Tanto en la vida personal como profesional tomar decisiones implica asumir la responsabilidad sobre los resultados de las mismas. Esta es la razón principal por la que es necesario mejorar nuestra capacidad de tomar decisiones, combinando conocimiento, habilidad y experiencia ya que nuestro crecimiento y satisfacción personal dependen de ello.
Lo que tienen en común, todas estas situaciones, es que nos generan algún tipo de malestar.
La lista de preguntas que podemos hacernos al respecto puede ser muy extensa y seguramente encontremos razones que justifiquen cada una de las respuestas, incluso cuando preferimos no decidir. Aun así, es imposible escapar de la toma de decisiones, pues es una característica que viene de fábrica en el ser humano, independientemente de lo más o menos importante que sea el resultado que estemos buscando.
No somos conscientes de la mayoría de las decisiones que tomamos a diario. Para decirlo de una manera muy simplificada, a nuestro cerebro solo le interesa sobrevivir y reproducirse, gastando la menor energía posible. Veamos un poco más.
Nuestro cerebro desarrolló un sistema automatizado que le permite disponer rápidamente de los recursos necesarios para resolver cualquier situación que se presente y lo hace sin que nos demos cuenta. Como le gusta tener varias opciones para poder elegir, evalúa la información que tiene guardada y busca la “mejor opción” (mayor recompensa con mínimo esfuerzo). Cuando no encuentra opciones o le damos demasiadas, colapsa o quedamos en estado de indecisión y nos sentimos mal.
Teniendo esto en cuenta, podemos concluir que no hay ni buenas ni malas decisiones, sino que siempre se toma la mejor opción, con la información disponible en ese momento. Esto continuará ocurriendo de esta manera mientras permitamos que nuestra mente trabaje libremente, sin intervenir.
Ahora, ¿qué ocurre cuando no estamos a gusto con los resultados que estamos teniendo en nuestro día a día?, como por ejemplo:
Cuesta entender que los resultados que obtenemos son consecuencias de las decisiones tomadas, que por lo general los asociamos a factores externos a nosotros y es esto justamente lo que nos impide cambiar la situación.
No todas las decisiones son iguales, algunas son más importantes que otras y requieren de un tratamiento distinto al momento de elaborarlas. La buena noticia es que se puede influir en el proceso, intervenir y tomar decisiones más deliberadas y efectivas.
Para esto, en el Curso para tomar decisiones en el trabajo, te cuento cómo funciona el proceso de toma de decisiones y las claves más fundamentales para entrenar esta habilidad, de manera que puedas desarrollar un método de toma de decisiones orientado a los resultados que SI quieres lograr.
A lo largo de todo el programa iremos avanzando de menos a más en conocer y aplicar los puntos más valiosos que todo buen proceso de toma de decisiones debería tener.
Es muy importante comprender que la capacidad de elegir en todo momento es un poder, una habilidad que todos disponemos y qué se puede mejorar con la práctica, aplicando el conocimiento y tomando acciones concretas.
Ahora estás a una decisión de mejorar todas tus decisiones.
¡Nos vemos en el curso!
Luciano Dal Maso
Me surge una duda: ¿Ese curso es sobre pensamiento crítico o algo parecido?
Estaría genial un curso de sesgos cognitivos.
En este curso aprenderás a:
Descubrir que las decisiones tienen causa y efecto y no solo costos.
Discriminar la información para reducir la incertidumbre al momento de tomar decisiones.
Aprender a tomar decisiones en situación de emergencia o bajo presión.
Muchas gracias por tu sugerencia.
Wow, sin duda, tomar decisiones es un poder que tenemos todos los seres humanos en mayor o menor medida. Y cuando evitamos tomar decisiones y hacernos cargo de las responsabilidades, echamos a la basura cualquier pizca de poder que pudiésemos tener.
Así es. Muchas gracias por tu aporte.
Con gusto Luciano
super