De las películas de Pixar—y creo que he visto todas—hay una que se ha quedado conmigo mucho más que las otras. Desde que la vi hace años he tenido la frase central de la película metida en la cabeza, y regreso a ella constantemente. La frase es:
👉 “Anyone can cook”
La película, que cualquier fan identifica instantáneamente al leer la frase, es Ratatouille, la historia de una rata que cocina en un restaurant de cinco estrellas en París ¡Si no la has visto, te la recomiendo muchísimo!
¡No te tiene que gustar la cocina, ni las ratas, ni París! Como todas las obras maestras de Pixar es una historia inmensamente humana, contada con tal precisión y sutileza que no te das cuenta exactamente en qué momento ya estás tan involucrado en la historia de un roedor que no puedes despegar los ojos de la pantalla.
La frase aparece en varios momentos de la historia, como inspiración, como recordatorio, y casi como mandamiento, pero para mí siempre ha representado el espíritu con el que he sido recibido cada vez que he intentado algo nuevo que me da terror. Cada vez que me he adentrado en un mundo nuevo, siempre ha habido personas que me reciben con los brazos abiertos, y me enseñan, y me dicen:
Todo mundo puede hacer esto
Porque ese sentimiento - de terror- de ser el nuevo del pueblo, o de la escuela, o del equipo, o del trabajo, también es inmensamente humano.
Todos y todas lo sentimos de vez en cuando, y no hay nada más reconfortante que te abran la puerta. No hay nada que te quite el temor más rápidamente que alguien que ya está adentro y sabe lo que está haciendo. Ese experto/a al que todos miran con admiración y respeto, que te dé la mano y te diga que no pasa nada, que él7ella también llegó con esa misma cara de susto, y que todo va a estar bien.
Por eso me da tanta alegría poder hacer lo mismo con gente que apenas está llegando a mi mundo.
Mi mundo es…raro.
He tenido la enorme fortuna de vivir y hasta de ser parte de sacudidas increíbles.
Los cambios para todos los humanos siempre han sido tecnológicos, sociales, culturales, y oooobviamente todo el mundo piensa que ellos vivieron lo mejor. Pero, te cuento, a mí me tocó ser la última generación que vivió su adolescencia sin internet.
El salto más grande que ha tenido nuestra especie, a los 24 años de edad. No tengo manera de realmente describir el impacto que eso tuvo. Es como si hubieŕamos existido en un obscuro mundo en blanco y negro desde que nacimos, y de pronto alguien nos hubie prendido la luz y enseñado una pantalla IMAX a colores. Todavía me acuerdo y se me pone la piel de gallina. Todavía lo siento fresco.
Lo mejor es que no lo dudé un segundo. Me subí a ese tren y no me volví a bajar. Mi vida ha existido sobre internet desde entonces, y eso me ha traído beneficios extraordinarios, en lo personal y en lo laboral.
Llevo más de 20 años metido en el mundo de la tecnología, el emprendimiento, y las inversiones. He fundado empresas, algunas de las cuales han sido exitosas y otras han fracasado estrepitosamente. He trabajado con gente espectacularmente talentosa de países cuya existencia apenas conocía. Me he asociado con personas mucho mejores que yo, en todos los aspectos. He invertido capital en empresas exitosas. He representado a mi país en foros internacionales, y hasta he bebido cerveza con el Presidente de otra nación.
No he dejado de aprender, pero nunca he olvidado cómo inició todo esto.
Es por eso que me da un gusto gigantesco poder compartir contigo el resultado de todo ese aprendizaje: errores y aciertos con el Curso de Modelos de Negocio y el Curso de Estrategias para Negocios Digitales.
Así como yo fui bienvenido por gente increíblemente generosa, yo puedo ser el siguiente eslabón en la cadena, abrir la puerta, y decirte: “No te preocupes, todo va a estar bien. Ven a aprender con nosotros en Platzi”.
Curso de Modelos de Negocio