El primer paso para ser líder

En algún momento de nuestras vidas nos ha pasado por la mente el ser líder, por lo menos una vez hemos tenido esa idea de ser responsables del esfuerzo de un equipo de trabajo o de un proyecto. Pocos se animan a dar ese paso pero, sin importar el resultado, su esfuerzo se les retribuye con un gran aprendizaje.

¿Pero qué hay quienes no asumieron ese rol?

Lo primero que se podemos pensar es que quizá no tuvo el valor de hacerlo; sin embargo, esta idea llega a ser errónea y es en eso justamente en lo que nos centraremos: en los prejuicios

Conocemos diversas cualidades de un líder, como: inspirar a otros, comunicación asertiva, empoderamiento de sus seguidores, capacidad de dar y recibir feedback efectivo. Sabemos que esas, entre otras características, son las que deseamos obtener aunque no tenemos idea de por dónde iniciar.

Una aptitud poco mencionada de los líderes es su capacidad de introspección; es decir, el conocimiento que tiene de sí mismo de forma general y particular. Esto permite lograr conocerse mejor, tener un juicio subjetivo más claro, determinar un nuevo status quo a alcanzar proyectando este nivel de consciencia a los demás y así evitar prejuicios.

Estas son las habilidades blandas que más buscan las empresas líderes.

¿Cómo podemos eliminar prejuicios y llegamos a ser líderes?

La respuesta es simple: sé optimista. Para lograrlo solo debes interiorizar aspectos sobre ti mismo, cambiar tu forma de pensar porque parte del proceso de ser líder también es evolucionar más allá de solo cambiar. Al hacerlo constantemente, esto se convertirá en un hábito y, al final, nos ayudará a iniciar nuestro camino hacia el liderazgo.

Para iniciar como líder debes comenzar por ti mismo, abandonar prejuicios y verte como tal tanto para ti como para los demás. Te dejo algunas buenas prácticas para que tomes en cuenta:

1. Omite las “advertencias” sobre otros. Si alguien te dice que tengas cuidado con una persona, es muy probable que también lo tengan contigo y nunca conozcas a la gente de verdad. Si no las conoces tampoco te ofrecerán respaldo, entonces liderarlas será complicado.

2. Ve el vaso lleno. Aquí no existe el término “realista”. Sé optimista o pesimista. Si en tu anterior trabajo las personas eran amargas y desagradables, es muy probable que en el próximo ambiente laboral también lo sean. Destaca lo mejor de cada quien y comunícalo. No tienes que ser líder de otras personas para ofrecerles algo bueno, recuerda que donde veas algo bueno también lo verás a dónde vayas e incluye a las personas.

3. Transforma tus experiencias. Solemos compartir experiencias y nos encanta hacer énfasis en aquellas que nos marcaron de forma negativa, porque fueron un hito en nuestras vidas. El resultado de hablar de esto puede causar lástima o admiración, así que, la próxima vez, procura enfocarte en cómo ese evento te ayudó a ser mejor persona. ¡Vas a ver cómo cambian las reacciones de tus interlocutores!

4. Elige a tus amistades. Rodéate de personas con actitud positiva, que te reten a ofrecer una mejor versión de ti y que estén libres de prejuicios. Las amistades que ofrecen lo contrario se vuelven un lastre, sin importar cuánto creamos valorarlas.

Estos cuatro puntos facilitan el pensamiento optimista a través de la introspección, lo que te ayudará a tener una mejor concepción de ti mismo y hará que otras personas estén dispuestas a seguirte pues valorarse a uno mismo también es inspirador.

Te reto a llevar a la práctica lo que has aprendido aquí: sé constante y comparte tu experiencia. Estoy seguro de que lograrás causar un impacto positivo en alguien más.

Al final, te habrás demostrado a ti mismo que acabas de iniciar tu carrera como líder y te dejo una pregunta para reflexionar: ¿Qué te detiene a iniciar tu auto-liderazgo?