Nuestra habilidad de recordar y de olvidar, y el balance incierto que existe entre estas dos fuerzas es lo que nos hace humanos.
¿Porqué algunos recuerdos son tan fáciles de olvidar, mientras que otros persisten y nos pueden seguir incluso atormentando hasta la muerte?
Tiempo atrás del establecimiento de la neurociencia moderna, incluso mucho antes de que existiera el concepto de “Neurona” o “Célula” el filósofo griego Plato describió el cerebro como un “Bloque de cera” que podría variar en tamaño y consistencia en diferentes individuos.
Algunos individuos con la “cera” más blanda podrían aprender más rápido, pero sus recuerdos podrían olvidarlos con facilidad, mientras que aquellos con “la cera” más dura, les tomaría mayor tiempo el aprender pero sus recuerdos perdurarían por mayor tiempo.
Actualmente, las definiciones que se utilizan para describir los cambios que ocurren en el cerebro durante el aprendizaje y la memoria, no son tan diferentes que las que se utilizaban en aquel entonces.
Tanto en el ámbito cientifico, como en la sociedad, se ha vuelto común denominar al cerebro como “Plástico”.
El término ha sido aplicado a numerosos fenómenos neurológicos y psiquiátricos. Sin embargo, mientras que Plato usaba el termino “cera” de forma metafórica, hoy en día cuando se dice que el cerebro es “Plástico” se está refiriendo a un proceso el cual se está llevando acabo en las neuronas.
Diciéndolo de la manera más básica posible, la plasticidad se refiere a la habilidad del cerebro para generar cambios físicos (con cambios físicos, me refiero a cambios realmente físicos, en estructura). Aunque esto pueda sonar irrelevante hoy en día, la idea es relativamente nueva viéndolo desde una perspectiva histórica y no fue común describir este cambio hasta 1950. Antes de esa fecha, se creía que el cerebro estaba completamente formado y se mantenía estático al alcanzar la adolescencia. (Esta idea, fuera del ámbito científico, todavía es presentada como válida para algunas personas).
Actualmente se sabe que la capacidad del cerebro para producir cambios físicos a través del tiempo en la vida de un individuo, es la base para toda adaptación, proceso de aprendizaje y memoria. Cada vez que leemos algo nuevo y lo recordamos, nuestro cerebro está cambiando físicamente.
Estas transformaciones físicas pueden incluir grandes cambios como el crecimiento de nuevas neuronas o dendritas, pero no suelen ser muy frecuentes.
(Si por alguna razón alguno no está familiarizado con algunos términos, como “dendritas” me tomaré la molestia y espero no importunar, ni ofender la capacidad intelectual de nadie, de explicarlo).
La neurona (Célula) es la unidad estructural y funcional del sistema nervioso (No solo del cerebro), ya que estás forman parte de los nervios, y algunas otras estructuras del mismo. Esta tiene una estructura específica, compuesta de un soma (El cuerpo de la neurona - la parte de forma ovalada), un axón (La cola de la neurona recubierta en algunos casos de bandas de mielina, permitiendo acelerar el impulso nervioso de 0,2 m/s a 120 m/s, esta es la razón porque si te quemas, sientes el dolor y quitas la mano al instante, por la velocidad tan rápida en la que se transmite el impulso desde tu dedo hasta el cerebro y luego mandando la señal de regreso para quitar la mano) y por último las dendritas, que son prolongaciones que salen del cuerpo de la neurona (Importantes para conectar una neurona con otra).
Siguiendo con los cambios físicos, en contraste de frecuencia, minuto a minuto existen cambios que suceden continuamente entre las neuronas, estos incluyen conexiones a un nivel de micro escala. Estos cambios en las conexiones neuronales son el mecanismo principal para el aprendizaje y la memoria y son conocidos como “plasticidad neuronal”. Pero no son las únicas condiciones por las que se pueden llevar a cabo estas transformaciones, existen muchas otras condiciones específicas que inducen la plasticidad neuronal, es un universo amplio, que vale la pena conocer.
Imagen Composición de la neurona