El secreto inesperado del éxito en el siglo 21: aprender a aburrirse

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Cuando Carl Jung escribía su obra, la estrategia que desarrolló para el efecto fue retirarse a una casa ubicada junto al lago Zurich, en Suiza. Esta casa tenía una cantidad mínima de facilidades y estaba hecha exclusivamente para que Jung pudiera trabajar.

Cabe destacar que su tarea no era nada fácil: tenía la titánica labor de contradecir al padre del psicoanálisis, Freud, con sus ensayos. ¿Qué estaba logrando Jung con este singular hábito? Abstraerse y alejarse del ruido de las distracciones del día a día. En su casa de campo solo estaban Jung, un lapiz, un papel y largas, muy largas horas de aburrimiento.

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Si en la época de Jung(en la que no había televisión, internet ni teléfono) ya consideraba él que las distracciones podrían evitarle cumplir con su mejor trabajo, imagínate ahora.

No pretendo decir que Jung buscaba específicamente aburrirse, pero lo que sí pretendía era evitar que su mente estuviera envuelta en tareas sin mayor consecuencia, que le impidan construir el legado científico que él aspiraba a dejar.

Esto nos sucede hoy todos los días. Desde el momento en que abrimos los ojos, estamos bombardeados de estímulos que hacen que nuestra mente se mantenga ocupada, sin que ninguno de estos esfuerzos de atención estén enfocados a algo particularmente importante o valioso, incluso en el trabajo. Esto se conoce como busy work, cuando tienes una jornada muy ocupada, pero no en algo que realmente aporte valor profundo a tu futuro (¿en qué se me fue todo el día?).

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Como nos cuenta Daniel Granatta en su video, una mente saturada está demasiado ocupada para ser creativa. El lóbulo frontal del cerebro regula nuestra atención y la ínsula regula la respuesta a los estímulos emocionales. Cuando dejamos de estar estimulados, estas dos secciones empiezan a entrar en sintonía y nuevas ideas pueden florecer. Sin embargo, cuando tu cerebro deja de recibir estímulos, inmediatamente empieza a generarse un estado de incomodidad que puede volverse insoportable.

Esta incomodidad no es mala. Es la puerta de entrada para aprender cosas nuevas de forma duradera, crear nuestro mejor trabajo y producir nuestras mejores ideas. La atención que dejamos de dar a cosas sin sentido, de repente empieza a liberarse para enfocarnos en una tarea mucho más relevante y útil. Por esta razón, es una práctica positiva encontrar espacios en los que puedas estar libre de distracciones durante al menos 30 minutos, para que puedas observar y analizar lo que sucede contigo y tu creatividad cuando los estímulos innecesarios se acaban.

Es importante tener ratos de inactividad, y hasta de aburrimiento, porque así el cerebro se está entrenando.
Pablo Irimia, neurólogo

El trabajo enfocado, o trabajo profundo, es una teoría que fue promovida por Cal Newport en su libro Enfócate (o Deep work en inglés) y cuyo funcionamiento a nivel neurológico ha sido investigado muy a fondo por el Dr. Andrew Huberman de Huberman labs, que define estas tareas complejas y libres de estímulos externos con tres factores: duración, camino y resultado (duration, path and outcome). Aquí un excelente video que te resultará muy útil para entenderlo:

Si te incomoda el video porque está en inglés y no lo dominas, ya sabes por qué es. Es tu cerebro estando incómodo por estímulos que no le resultan placenteros. Felicidades, estás golpeando las puertas del conocimiento. Adelante, bienvenido. Si quieres seguir optimizando tu proceso de aprendizajes, aquí tienes 3 técnicas para aprender lo que sea.

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