En la Edad Media hubo un invento que acelero el desarrollo de la humanidad de una forma nunca antes vista. La imprenta, según Francis Bacon fue uno de los tres inventos que marcaron el origen de una nueva época. Su importancia radica en que ahora la difusión de ideas y conocimiento se harán en un menor tiempo, al igual, que existirán varias copias de un mismo libro; circulando simultáneamente en América, Europa o quizá Asia. De esta manera se rompe el paradigma del acceso del conocimiento de la Baja Edad Media donde se tenía a lo sumo una copia terminada de un texto clásico, usualmente en latín o griego, que probablemente demoraría copiar toda una vida.
Fue en esta época que se dieron las condiciones necesarias para que un joven monje alemán expresara y publicara su inconformidad con el manejo de la iglesia y el Vaticano en su momento.
El 31 de octubre de 1517 un joven Martin Lutero colgaba en las puertas de la catedral un documento conocido como “Las 95 tesis de Martin Lutero” en donde exponía sus puntos de vista sobre como se estaba manejando mal la fe por parte del Vaticano, volviéndola un producto al poder comprar un lugar en “el cielo” con dinero.
Aquel monje, nunca imagino que su acto desencadenaría una seria de debates, disputas y guerras que ocasionaría una diáspora de creyentes en el siglo XVI con la creación de variantes como el Luteranismo y el Calvinismo y una serie de guerras religiosas en toda Europa sobre cual era la religión correcta.