Si eres un emprendedor o emprendedora, podrías encontrar en este poema la inspiración y motivación que estabas buscando. Este poema lo escribí cuando presenté un curso en Platzi llamado Curso de Motivación y Guía para Potenciar tu Emprendimiento.
Este curso fue la continuación de un curso anterior que también realicé con Platzi llamado: Herramientas para el Crecimiento Personal, donde también decidí complementar mis clases con poemas alusivos que tuvieron una extraordinaria aceptación.
Mi objetivo es que cuando decidas emprender o mejorar tu negocio o proyecto, te enfoques no solo en buscar consejos, información y seminarios que tengan que ver con la industria que estás desarrollando, sino que también le prestes mucha atención a tu interior para mejorar tu inteligencia emocional frente al mismo. En tu emprendimiento no solamente se juega tu inversión económica, sino también tu felicidad.
Lee: diferencia entre la motivación intrínseca y extrínseca
Aquí te comparto el poema. Si puede dejar algo positivo que te llegue, que te sirva y que te ayude, habrá cumplido su cometido.
¡Que tengas mucha suerte en tu vida y en tu emprendimiento!
Se detuvo en la mesa de aquel bar y se puso a pensar,
era un domingo.
Sabía que se le caía la vida encima y tenía que apurarse,
eran tiempos de subsistir.
Nunca dejó de dudar al mismo tiempo que nunca dejó de soñar,
seguía eligiendo.
Estaban los caminos delante de él y no sabía cuál tomar,
todos con esperanzas.
Se rascó la cabeza, pidió otro café y se creó su propia imagen,
ya había elegido.
Inventó su misión, definió su visión y buscó la estrategia,
ese era el principio.
Navegó dentro de sus valores y confió en su suerte y su talento,
buscó su propia fuerza.
Escarbó en su interior sus propios recursos, encontró su confianza,
dejando al costado el miedo.
Entre sus fantasías, rechazó al fracaso y eligió el éxito,
y fue la mejor opción.
Se prometió ser fuerte, trabajar duro, ser honesto y persistente.
Ser genuino, ser creativo y ser valiente,
y mirar para adelante siempre.
Y no bajar los brazos nunca,
y no rendirse hasta triunfar.
Pasado los años, se comparó consigo mismo en sus comienzos
y sintió que había triunfado.
Porque vivió su emprendimiento, amó su emprendimiento
porque fue siempre aprendiendo y fue creciendo.
Dejando su legado terminado.
Como siempre tus palabras evocan inspiración. Gracias
hola