El rediseño incremental, para mí, es más que una metodología: es una conversación continua con nuestros usuarios. Es un compromiso de adaptarse, pero hacerlo con sensatez, con pasos medidos y siempre con el feedback del usuario como brújula.
¿Por qué abogo tan firmemente por esta estrategia? Porque es un proceso iterativo, basado en datos y, sobre todo, centrado en el usuario. Mientras que un rediseño radical puede sentirse como un salto de fe, el rediseño incremental es como caminar con un mapa y una brújula, asegurándose de que cada paso nos acerque a nuestro destino.
Desde que comencé mi andadura en el mundo digital, he sido testigo de cómo las aplicaciones con alto tráfico luchan por mantenerse al día con las cambiantes expectativas de los usuarios.
Cada decisión, cada cambio, puede ser un punto de inflexión en la experiencia del usuario. Y es en este escenario donde el rediseño incremental ha demostrado ser una herramienta esencial en mi caja de herramientas de diseño.
He visto –y he trabajado– a gigantes como Spotify o Airbnb adoptar esta estrategia y cosechar sus frutos. Y, basándome en mi experiencia, puedo decir que es una de las claves de su éxito en el ámbito digital.
Para quienes estén considerando el rediseño incremental, aquí les dejo una lista de accionables:
En resumen, el rediseño incremental es una filosofía que pone al usuario en el centro. Es un compromiso con la mejora continua y la adaptabilidad. Y, en mi experiencia, es la clave para navegar con éxito en este cambiante mundo digital.
Dificilmente obtenedras el resultado a la primera, por eso es importante hacer varios vocetos, esqueñas o diseños, cada vez se vera más acercado a la visión que tienes.
Rara vez lograrás el resultado deseado en el primer intento; por lo tanto, es crucial crear varios borradores, esquemas o diseños. Con cada paso, te acercarás más a la visión que tienes en mente.