Aprende a formar equipos de ingeniería efectivos, motivados y enfocados en entregar valor.
Por: Carlos Sampol, Software Engineer Manager en Platzi
Crear un equipo de alto rendimiento no es una ciencia exacta. Además, en la mayoría de los casos, es una tarea desafiante.
Existen múltiples frameworks de trabajo que estructuran todo con retrospectivas, dailies, groomings, plannings, entre otros. Ojo, no estoy diciendo que estas herramientas no sean valiosas; al contrario, ayudan a establecer los espacios necesarios. Sin embargo, la verdadera magia no reside allí. Muchas veces, caemos en el error de apagar el cerebro o ir en piloto automático, creyendo que estos procesos lo resuelven todo, y la realidad es que, tristemente, no es así.
Existen muchas características que forjan la cultura de equipos de alto desempeño y que permiten transformarlo, llevándolo de ser simplemente un grupo que toma tickets a uno que explota su máximo potencial.
En este artículo, abordaré 6 puntos clave que, desde mi perspectiva, marcan la diferencia para formar equipos de alto rendimiento: efectivos, motivados y enfocados en entregar valor, siempre cuestionándose el “por qué” en lugar del “cómo”:
Puede sonar cliché, pero comenzar cualquier iniciativa buscando entenderla profundamente, contextualizándote y empatizando con el motivo detrás del requerimiento o ajuste específico, tiene un impacto significativo. Este enfoque ayuda a evitar reprocesos, perderse en detalles irrelevantes (los famosos rabbit holes) y, en muchos casos, optimiza incluso el desarrollo en sí.
Asumiendo que ya hemos cumplido con nuestro rol como gatekeepers del requerimiento, validando su necesidad y definiendo los principales problemas a resolver, el siguiente paso clave es compartir esta información con el equipo. Brindarles todo el contexto necesario tiene un impacto transformador, ya que les proporciona dos elementos fundamentales:
Cuando el equipo entiende el panorama completo, es capaz de tomar decisiones más acertadas y alineadas con el objetivo general.
Dar contexto no solo empodera, sino que también fortalece el compromiso del equipo, al hacerlos sentir responsables de la solución.
Un equipo de ingeniería de alto rendimiento no se limita a ofrecer soluciones técnicas; también entiende el valor del producto que está construyendo y su impacto en los usuarios finales. Adoptar una mentalidad de desarrollo de producto implica ir más allá del cumplimiento de requerimientos y enfocarse en crear soluciones que realmente resuelvan problemas, generen valor y estén alineadas con la visión estratégica de la empresa.
Aquí algunos aspectos clave para fomentar esta mentalidad:
Involucra al equipo en actividades como entrevistas con usuarios, análisis de datos de uso y revisión de métricas clave. Esto les permitirá comprender para quién están construyendo y cómo sus decisiones técnicas afectan la experiencia del usuario.
Fomenta una relación cercana y colaborativa con los responsables de producto. Los ingenieros no solo deben recibir tickets, sino también participar en las discusiones estratégicas sobre prioridades, funcionalidades y el porqué detrás de cada decisión.
El desarrollo de producto exitoso requiere un balance entre avanzar rápido y mantener la calidad técnica. Enseña al equipo a discernir cuándo invertir en soluciones robustas y cuándo priorizar entregas rápidas para aprender del mercado.
No se trata solo de construir algo que funcione hoy, sino de asegurarse de que el producto sea escalable y sostenible a medida que crece la base de usuarios o evolucionan las necesidades.
Un equipo que comprende el desarrollo de productos trasciende la ejecución de tareas para convertirse en un aliado estratégico dentro de la organización. Contribuyen no solo con ideas y soluciones, sino también con una visión integral que impulsa la creación de productos exitosos.
Frecuentemente, nos enfocamos en gestionar la comunicación con otros equipos, pero ¿y si primero revisamos cómo nos comunicamos internamente? Aquí es donde la Ley de Conway cobra relevancia:
“Las organizaciones que diseñan sistemas tienden a producir diseños que reflejan las estructuras de comunicación de dichas organizaciones”.
Llevado a términos más coloquiales: todo lo que hacemos saldrá mal si nuestras estructuras de comunicación internas son deficientes. La comunicación efectiva dentro del equipo es la base para crear sinergias, evitar malentendidos y trabajar de manera cohesionada.
Un equipo de alto rendimiento no solo ejecuta tareas; se autogestiona, define sus prioridades y busca constantemente la excelencia. El camino hacia la autogestión no es fácil, pero las restricciones adecuadas pueden ser el catalizador que impulse a un equipo hacia el éxito. Como bien dice el adagio que algún día me compartio Anibal Rojas Senior VP de Tecnología en Platzi:
“Constraints make things happen”* ✨
Establecer límites claros, pero flexibles, fomenta la creatividad, la resolución de problemas y la autonomía, pilares indispensables para cualquier equipo que aspire a rendir al máximo.
En un equipo de alto rendimiento, el crecimiento individual y colectivo es clave. Establecer una cultura de aprendizaje continuo puede marcar una gran diferencia. Esto incluye:
Ofrecer acceso a cursos, talleres o certificaciones que fortalezcan las competencias del equipo.
Sesiones como tech talks, lightning talks o revisiones de código colaborativas pueden fomentar la colaboración y el aprendizaje colectivo.
Permitir que los miembros del equipo experimenten con herramientas o metodologías innovadoras.
Un equipo que está constantemente aprendiendo y adaptándose no solo es más eficiente, sino también más resiliente frente a los cambios.
La confianza y la seguridad psicológica son la base para que un equipo alcance su máximo potencial. Según Amy Edmondson, investigadora de este concepto, un entorno de seguridad psicológica es aquel donde las personas se sienten cómodas, expresándose sin miedo a las críticas o represalias.
Aquí hay algunas estrategias para fomentar este tipo de ambiente:
Asegúrate de que todas las voces sean escuchadas, sin importar el rol o nivel de experiencia de la persona.
Establece reglas claras para garantizar que las discusiones sean constructivas y basadas en el respeto.
Los errores no deben verse como fracasos, sino como momentos para reflexionar y crecer.
Un agradecimiento sincero o un reconocimiento público fortalece la confianza y aumenta la motivación.
Cuando los miembros de un equipo sienten que están en un entorno seguro, se atreven a tomar riesgos calculados, proponer ideas innovadoras y ser auténticos. Esto no solo eleva el desempeño, sino que también fortalece la cohesión del equipo.
Crear equipos de ingeniería de alto rendimiento no es un destino, sino un proceso continuo. Requiere esfuerzo, comunicación efectiva y una cultura de transparencia y aprendizaje constante. Pero, cuando lo logras, el resultado es un equipo no solo efectivo, sino también motivado y capaz de generar un impacto significativo.
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