**¿Alguna vez has pensado: “Solo a mi me pasa esto”? **
Si lo has pensado, te ayudará saber que no es así. Muchos de nosotros estamos acostumbrados a ver nuestras metas como algo difuso y a veces, inalcanzable.
Sin embargo, lo que Platzi ha hecho en sus cursos de Habilidades Blandas, es dejar entrever que absolutamente todo es posible si así te permites verlo. Mientras hacía el curso “Gestión Efectiva del Tiempo” me topé con el pensamiento con el que inicio este aporte.
Ha sido muy interesante cuestionarse acerca de lo que realmente se pretende al iniciar un proyecto sea del índole que sea. No nos detengamos en eso.
Lo que pretendo, es compartir mi experiencia y el cómo, después de una larga tarde de sábado y utilizando un poco de pensamiento enfocado, logré verificar lo que estaba haciendo, pero mucho más interesante el para qué.
Es muy fácil confundirse en querer alcanzar un objetivo cuando te basas en cualquiera de estas premisas:
**Actuar desde la Carencia o dificultad entorpece reconocer tus talentos. **
Si estás atravesando por un momento en donde las posibilidades de tranquilidad en tu vida se están viendo reducidas no es un buen momento para decidir fijarse una meta. Y quizá me dirás: -pero Víctor, salir de ese estado es la meta-.
En efecto. Salir de ese estado sería una meta per se. Sin embargo, ¿te darías la oportunidad de ver un poco más allá?
Imaginemos por un momento que estás pasando por una situación complicada; particularmente, una situación en donde tus posibilidades de salir adelante se ven reducidas ya sea por tu entorno o por elecciones que has tomado que te han sumergido en ese estado. Lo inmediato en reacción, por supuesto, es querer salir de ello y no tiene nada de malo, al contrario. Sin embargo, muchas veces no indagamos lo suficiente como para saber si el siguiente paso lo estamos dando con plena consciencia o simplemente por querer escapar del asunto.
Muchos de nosotros (y lo puedo observar a mi alrededor) asumimos que el siguiente paso lógico es hacer aquello que te sacará de la eventualidad. Pero, ¿y si eso no te hace sentir bien? ¿Qué es lo que estás sacrificando? Y otra pregunta más interesante es: ¿Para qué te sacrificas?
¿Qué tal que hay opciones ahí donde funcionas mejor que ni siquiera te has atrevido a reconocer?
¿Qué tal que es posible conectar con lo que haces con total facilidad y hacerlo rentable de manera casi inmediata? Asumiendo que si reconoces esa potencia en tí, será muy sencillo e incluso divertido hacerlo.
Yo tenía en mente una ruta de aprendizaje, pero me dí cuenta al momento de establecer mis metas que la motivación no era suficientemente fuerte porque no estaba en congruencia con lo que realmente quiero hacer. Y créeme, mi situación en este momento no es muy favorable. Sin embargo, me tomé un tiempo para reflexionar y llegué al punto de ser totalmente honesto conmigo mismo y permitirme ver que esa ruta no era la ideal para mí. Así que hice una nueva, donde imaginarme llegar ahí hizo que mi cuerpo, literalmente, vibrara.
_Luego viene el sentido de pertenencia… ¡Qué estorbo! _
Cuando estuve en el plano de decir: “Sí, esto es lo que quiero” llegó a mi mente también una pregunta muy interesante.
¿Para qué estoy eligiendo esto?
Y me encontré con algo que llamó mucho mi atención, porque en mi mente apareció: “Porque aquí está el conocimiento del futuro”.
No negaré que es así. Sin embargo, a mis 44 años se escuchó una carcajada a nivel mental que me dijo… ¿No se supone que el futuro es hoy?
Y devino entonces un nuevo tambaleo a mi ya lograda ruta. Perseguir las metas por perseguirlas es altamente estresante, cansado y demanda demasiado esfuerzo. Y ya sé también que muchos de nosotros tenemos esa cultura del esfuerzo demasiado arraigada.
Nada vale la pena si no se sufre…
Todo lo valioso cuesta trabajo…
Si no te esfuerzas, no vale…
O mi favorito:
¡Házlo todo con pasión!
Esto último podría ser una tesis. Pero te invito a que busques el significado de la palabra pasión y te darás cuenta que no es eso lo que queremos, por lo tanto, nos resistimos a lograrlo. Nadie quiere sufrir, a nuestro cerebro le encanta ahorrar energía, por lo tanto, ama la facilidad.
Es fácil motivarse a hacer algo cuando ves la posibilidad de hacerlo, sin embargo, esa elección que estás tomando ¿estás seguro de que lo estás haciendo porque quieres o simplemente porque viste un video en YouTube y de repente viste un panorama distinto?
No me malinterpreten. Ser una inspiración para otros es una contribución que todos deberíamos perseguir, aunque nunca hay que olvidar que lo que es correcto para uno, puede no ser lo correcto para otros.
Inspirar es sencillo cuando amas lo que haces (Freddy es una muestra de ello), por lo tanto, si tomo de referente a un personaje como Freddy, ¿implica que hagas lo mismo que él hace? Mi respuesta es: NO.
Lo que sí puedes hacer es absorber aquello de su personalidad que mejor se ajuste a tí y no a los demás. Así que vino un nuevo replanteamiento. Quité algunos cursos que no se requieren de momento y entonces, ví luz al final del túnel.
**Sí, es urgente, pero ¿es prioritario? **
¿Has escuchado el dicho: “Cuando más oscura está la noche es porque está a punto de amanecer”?
Bien, algo de lo que me dí cuenta, es que el sentido de urgencia por empezar y concluir las metas que a priori ya había elegido estaban provocando en mí un estrés del que pude hacerme consciente. Se me dificultó ponerlas en congruencia con mis actividades actuales, teniendo en cuenta que cuando pones más tiempo a una cosa, se lo quitas a otras, y aquí vino otra pregunta:
¿Estoy dispuesto a esto?
Vino entonces una última reflexión, y nuevamente, mi ruta se vio modificada. Y me refiero a la ruta de aprendizaje, pero es aplicable a todo.
Algo de lo que me dí cuenta y no he escuchado en ningún curso (aunque nada más he completado 6) es esto:
“Ténte paciencia”
La paciencia se convierte entonces en tu más grande súper poder. ¿Porqué? Porque ahora que entiendes qué es lo que quieres, para qué lo quieres y qué estás dispuesto a hacer, lo único que resta es tomar acción, pero por favor, no sacrifiques aquello que es valioso para tí. Eso no creará facilidad en tu proceso de aprendizaje. Sentirás que estás cambiando una cosa por la otra y en algún momento, lo podrás resentir en tí y en lo que haces, afectando la manera en cómo lo haces.
Finalmente, para que elegir una meta no sea un dolor de cabeza como el que cargo en este momento, te invito a pasar por estos puntos:
Sé totalmente honesto contigo mismo.
Pregúntate si lo que estás eligiendo es algo que realmente quieres o lo estás eligiendo porque “consideras” que es lo mejor para el momento.
Pregúntate el para qué lo estás haciendo. Es sencillo, si tu respuesta es congruente con lo que quieres en tu vida generalmente deviene una sensación de expansión. Si por el contrario, sientes que por ahí no va, tómate tu tiempo, ténte paciencia y elige de nuevo.
¿Estoy dispuesto a hacerlo sin importar cuánto tiempo tarde en lograrlo? Para resolver este punto, es útil proyectarse a un momento en donde te imagines que ya lo lograste, y de la misma manera, si sientes que tu vida se asemeja a aquello que quieres para ella ¡ve por ello!. De lo contrario, ténte paciencia y elige de nuevo.
Es inútil meterse con cuestiones como la misión de vida, el propósito de tu existencia o cosas que solamente te distraen de elegir algo aquí y ahora. Solamente lo que elijas aquí y ahora es lo que importa y te aseguro, que si crees en ello te llevará a darle sentido a todo lo demás, o bien, a elegir de nuevo. El tiempo es invaluable, lo sé, pero es mejor reflexionar al principio que dejarlo al final, cuando ya invertiste tiempo, dinero y demasiado esfuerzo en hacer algo que no era para tí.
¡Ah! Y finalmente y no menos importante: Siempre puedes elegir de nuevo. Ténte paciencia y sigue aprendiendo.
Muchísimas gracias Victor, es un gran aporte, en especial el replantearse la urgencia de las cosas y tenerse paciencia. A mis veintes siento prisas, pero es bueno cuando te hacen entender que también es viable ir lento pero seguro.