En cuánto a educación, nuestra generación está como en una brecha: crecimos en una era en la que nuestro entorno, familia, invierte mucho tiempo y dinero, y sobre todo expectativas en la formación académica universitaria.
Esto tiene muchas razones de ser: la educación es la única herramienta, que de la nada puede llevarte a todo. El sistema educativo tal como se ideó a principios de siglo, funcionó en ese sentido por mucho tiempo, formando e insertando profesionales en la sociedad.
Pero llegamos a una era en la que ese sistema empieza a fallar. Desde muy pequeños vemos cómo tener un título o un certificado no es garantía de nada. ¿Quién no ha escuchado la historia del taxista ingeniero? Más en nuestros países latinoamericanos, que lejos están de conocer el pleno empleo…
Encontrar qué hacer de nuestra vida es difícil. Mi vida en tecnología empezó a mis 27 años, y si bien no me arrepiento del camino recorrido, siempre me pregunto…. ¿por qué me llevó tanto tiempo encontrarlo?
Nos lleva tiempo encontrar a dónde apuntar porque no entrenamos lo suficiente la autoreflexión sobre qué nos gusta y qué queremos ser.
Antes educarnos nos proponía ir a ilustrarnos pasivamente, que un profesor nos cuente cosas, y nosotros como alumnos, sin luz, sin saber, absorber ese conocimiento, dentro de lo posible sin demasiada crítica.
Por muchos siglos, ese modelo funcionó. Pero ya no, estamos en otra era. Nada llega si te quedas esperando que alguien diseñe el programa de estudios de tus sueños.
Luego de elegir una carrera universitaria, con muchísimas dudas, busqué, probé y me frustré en distintas posiciones, en diferentes áreas profesionales (hasta fui profesora de danza alguna vez 😳).
Una vez que lo encontré, en mi primer trabajo en tecnología, nunca se apagó esa pasión por aprender y saber más de lo que estaba haciendo. Mejorarlo. Iterarlo. Cuestionarlo. Innovarlo. Es esa actitud es la que me llevó de ser de Socióloga a Analista de Usabilidad, que se convirtió en Diseñadora UX o Investigadora UX mejor dicho y en la última transformación, Growth Marketer… ¡vaya uno a saber a dónde qué otras formas tomaré!
A lo que hice y sigo haciendo con mi carrera le dicen pivot, creo que por el giro de danza, que tiene una particularidad: si bien das una vueltita, siempre hay un pie en la tierra que te permite sostener el envión para dar el giro.
Eso es lo que siempre nos lleva a nuevos roles: aprovechar lo poco que sabemos de algo para que nos lleve más allá.
La tecnología tiene un potencial creativo gigantezco: tiene la magia que les decía de la educación, te permite crear valor casi desde la nada. Y en este momento es una de las industrias que más mueven las economías a nivel global.
Pero más allá de la tecnología, lo más importante no es la industria dónde eliges trabajar, sino tu forma de pensar y de aprender. Si estás configurado para aprender de cualquier situación, cueste lo que cueste, siempre vas a ir acercándote al corazón de tus intereses y habilidades.
La forma que tenemos de aprender viene de lo cultural y es por eso que seguimos recibiendo (y repitiendo a veces) el mandato de “tienes que estudiar una carrera universitaria”, “tienes que conseguir un trabajo estable” y de esos mandatos a veces se espera algo muy pasivo: Espero que con un curriculum sin ganas me contraten en un empleo que me permita sobrevivir. Y cuando no sucede me enojo con la vida y el sistema.
¿Qué tal si dejamos de esperar que venga alguien a iluminarnos?
¿Qué tal si dejamos de pensar que alguien tiene la receta mágica para resolver todos nuestros problemas?
¿Qué tal si dejamos de esperar que un certificado nos resuelva el futuro?
Tomar el futuro en nuestras manos es tomarnos el trabajo de pensar, buscar incansablemente eso que nos gusta. Eso que nos apasiona. Todos tenemos algo… sino miren a los dentistas…. ¡imagínate si te tiene que apasionar algo como para elegir mirarle la boca en profundidad a cientos de seres humanos!
Si no tienes idea por dónde va tu pasión, una forma de buscarlo siempre es escarbar en tu niñez. ¿Qué decías que ibas a ser cuando seas grande? ¿Qué anhelabas de pequeño? ¿Cómo te imaginabas?
Y si sigues sin encontrarlo, no es cuestión de frustrarse, sino de seguir experimentando. Quizás las finanzas no sean lo que más te apasiona, pero es la carrera que tienes, y lo sabes hacer bien.** Busca en esa profesión que ya tienes, qué tareas de todas las que haces son las que más te gustan**.
Busca mejorarlas, iterarlas, hacerlas distinto cada vez: ¿qué herramientas te permitirían agilizarla? ¿Cómo podrías integrarla mejor en el trabajo de otros? ¿Hay alguna especialidad distinta con la que se complementa? Por ejemplo, si te gustan las finanzas hay mucho potencial en aprender sobre bitcoin. Si te dedicas a investigar, tanto en marketing como UX pueden llegar a estar necesitando tu forma de pensar y analizar.
Si cambias tu forma de pararte en el mundo y dejas de esperar que te den todo masticado, cuando menos te des cuenta, vas a estar montado en un cohete, rumbo a tu crecimiento profesional.
Creciendo en una empresa que te ayude a lograr tus objetivos personales, quizás emprendiendo con otros apasionados por el tema.
Ahí estarás, con la misma incertidumbre de siempre, con esa con la que vivimos todos. Pero con la certeza de que más allá del futuro, estás preparado para aprender cómo pararte, te toque lo que te toque.
Y cuando haga falta aprender algo nuevo, ahí estaremos en Platzi, creando los cursos que el futuro te pida 😃
Cuéntame de tu camino. ¿Qué te detiene? ¿Qué pasión encontraste? ¿Qué vas a seguir aprendiendo? ¡Todos podemos aprender compartiendo nuestras trayectorias!
Todo se basa en construir metas y objetivos alineadas con nuestro Propósito de Vida