La sociedad como ente detonante de Bullying
Desgraciadamente como sociedad hemos tardado demasiado en identificar el acoso como un problema grave. Nuestra cultura popular ha considerado siempre que reírse del niño en cuestión “es cosa de niños”, es algo “de la edad”, y se ha planteado incluso que de esa manera uno aprende “a defenderse”. Como una ley de la selva en la que hay que “aprender a sacar las garras”. Un terrible error que ha generado que muchísimas personas hayan sufrido desde pequeñas, llevando una mochila a lo largo de sus vidas, que en no pocas ocasiones ha supuesto un problema constante en su percepción de la realidad.
Abordar el acoso como lo que en realidad es, un problema muy grave, es fundamental.La intervención debe ser inmediata, y es importante abordarlo como un problema del grupo en conjunto. Los profesores deben plantear estos casos como una cuestión que afecta a toda la clase, en la que el papel de todas las personas es importante. No se trata únicamente de trabajar con la víctima o con el acosador, sino que hay que comprender y hacer comprender que el comportamiento del grupo ante una situación de acoso es crucial para generar una situación de justicia y respeto entre todos.
Como sociedad debemos romper los muros de silencio que son los que propician la impunidad del acosador y la soledad de la víctima. Y un planteamiento erróneo solamente puede generar mayor sufrimiento a la víctima y mayor impunidad del acosador, que probablemente sea algo que les acompañe durante su vida.
De victima a victimario
En muchas ocasiones solo por ser diferentes a lo que ellos llaman “normal” surge la discriminación social en el entorno sea en el hogar o en el ámbito laboral o en la escuela, muchas de esas veces se disfraza de risas y de palabras con doble sentido que dicen no tener importancia, pero si tiene importancia, las palabra hieren y a veces pueden quedar plasmadas en la mente por mucho tiempo.
Es curioso pensar que la sociedad, a pensar de sus grandes cambios sociales y de aceptación que se ha logrado en las últimas décadas no ha podido erradicar el bullying y este actualmente ha sido detonante de tragedias donde niños pierden la vida, vidas cegadas por una sociedad que no ve el daño emocional y psicológico que una víctima de bullying sufre.
Algunos sufren en silencio y deciden terminar su vida y otros simplemente toman la violencia y la venganza en sus manos, sangre y muerte, chicos normales que fueron sometidos con tanta presión que no encontraron otra solución si no acabar con todo. Es triste escuchar las noticias y ver que esa trágica situación pudo ser cambiada pero nadie quiso escuchar sus voces de auxilio, esas voces fueron ahogadas y hoy la muerte los rodea.
La masacre de Sandy Hook, uno de los tiroteos más sangrientos en la cual Adam Lanza tenía 20 años cuando acabó con la vida de 28 personas. La masacre, que comenzó en su domicilio con el asesinato de su madre, Nancy Lanza, se trasladó hasta el colegio Sandy Hook y, tras once minutos de disparos indiscriminados con los que casó otras 26 muertes, se suicidó. es uno de los ejemplos de cuan lejos puede llegar una persona cuando es dañada psicológicamente por el bullying pasando de victima a victimario.
Me pregunto como fuera sido la vida de Sandy si hubiese sido escuchado, si no hubiese sido ignorado las señales de alarma, aun estaría aquí igual que esos jóvenes, niños y profesores que perdieron la vida en ese trágico día. Que hace que una persona llegue a ese momento sin retorno, a ver eso como única salida a sus problemas.
Es triste escuchar esas noticias y lo mas triste aun es que sigue pasando y aun la sociedad no ha tomado conciencia plena del daño que hace el bullying en la sociedad y como este hasta aquí sería suficiente para entender la importancia del asunto. Pero hay evidencias que nos deberían hacer pensar en lo que sucede cuando no se abordan estos problemas: vivimos en una sociedad marcada por el acoso a los demás.
El rol de la víctima y el rol del acosador, así como el silencio cómplice de los demás se perpetúa a lo largo de los años y genera comportamientos que marcan el comportamiento de una sociedad. No haber detectado los casos de abuso en una primera etapa, crecer pensando que eso era “normal”, que si te toca, “te ha tocado”, termina generando una sociedad en la que atacar al otro se convierte en norma.
La conducta en política es de bullying, la conducta en las tertulias, en el ámbito laboral, hacia los inmigrantes, hacia las mujeres, hacia los homosexuales, hacia cualquiera por la razón que sea. Y las redes sociales han venido a darle a esto una dimensión mayor y más generalizada. Si entendemos al Estado como una aula gigante nos daremos cuenta de los acosos que se producen constantemente mientras los demás miran hacia otro lado. Pensemos por un momento hasta dónde tenemos interiorizado nuestro rol en los distintos acosos que sufrimos, que silenciamos y que a veces también protagonizamos como agresores.
Esto no es solo un problema escolar, no es una cuestión que afecte a los más pequeños.
quizás, buena parte del problema es lo que ellos aprenden de nosotros, de la tele, de nuestro entorno sin darnos cuenta.