magnitud sin marear a nadie.
Existen herramientas fantásticas como Coolors que hacen este trabajo por nosotros. No hay excusas para no usarlas.
3. Prioriza el contraste
Esta es la base de la legibilidad. Asegúrate de que el contraste entre el texto, los elementos gráficos y el fondo sea lo suficientemente alto. Un texto gris claro sobre un fondo blanco puede ser lindi, pero es una pesadilla para personas con baja visión. Herramientas online de “revisión de contraste” pueden darte una puntuación de accesibilidad en segundos.
Después de mi conversación con victoria, pude forzarme a pensar de manera inclusiva, mi propio trabajo está un paso para ser mejor y más humano.
La próxima vez que construyas un gráfico, un reporte o un dashboard, haz una pausa y pregúntate: ¿Quién podría quedarse fuera de esta conversación?
Adoptar estos principios no es complicarse la vida, es tomarse en serio lo que hacemos. Es pasar de “se ve bonito” a “se entiende fácil”. Porque de nada sirve tener datos poderosos si no los puede leer todo el mundo.