De repente vi a Will Smith abofetear a Chris Rock en plena celebración de la entrega de premios Oscar 2022, y todavía atónito por la escena, alcancé a escuchar a mi hijo de diez años –que se encontraba junto a mí– lanzar un grito de sorpresa por la misma circunstancia.
Aún sin detectar si el grito de mi hijo fue de asombro, emoción o rechazo, lo que inmediatamente pensé fue: ¿cómo le explico a un niño de diez años lo que acabábamos de ver? ¿Cómo le explico que lo que Chris Rock dijo estuvo mal, y que lo que Will Smith hizo, estuvo igual o peor?
De acuerdo a la edición para América del portal web del diario “El País”, más de 15 millones de personas en el mundo fueron testigos del hecho, y en cuestión de minutos las redes sociales se inundaron de opiniones en las que unos atacaban al comediante y otros justificaban al actor, o viceversa. Hasta la academia tomó postura y condenó la reacción de Smith (inaceptable, por supuesto), pero no se pronunció sobre el chiste de mal gusto de Rock, que bien entra en la categoría de violencia emocional en cualquier sociedad moderna.
PERDIMOS TODOS
Ambos personajes dieron un lamentable ejemplo de comportamiento, cuyas consecuencias no tardarán en llegar, pero considero que Will Smith fue el más perjudicado, no sólo porque desbarató en segundos la imagen intachable que tantos años le costó construir, sino porque perdió la gran oportunidad –a tiempo de defender a su esposa– de lanzar un rotundo mensaje en contra de toda forma de violencia, acoso y discriminación, ya que eso es justo lo que hizo Chris Rock, escudado en su condición de comediante, al hacer mofa de la esposa de Smith a causa de una condición médica sobre la que ella no tiene control.
El príncipe del rap, lejos de agigantar su leyenda con el poder de la palabra, demostró que carece de las herramientas emocionales necesarias para hacer frente a este tipo de desafíos y por ello, una gran parte de esta generación perdió la oportunidad de recibir una valiosa, importante y transcendental lección de vida. Al final, perdimos todos.
ASERTIVIDAD EN TRES PASOS
Entonces, de inmediato se me ocurrió tomar como ejemplo el penoso momento que nos tocó presenciar, para explicarle a mi hijo el concepto de asertividad y la importancia que tiene en la vida de todas las personas el desarrollarla y cultivarla día a día para aprender a comunicarnos y expresar libremente nuestros pensamientos, cuidándonos de tratar con respeto a los demás, al mismo tiempo que nos aseguramos de ser tratados de la misma manera por nuestro interlocutor de turno.
Entonces me preguntó: ¿Qué hubieras hecho en su lugar? Después de meditarlo por unos segundos, se me ocurrieron los siguientes tips y respondí: Primero, hubiera hecho el esfuerzo sobrehumano de tomar el control de mis emociones respirando profundamente para evitar que la ira se apodere de mí; después le habría dejado en claro al comediante, con todas las herramientas del lenguaje no verbal, que su chiste no me hacía ninguna gracia y que, al contrario, me estaba enfadando sobremanera; finalmente, al momento de tomar la palabra al recibir el premio, hubiera hilvanado un poderoso discurso en favor de la empatía, la tolerancia y el respeto y habría realizado una condena rotunda contra todo tipo de violencia verbal, emocional, psicológica o física, dejando así mal parados a todos los graciosos del mundo, que por su condición de bufones, creen tener derecho de ofender, humillar y hacer escarnio público de los demás en nombre de la comedia.
Haciendo un análisis frío de la situación, desde luego que una burla cruel es mala (agresión psicológica), pero una bofetada es igual de mala o peor (agresión física). Si un tipo de violencia, genera como respuesta más violencia, entonces estamos perdiendo la oportunidad de trascender demostrando que podemos ser mejores personas más allá de las circunstancias que nos toque vivir.
OPORTUNIDAD PERDIDA
Eso es justamente lo que Will Smith perdió al ceder ante su ira. Si bien, ya reconoció su error y se disculpó con Chris Rock, la oportunidad de generar conciencia y hasta talvez iniciar un movimiento en favor de la empatía y el ocaso del bullying en entornos sociales (escuelas, universidades, trabajos) y condenar a los “chistositos” y brabucones del planeta, se esfumó.
LLORAR SOBRE LA LECHE DERRAMADA
El peso de su fama, carisma y apoyo masivos, más el poderoso amplificador de la ceremonia de la entrega de los Oscar, no solo lo hubieran elevado el buen nombre de Smith (si en su momento demostraba ser asertivo), sino que realmente habría trascendido a su condición de estrella sumando a muchos a una causa que a todas luces demostraría que el ser humano tiene la oportunidad de superarse a sí mismo venciendo a sus demonios en favor de causas más grandes que el ego.
No existe fama, dinero, poder y conocimiento capaz de opacar el “ser”, por ello, es que todos estamos llamados a cuidar nuestra esencia y la mejor manera de hacerlo es aprender y practicar cada día un poco de inteligencia emocional, sino pregúntenle a Smith, que ahora mismo debe tener resaca en el alma o como sea que se pueda llamar a esa sensación que te deja el “si hubiera”, que por muy inútil que sea esa frase y aunque su significado exprese un lamento por algo que ya no tiene remedio, el sabor amargo que deja en el interior, siempre estará ahí, como la bofetada que burló una lección de asertividad.