El método socrático es básicamente una búsqueda conjunta de la verdad. Consiste en el trabajo en equipo de dos o más personas de una forma comprometida y abierta.
La aplicación del método socrático implica un desafío para las organizaciones modernas. Este método para que sea exitoso debe contar con la aceptación de todo el equipo de trabajo involucrado, en el cual se ejecuta un tipo específico de diálogo con el objetivo de llegar a algo mucho más rico que lo que cada uno aporta de forma individual.
Se trata de llegar a decisiones consensuadas con el aporte de cada participante con el propósito de obtener una visión más amplia de las situaciones analizadas, donde se puedan abordar diferentes puntos de vista, pero centradas en un fin común para la organización.
El líder de un equipo de trabajo tiene la responsabilidad de guiar y ayudar a buscar respuestas. Es decir, el líder es un motivador para que cada participante llegue a sus propias respuestas sin necesidad de que el líder imponga sus criterios.
Muchas veces los líderes tienen en su equipo personas con altos conocimientos técnicos e, incluso, una experiencia acumulada que supera al mánager; sin embargo, la fortaleza de un mánager consiste en poder transmitir a las personas los objetivos más grandes que se tienen que lograr a través de estrategias que los guíen en la búsqueda de respuestas.
Los mánager deben habilitar espacios y herramientas para que juntos alcancen las metas y retos planteados por la organización. Además, deben tener la capacidad para identificar cuáles son las cualidades y características que hacen de cada persona del equipo una persona valiosa; es decir, detectar como puede ayudar cada persona en el logro de esos objetivos que se están buscando.
Muchas veces los mánager tienen a su cargo personas con gran experiencia y conocimientos técnicos y, algunas veces, pueden generar incertidumbre en el líder por los efectos del síndrome del impostor. Sin embargo, esto no tiene que ser necesariamente un obstáculo para llegar a respuestas exitosas.
El mánager, aun cuando no debe ser un experto en los asuntos técnicos, sí debe poseer la capacidad para ofrecer una visión clara de lo que se pretende alcanzar. Debe ser una guía para que las personas puedan conectar lo que hacen con unos objetivos de gran escala para beneficio de la organización en general.
Este proceso se consigue a través de la formulación de preguntas concisas y directas; pues, si no se tiene claridad sobre lo que se está preguntando y para qué, solo va a generar confusión.
Las preguntas tienen que ser abiertas y con un propósito definido; pues, la formulación de preguntas con respuestas cerradas del tipo “sí” o “no”, no permite que los interlocutores puedan aportar ideas individuales.
Adicionalmente, la conversación siempre tiene un foco para evitar ambigüedades.
A través del método socrático se ayuda a las personas de un equipo a encontrar la verdad sobre una situación determinada, lo cual se hace a través de la formulación de preguntas y el desafío a preconcepciones que se pueden tener sobre aspectos que no se han cuestionado.