La heteronormatividad es una expresión utilizada para describir o identificar una norma social relacionada
con el comportamiento heterosexual estandarizado, cuando se lo considera la única forma social válida de
comportamiento y quien no siga esta postura social y cultural se encontrará en desventaja con respecto al
resto de la sociedad. Este concepto constituye el fundamento de los argumentos discriminatorios y
prejuiciosos contra la comunidad LGBT, principalmente en lo que atañe a las familias y la expresión pública18.
La identidad de género se refiere a la experiencia de género innata, profundamente interna e individual de
una persona, que puede o no corresponder con la fisiología de la persona o su sexo al nacer. Incluye tanto
el sentir personal del cuerpo, que puede implicar, si así lo decide, la modificación de la apariencia o función
física por medios quirúrgicos, médicos u otros, así como otras expresiones de género que incluyen la
vestimenta, la forma de hablar y los gestos.
Es la igual valoración de los diferentes comportamientos, aspiraciones y necesidades de los hombres y las
mujeres. En una situación de igualdad real, los derechos, responsabilidades y oportunidades de los varones
y mujeres no dependen de su naturaleza biológica y por lo tanto tienen las mismas condiciones y
posibilidades para ejercer sus derechos y ampliar sus capacidades y oportunidades de desarrollo personal,
contribuyendo al desarrollo social y beneficiándose de sus resultados.
Este término se refiere a una forma tradicional de organización social que suele ser la base de la desigualdad
de género. Según este tipo de sistema social, se le confiere más importancia a los hombres o a lo que se
considera masculino, que a las mujeres o a lo que se considera femenino. Tradicionalmente, las sociedades
han sido organizadas de tal manera que la propiedad, la residencia, y la descendencia, así como la adopción
de decisiones con respecto a la mayoría de las áreas de la vida, han sido dominio de los hombres. Los
fundamentos para este fenómeno suelen invocar razones biológicas (las mujeres por naturaleza son más
aptas para ser cuidadoras por ejemplo) y continúan sustentando muchos tipos de discriminación de género.
Los roles de género se refieren a las normas sociales y de conducta que, dentro de una cultura específica,
son ampliamente aceptadas como socialmente apropiadas para las personas de un sexo específico. Suelen
determinar las responsabilidades y tareas tradicionalmente asignadas a hombres, mujeres, niños y niñas
(véase división sexual del trabajo). A menudo los roles de género están condicionados por la estructura del
hogar, el acceso a los recursos, impactos específicos de la economía mundial, una situación de conflicto o
desastre, y otros factores relevantes localmente tales como las condiciones ecológicas. Al igual que el
género, los roles de género pueden transformarse con el transcurso del tiempo, especialmente con el
empoderamiento de las mujeres y la transformación de las masculinidades.
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