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Hace unos años recuerdo que muchas empresas pedían capacidad para el multitasking como una característica necesaria para ser productivo. Incluso lo poníamos en nuestro currículo y lo remarcábamos al hacer una entrevista: parecía que poder hacer muchas cosas a la vez nos daba un plus de eficacia.
Hoy vengo a contaros una verdad como un templo: aunque yo misma he pensado durante mucho tiempo que era una ventaja, el multitasking, es decir, el realizar muchas tareas o actividades de manera “simultánea”, es una trampa.
Y digo “simultánea” entre comillas porque está demostrado que cuando pensamos que hacemos varias tareas a la vez, realmente lo que hacemos es cambiar de tarea constantemente.
Así lo demostró Earl Miller, del Departamento del Cerebro y de las Ciencias Cognitivas del Massachusetts Institute of Technology (MIT), reconocido por su trabajo en procesos como la concentración y la memoria.
Este neurocientífico evidenció en sus estudios que el ser humano es incapaz de hacer dos tareas a la vez y que realmente para hacer la segunda dejamos de hacer la primera y cambiamos de tarea, perdiendo energía, rendimiento y productividad en este proceso.
Asimismo, en sus estudios sobre el concepto llamado "Coste por Cambio", un equipo de la Universidad de Michigan liderado por el psicólogo David E. Meyer sugiere que el cambio continuo puede bajar la productividad hasta en un 40% debido a los bloqueos mentales que produce. Diferencian dos etapas en este proceso:
1. El cambio de objetivo que es la decisión de cambiar de tarea;
2. La activación del rol que es el cambio de las normas y habilidades que se necesitan para realizar esta nueva tarea.
Además de eso sabemos que el multitasking:
- Disminuye la eficacia: Está más que demostrado que hacer varias tareas al mismo tiempo hace perder la concentración, el tiempo y el rendimiento. Por lo tanto la productividad es mucho menor.
- Aumenta la distracción: La productividad, como tal, está directamente ligada a la capacidad de concentración y la atención; y no podemos centrar estas capacidades en más de una tarea.
- Fomenta el desorden: Al no acabar ninguna tarea lo dejamos todo a medias, y por tanto todo por medio.
- Dispara los niveles de estrés: la peor enfermedad de nuestro siglo.
- Facilita la conducta impulsiva y la pérdida del control.
Por tanto es muy importante que dejemos de lado estímulos, notificaciones y otras distracciones para enfocarnos en una tarea a la vez. Ya es hora de que aprendamos la mejor manera de sacar provecho de nuestro tiempo: es lo más valioso que tenemos.
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