Lo que necesitamos aprender para el desarrollo no está en el desarrollo o al menos no únicamente.
De hecho, la clave para lograr avances novedosos en cualquier disciplina frecuentemente se encuentra en otras disciplinas: lo que necesitamos aprender para el desarrollo (de software, económico, científico) está en la diversidad, en ideologías distintas, en otras prácticas y en otras culturas.
Sin duda, requerimos conocimientos sobre el campo en el que nos desempeñamos, pero principalmente necesitamos abrir la mirada y el pensamiento, dejar de lado los prejuicios o ideas imaginarias basadas en el supuesto de que ya sabemos todo lo que necesitamos saber.

La originalidad no existe
El artículo “Por qué es tan difícil tener ideas originales (y cómo no dejar de ser único)”, publicado por la BBC de Londres, explica cómo algunos de los descubrimientos más impactantes de la humanidad fueron una reinvención de alguna otra reinvención.
También muestra cómo muchos descubrimientos hechos por distintas personas se dan simultáneamente.
Esto es porque los seres humanos aprendemos más o menos simultáneamente de los eventos que suceden en el mundo, pero además heredamos colectivamente miles de años de información y creencias a los que en determinado momento se les dan miradas distintas y también interpretaciones parecidas.
Tenemos, además, una construcción cultural. Es decir, modelos que en ocasiones son bastante rígidos, a partir de los cuales nos fue enseñado el mundo y de los que hay que desmarcarse. Esto requiere de un esfuerzo por aprender y por desaprender, esfuerzo que a veces puede resultar doloroso pero fascinante y que además aporta muchas ideas para reinventar algo.
¿Y si no existe la originalidad, para qué intento?
Intentar ideas nuevas u originales es realmente un desafío, pero, cuando se logra reinterpretar el mundo que nos rodea, los resultados pueden ser sorprendentes. Piensa por ejemplo en Cristóbal Colón: él pensaba en llegar a Asia y (para él) ahí fue a donde llegó. ¿Qué otros impactos o magnitudes hubiera tenido su hallazgo si no hubiese partido de una idea fija?
Y más allá de Colón, ¿cómo hubiera sido la vida de Américo Vespucio –o de quienes le antecedieron– si se hubiera salido del molde y se hubiese atrevido a pensar que ese territorio que estaba allí era completamente distinto a lo que sabía y esperaba?

Entonces, ¿se trata de montarte en un barco, dejar de lado todo lo que sabes y tienes para hacer reinvenciones? Casi. Quítale la parte del barco –o vete en el barco, si puedes– ¡y ahí está! Ten presente que, aunque tus conocimientos son parte del constructo social y colectivo, tú tienes una mirada particular y una historia única que te permitirán, si lo permites, redescubrir el mundo.
Un pequeño, pero potente acto de valentía
En esos grupos sociales que históricamente nos han enseñado a ver con el lente roto del prejuicio hay una cantidad de formas de hacer y de habitar en tu propio mundo que ni siquiera sospechas y que, sin duda, te inspirarán nuevas ideas.
Ideas no solo para el desarrollo de software, económico y científico, sino también para tu cotidianidad y tu relación con las demás personas.
La semilla para una reinvención impactante tal vez está en aquello que te hace ruido: en grupos o ideologías políticas que te causan incomodidad y rechazo, o en personas que viven su individualidad y su identidad como quieren.
Bien sea aquellos que son supertradicionales, ortodoxos, ultra vanguardistas, comunidades étnicas, personas queer e incluso personas de ideas políticas o religiosas completamente opuestas, en lo diverso siempre encontrarás claves.
Un ejemplo de esto lo habrás visto ya en el mismo artículo de la BBC que te mencioné antes. En el siglo XVIII se le daba gran valor en las artes a la capacidad de imitar a otros artistas. Lord Byron, por ejemplo, se dejó influenciar por las ideas políticas del momento y creó un nuevo género literario: el romanticismo. Hay miles de casos como este.

Tú también puedes hacer una reinvención novedosa, sin importar qué tan sencillo, complejo o específico es tu quehacer. Haz ese pequeño pero potente acto de valentía: quítate de encima desconfianzas infundadas, deja de lado lo que crees que sabes y atrévete a aprender con y de los otros.
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