Todos los días aprendemos algo nuevo, pero ¿aprendemos de manera efectiva?
Todos los días recibimos información, sin embargo no toda la recordaremos. ¿Puedes recordar qué información te transmitieron la última vez que leíste un “sabías que…”? Seguramente no, y es porque no lo aprendiste. Pero, ¿qué es el aprendizaje?
Aprender es la capacidad de adquirir conocimiento, pero no se queda ahí, es apoderarnos de él. Podemos relacionar el aprendizaje con perseguir, atrapar o prender algo.
Aprender significa apoderarse de algo, darle sentido a ese concepto y hacerlo más poderoso para luego compartirlo y generar opiniones acerca de él.
Para poder hacernos, apoderarse, prender, etc. de un conocimiento de manera efectiva debemos seguir las siguientes etapas.
En esta etapa se debe de interiorizar lo aprendido, asimilar la información adquirida y tomarse su tiempo para reflexionar sobre ella.
En esta etapa es clave la atención y la memoria.
Para mejorar nuestra atención podemos aplicar técnicas como la técnica Pomodoro, la cual consiste en enfocarnos 20 a 25 min en una tarea y descansar 5 min, realizando así ciclos de 3 a 4 repeticiones y hacer un descanso más prolongado de 15 min entre cada ciclo. Estos tiempos los puedes ir ajustando como vayas adquiriendo hábito.
Para mejorar la memoria podemos usar correlaciones nemotécnica, diagramas, mapas conceptuales y apuntes.
Si estudias una sóla vez concepto tienes el 90% de probabilidad de olvidarlo. Si lo repasas a las 24 hrs, tendrás un 70% de probabilidad de olvidarlo. Si repasas 1 semana después, se reduce a un 50%. Y si finalmente lo repasas nuevamente un mes después se reducirá al 10% la probabilidad de olvidarlo.
El aprendizaje en grupo brinda la oportunidad de aprender de otros, exponer tus dudas, validar tu conocimiento y compartir con otros lo que has aprendido.
En esta etapa son claves los grupos estudios, meetups y las evaluaciones.
Entre más explicas, más aprendes.
En esta etapa se debe formar una opinión propia de lo aprendido y defenderla mediante la argumentación.
En esta etapa es clave el diálogo y la argumentación. Al entablar un diálogo directo sin oportunidad de acudir a nuestras referencias, se reta nuestra opinión propia sobre lo aprendido.
Para defender nuestra opinión debemos argumentar en base a la razón y a la concepción que hemos realizado de lo aprendido. En estos momentos ya nos hemos apoderado del conocimiento.