¿A quién no le gusta viajar ? Todavía no conocí a esa persona. Cada vez que se habla del tema, la aceptación es casi universal y aparecen las sonrisas.
Sin embargo, al predicar la palabra de los programas de fidelidad, son todo bostezos y ojos para arriba: las reglas y esfuerzos para maximizar beneficios con millas y puntos no quedan bien en la misma foto del imaginario popular de las vacaciones, en donde hay una playa paradisíaca, una montaña por escalar o quizás una ciudad nueva por explorar: ideales aspiracionales en los que el “trabajo” se queda afuera.
Convéncete del valor
No voy a engañarte, posiblemente requiera menos esfuerzo estudiar el idioma ruso antes que el millero. Entender y operar dentro del laberinto de los programas de fidelidad no es para cualquiera: las opciones disponibles son tantas y cambian tan seguido que vas a necesitar tiempo y estudio para maximizarlas.
Convertirte en creyente es algo que tienes que hacer solo. Nadie puede ayudarte, y quizás requiera de experiencias propias, como alguna oportunidad perdida o ganada.
Pero si estás convencido de que existe valor en estas monedas alternativas inventadas por las empresas de servicios, y decides seguir adelante, esto es lo que va a pasar:
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Vas a viajar más pagando menos: es posible que ya no tengas días de vacaciones disponibles al tener viajes reservados por el próximo año.
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Vas a viajar mejor: tendrás beneficios especiales por tener algún status, o viajarás en primera clase o en ejecutiva, si te gusta.

Establece objetivos concretos
¿Cómo trazar el mejor camino si no sabemos hacia dónde ir?
Si estás iniciando, antes de acumular tu primera milla deberías tener en claro cuál será tu objetivo. Tener una meta te permite priorizar tus esfuerzos y determinar el momento en el que vas a disfrutar la cosecha de tu trabajo.
También te ayudará ser paciente. El camino puede ser largo, con oportunidades perdidas y por ganar. Acelerar el proceso se traduce en pagar más caro.
Por último, es muy importante que tengas presente desde el principio que viajar gratis no es posible. Cada punto tiene un costo… siempre, por más mínimo que sea.
Investiga las oportunidades disponibles
Hay muchas preguntas que te van a ayudar a definir dónde, cuándo y cómo acumular millas:
- ¿Qué aerolíneas tienen mayor cantidad de vuelos en tu aeropuerto más cercano?
- ¿Cuáles de ellas llegan a los destinos que definiste en tus objetivos?
- ¿Qué cadenas de hotel se encuentran en tu región? ¿Están presentes en las regiones que quisieras visitar?
- ¿Alguna de las tarjetas de crédito disponibles en tu país tiene beneficios orientados al viajero por estar afiliada con un programa de fidelidad?
- ¿Hay productos o servicios que ofrezcan puntos por contratación o suscripción?
Alineando tus objetivos a las oportunidades que existen en tu país o región, el camino se aclara y quedan expuestos los programas en los que deberías concentrar tus esfuerzos.
Planifica y ejecuta tu estrategia de acumulación
El puntapié de esta etapa es la solicitud de las tarjetas de crédito que hayas definido como las más apropiadas para ayudarte a alcanzar tu objetivo. Idealmente, debería estar afiliada con el programa de fidelidad de tu preferencia, otorgando una cantidad definida de millas o puntos por cada dólar gastado.
Es clave canalizar todos los gastos, por pequeños que sean, a través de la tarjeta de crédito, para que cada dólar genere millas. Eso sí, al vencimiento de cada resumen ocúpate de pagarlo por completo: tus puntos van a ser los más caros del planeta si tienes que pagar intereses a las entidades financieras
Poténciala por todas las vías posibles
Hay muchos caminos para acelerar la suma de millas y llegar más rápido a tu objetivo sin necesidad de gastar más dinero.
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Bono de bienvenida: en algunos países, las tarjetas de crédito quieren tanto tus operaciones que ofrecen interesantes bonos de millas al alcanzar un consumo determinado en los primeros 3 o 6 meses desde el alta de la tarjeta.
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Portales: algunas tarjetas de crédito y varias aerolíneas tienen páginas web con portales de compra, a través de los cuales podrías sumar puntos adicionales a los que te darían por tu transacción.
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Comercios: suscripciones a clubes de vinos, quesos, entradas de cine, servicios financieros, seguros de hogar o vehículos, restaurantes, alquileres de autos, carga de combustible… si prestas atención, seguramente hay muchos gastos que ya estás realizando que podrían aumentar aún más tu saldo de millas si los contrataras con otro vendedor.
Asegura tu premio
Después de haber alcanzado la cantidad necesaria de puntos que planteaste en tus objetivos, o incluso antes, si el programa lo permite, es momento de activar la segunda mitad del plan: convertir esos puntos en pasajes de avión o noches de hotel reales.
Lo aconsejable es que previamente, durante algún tiempo, estés monitoreando la disponibilidad y valores de canje que se muestran para las fechas estimadas de tu viaje. Los premios suelen aparecer, desaparecer y cambiar de valor con bastante facilidad, por lo que conocer su comportamiento ayuda a no desesperar.
Cuando veas tu premio disponible y tengas los medios para reservarlo, no lo dudes: cierra la operación. Mañana puede ser tarde.
En conclusión, si estás dispuesto a invertir tiempo en información y algo de estudio, las millas y puntos abren una segunda puerta para tus viajes, frecuentemente ofreciendo mucho más valor de lo que cuestan.
Tener claros tus objetivos, informarte día a día sobre el funcionamiento y las oportunidades que presentan los programas de fidelidad, desarrollar la mejor estrategia de acumulación de millas basada en la oferta de tarjetas de crédito y promociones en tu país, ejecutarla con sabiduría para maximizar tu rendimiento: esos son los pasos centrales para que te conviertas en un experto que entiende y domina las reglas de la industria de la hospitalidad.
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