Qué se necesita para hablar frente a 1000 personas

Mi primer día de trabajo en Platzi fue un 5 de mayo en la PlatziConf México del 2018. Hasta ese día no había terminado de comprender lo que realmente es Platzi, supongo que desde afuera muchas veces el ‘cambiamos el futuro de las personas’ suena a un argumento de venta. No lo es.

En PlatziConf te das cuenta el impacto que realmente tiene esta startup en la vida de sus estudiantes.

Era ‘el nuevo’ del equipo y en un evento de esta magnitud, si no eres parte de la organización con anticipación, muchas veces es mejor no estorbar y dejar que la gente de experiencia haga su trabajo. Así que mejor tomé mi cámara y me concentré en documentar lo que este talentoso equipo de personas hacían. Desde la media noche que empieza el montaje, hasta las 10 de la noche que se vacía el escenario y sólo queda pasión en el auditorio.

Cuando hacía teatro, tenía un director que siempre decía que no puedes ser lluvia y ver llover.

Una lección para evitar que mientras no estabas en escena fueras a las butacas a ver la obra. Es una metáfora que le he encontrado muchos significados más allá del teatro. Ese día en PlatziConf me tocó ver llover, sin saber que un año después yo sería lluvia en el mismo escenario.

Como ojos y cámara me sorprendieron muchas cosas, desde ver a founders doblando camisetas a las 2 de la mañana hasta escuchar historias de gente que viajaba de otros países sólo para el evento porque literalmente Platzi les cambió la vida.

Vi la admiración que despertaba Freddy al entrar al escenario, me voló la cabeza el hambre por emprender de Cristina, me divirtió el carisma y storytelling de Jeduan, me impresionó poder escuchar a gente de ligas tan grandes como Rodolfo, me dio orgullo la valentía de Granatta para hablar de temas tan incómodos y, sobre todo, me motivó como miembros del Team Platzi ponían en pausa sus responsabilidades de ese día para además subirse al escenario a compartir sus aprendizajes.

Si soy sincero, no conocía a casi ningún de los speakers ni su trabajo, pero eso fue lo que más abrió mis ojos: descubrir que el mundo es mucho más grande que mi burbuja. Que allá afuera está repleto de gente increíble de la cual aprender y que muchas veces no tenemos ni idea.

PlatziConf no es sólo un lugar increíble para aprender, sino también para darte cuenta de cuánto aún no sabes.

Ese día confirmé que no me había equivocado en llegar a Platzi. Desde entonces pasé por el equipo de Production, creé el equipo de Branding, me uní al de Growth, hasta llegar al de Marketing, donde estoy ahora. En todos con la misión de hacer lo que más me gusta: informar, entretener e inspirar a las personas. En un curso, en un video, en un podcast, en una campaña o un texto como este.

En abril de este año nos invitaron a TalentLand Guadalajara y Diego Miramontes me preguntó si quería dar una charla ahí. Fue en el escenario más escondido de la convención, hablé sobre cómo, por qué y qué gané al crear I’m Mexican. Arranqué hablando con unas 15 personas y fue increíble cómo poco a poco las casi 100 sillas se llenaron. Al final no entendía por qué pero la gente se formó para tomarse fotos y platicar conmigo.

Supongo que no importa si no eres famoso o no tienes millones de followers, si tocas los botones correctos con tus palabras, la gente querrá un recuerdo de cómo la hiciste sentir ese día.

Llegó julio y PlatziConf México 2019 ya estaba en los post-it del escritorio de Diego, que es quien dirige este esfuerzo. Mientras discutíamos si debíamos hacer este evento exclusivo para estudiantes pago me dijo que yo debería dar una charla como la hice en TalentLand, le dije que sí sin pensarlo. ¿El reto? Adaptar una historia que conté en 40 minutos a 100 personas a un de 15 minutos para una audiencia de 1,000.

No tengo miedo a hablar en público, el teatro me entrenó bien, pero la cámara y la edición me hicieron perder la dimensión de lo que realmente implica. Saber que tú tienes el control de curar y maquillar tus errores en postproducción te hace ser más permisivo y, sobre todo, menos preparado. Además, mil personas parecen pocas cuando las ves en views debajo de un video pero son intimidades cuando les ves las caras en un auditorio repleto mirándote fijamente.

Antes de entrar al escenario sentí los nervios que hace años no sentía, los de ser lluvia, los que no se sienten cuando estás en tu casa grabándote sólo con una cámara. Para sumarle un nivel extra de dificultad, íbamos retrasados en el itinerario, así que mi charla que con trabajos metí en 15 minutos ahora debía durar 12.

Salí y empecé a hablar de por qué hay que crear en este mundo, mientras lo hacía y veía el reloj avanzar me di cuenta que **no me había preparado lo suficiente **y me esforzaba con mi cuerpo para fingir que sí. Es increíble como en el escenario tu mente y tus acciones se pueden desconectar para pensar mientras tus palabras siguen saliendo como si nada. Pasando los 5 minutos dejé de pelear con el reloj y me concentré al 100% en compartir algo valioso para todas esas personas que me dedicaron sus ojos y sus oídos por unos minutos.

La magia de pararte en el escenario es que, no importa cuánto ensayes o te prepares, la experiencia siempre es distinta porque el público siempre lo es.

La gente se rió en partes donde nunca se habían reído, y se conmovió en partes distintas a las que planeaba. Parece que volví a tocar los botones correctos pues a la mitad de mi plática hubo un aplauso de esos que en el teatro se anhelan, de esos que no esperas, que no preparaste y que te obliga a guardar silencio porque el público ahora te está hablando.

Me bajé feliz sin importar si lo había hecho bien o si había salido como planeaba, porque al terminar la gente no estaba hablando sobre mí y lo que dije, sino sobre** lo que ellos sintieron**. Una buena obra de teatro no es en la que la audiencia sale hablando de los vestuarios, las actuaciones o la música, es donde las personas salen hablando de sí mismas.

Eso es probablemente lo más importante de ser lluvia, estar consciente que mucha gente vino a ver llover, como tú alguna vez lo hiciste. Y que tú puedes ser la gota que despierte en ellos las ganas de pararse algún día del otro lado del escenario, esa sensación es el verdadero objetivo. Porque estar inspirado es bueno, pero inspirar es increíble.