Con el inicio de la pandemia del COVID-19 muchas de las actividades las cuales realizábamos día a día se han visto desplazadas o bien limitadas en su realización, por ejemplo, practicar deportes, ir al trabajo o a la universidad, inclusive realizar las compras del hogar.
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Por el momento se han creado vías alternativas y controladas para que la existencia de la cuarentena debido a la pandemia no sea tan tediosa y no conlleve a un aumento de estrés en las personas.
Sin duda, la forma de impartir la educación básica, media y superior se ha visto afectada con la cuarentena debido a que los niños y jóvenes no pueden quedar sin esta.
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Es por esto que, en su mayoría, colegios y universidades han tomado la decisión de impartir sus clases ‘on-line’.
Cuando existe un cambio tan radical, más aún cuando es por obligación, los riesgos de que un estudiante se vea afectado en el sentido de que no pueda asistir a esta modalidad online son muy altos.
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Estudiantes de diferentes colegios y universidades han presentado molestias debido a que, por motivos de lejanía y/o recursos no pueden ser parte de las clases debido a que se necesitan elementos esenciales para la realización completa y eficaz de esta, elementos tales como: buena conexión a internet, un computador con un sistema operativo actualizado, impresora, materiales varios, etc.
En consecuencia, es por lo que varias entidades de educación básica y media, han dado este año por ‘perdido’ tomando la decisión de no reprobar a ningún estudiante, no realizar pruebas ni controles, enviando guías para practicar en casa y excluyendo la asistencia como requisito de aprobación; llevando a varias opiniones sobre como se imparte la educación online.
Pero, ¿realmente estamos frente a una educación online?, ¿estamos haciendo el bien al seguir impartiendo la educación de un colegio y/o universidad a través del computador? ¿esta es la real educación del futuro?
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‘’ […] La actividad más perfecta, la más bella, por ello, la más agradable y placentera.’’ Rodríguez Luño, A. (1991). Ética General. España. EUNSA. Si partimos de la base que las clases on-line se imparten por obligación, que un gran porcentaje de la población la cual está tomando las clases de esta forma lo hace netamente por qué no tiene de otra, concluimos por obviedad que el sentirse a gusto con esta actividad es muy complejo.
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En cierta parte esto es positivo en el sentido de que probar un sistema nuevo de educación, hace cuestionarnos diferentes factores, por lo que crea diferentes puntos de vista y opiniones respecto al tema, ‘’El pensar filosófico tiene que ser original en todo momento. Tiene que llevarlo a cabo cada uno por sí mismo’’ Jaspers, K. (2003). La Filosofía. México. Fondo de Cultura Económica.
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Es por esto que existe una gran discusión si es que la educación online es realmente eficiente debido a los diferentes obstáculos que atraviesan quienes forman parte de las clases (alumnos y profesores) y el deseo de volver al antiguo sistema educativo (presencial) se apodera de la mayoría. Alumnos expresan la falta de aprendizaje y profesores lo complicado de enseñar.
Las nuevas generaciones se rigen por la tecnología, y el estar en casa la mayoría del tiempo hace que sea indispensable los computadores, celulares y conexiones a la red en el hogar.
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Millones de trabajos se han adaptado a una modalidad online, actualizando vías de producción y mejorando sistemas de entregas de productos.
El principal problema en la educación, más que tener una mala conexión a internet, es que se han apropiado de el nombre ‘educación on-line’ y con este, cubren cualquier falencia que exista en el ámbito de educación con un sistema anticuado el cual no puede adaptarse a las nuevas generaciones. No es el sistema de educación on-line el que debe mejorar, no es éste el que trata de tapar deficiencias con la entrega de nuevos plazos para el pago de matrículas, computadores para videollamadas y tarjetas con Megabytes para un mejor internet.
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Lo que se está tratando de hacer en estos momentos es forzar a un sistema de educación que hace años caducó, con 50 alumnos en un aula repitiendo cada año los mismos contenidos y de la misma forma, de hecho, el mayor cambio que logró presenciar en este sistema fue cuando se introdujeron proyectores los cuales mostraban paginas de un libro para facilitar la tarea del dictado.
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En conclusión, no estamos frente a la educación online, estamos frente a un sistema de educación que no aprovecha las habilidades de los alumnos, al contrario, las oculta y hace que miles de jóvenes año a año tajantemente piensen que no sirven para estudiar, en su hogar aprenden de una computadora y celular con diferentes buscadores y videos, y en su establecimiento educacional están en cuatro paredes con un lápiz y una hoja.
“La educación online moderna es efectiva, la educación tradicional haciendo lo mismo, pero en video llamadas es lo que no funciona.”- Freddy Vega
Sebastián Hernández Mena
Matías Ibarra Trujillo
