Hablar en público o delante de una cámara supone un gran reto para cualquier persona. Aunque unos pocos lo ven como algo motivador y estimulante, la mayoría suele sentir pánico al enfrentarse al objetivo.
En comunicación o cuando se quiere lanzar un canal de YouTube, saber desenvolverse con seguridad y confianza genera un mayor impacto. Por eso, es fundamental desarrollar ciertas habilidades que nos hagan hablar delante de la cámara sin miedo.
6 trucos imprescindibles para hablar delante de la cámara sin miedo
- Imagina que la cámara es un amigo cercano. Sentir que hablamos a alguien conocido tiene un efecto directo sobre nuestra seguridad. Conseguimos desenvolvernos con fluidez y mostrar un lenguaje corporal abierto. Esto también es aplicable a la hora de enfrentarnos a una audiencia, como cuando tenemos que exponer nuestro trabajo ante un número elevado de personas.
- Sonríe. Una persona cerrada y seria, no llega al público. Muestra, en la medida de lo posible, una sonrisa y un gesto de interés. Además, al sonreír, mandas un mensaje al cerebro de relajación. Procura también que tu postura corporal sea abierta.
- Ejercita las cuerdas vocales. Realiza algún ejercicio de vocalización. Cuida la dicción y calienta la garganta. Esto hará que se destensen los músculos de la boca y las cuerdas vocales.
- Sencillez. Ideas sencillas, bien unidas y que permitan improvisar si fuera necesario. Prepara un guion corto, adaptado a ti, con el que te sientas cómodo. Lo que digas, tiene que ser parte de ti, no palabras extrañas que no suelas usar en tu vida cotidiana.
- No te obsesiones con el final. La tendencia habitual es correr para acabar en la mayor brevedad posible. El objetivo no es terminar, sino hacer un buen discurso en el que se aclaren diferentes puntos. Tener esto claro hará que bajes la velocidad y te sientas más cómodo.
- Bebe agua. La ansiedad ante cualquier evento puede reducirse de una forma sencilla: bebiendo agua. El cuerpo, al sentir que ingerimos cualquier alimento o bebida, tiende a la inmediata relajación. Es un mecanismo evolutivo adquirido con los años, ya que si nos paramos a beber es que realmente no hay una amenaza real. Por eso, bebe agua poco antes de tener que hablar ante la cámara y en los momentos que haya descansos.