La historia de las mujeres negras está escrita por hombres blancos. Esta realidad nos ha calado hasta los huesos como sociedad y nos demuestra que necesitamos una comprensión distinta del mundo, validar lo que nos aporta la diferencia y ser humanos de nuevo: sin raza, sin sexo, sin prejuicio.
Sugey Valois pasó por nuestros micrófonos para enseñarnos sobre sus esfuerzos para lograr el acceso a la educación superior de la mujer negra, además de las claves para entender la discusión como proceso de construcción del tejido social.
El primer episodio de la segunda temporada de La Eme fue deliberadamente diverso y pedagógico, entre otras porque, después de 10 invitadas, hemos entendido que necesitamos saber mejor y que el poder de impactar nos invita a un ejercicio responsable y consciente de enseñar mejor.
Con eso en mente, invitamos a Sugey para que nos hablara, desde su propia experiencia, de la mujer afrodescendiente y de los retos de cargar con un estigma por la vida, como si de un lindo abrigo nuevo se tratara. ¿Qué más podría hacer falta?, pensé.
Lo cierto es que faltaba todo. Yo no entendía nada de la realidad de Sugey. Creo que pretendía, a fuerza, asignarle mi propia experiencia, como si ella viviera mi misma cotidianidad y yo entendiera sus luchas solo porque compartimos el hecho de ser mujeres.
Necesitamos saber mejor.
Me costó desprenderme de lo que creí que sabía para darle cabida a la voz de Sugey, y a las de tantas que, como ella, luchan desde espacios que yo no puedo entender del todo. Me sentí torpe acercándome a su mundo, conociendo las nuevas formas de racismo, y me dio miedo decir algo que pudiera estar fuera de lugar.
Necesitamos entender mejor.
Este episodio me ha puesto a pensar como ningún otro: he estado tratando de identificar muchas cosas que creo, y que he creído desde siempre, que necesito desaprender, desestimar e invalidar para dar un paso hacia la inclusión real en mi propia vida.
Con Sugey aprendí que hemos entendido el racismo desde otras latitudes antes que desde nuestro propio contexto, que no hemos notado que hoy por hoy aún existe y está cerca y se presenta en formas distintas… que crecimos con él y no lo vimos (y no lo vemos): está dentro de nosotros y permea nuestras esferas cotidianas sin compasión y sin descanso.
-Resetéeme ese Windows mija, que aquí estamos para incluir y acercarnos a lo diverso. ¡Y lo diverso es todo!
Necesitamos enseñar mejor.
Con todo y mis formas arrebatadas, que, siento, me permiten transitar diversos caminos y ponerme en distintos zapatos, en este episodio Sugey puso ante mí panoramas que nunca había visto, sentimientos que no conocía, preguntas que jamás me había hecho. Me descubrí entendiendo la realidad que la atraviesa, la envuelve, la enfrenta y la construye; conocí luchas de las que no había escuchado y tuve la increíble oportunidad de hacerme preguntas sobre la estigmatización con la que hemos cargado a una inmensa parte de la población, sin tener razones distintas a que “así se nos ha enseñado”.
Me sorprendieron la sencillez, la claridad y la tranquilidad con las que Sugey me fue rescatando de mi ignorancia. Creo que solo quien ha vivido de primera mano el estigma y el dolor es capaz de su respeto y paciencia. Ella no lo sabe, pero sus formas amables cambiaron algo en mí.
Hoy brindo por las personas que saben y entienden y enseñan el mundo distinto. Brindo por quienes validan lo que nos aporta la diferencia. 🍸
En este episodio aprendimos dos nuevos términos:
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Que fuerte texto! No he escuchado el episodio pero después de leer esto lo escucharé pronto, ahora ya preparado a poner mucha atención.