La escucha activa es el proceso de absorber completamente lo que otra persona está diciendo, tanto verbal como no verbalmente, con el objetivo de entender el mensaje completo, esto tiene los siguientes pasos:
Mejora la comunicación: Permite entender mejor las necesidades y preocupaciones del equipo.
Fomenta la confianza: Los miembros del equipo se sienten valorados y escuchados.
Aumenta la productividad: Reduce malentendidos y conflictos, agilizando los procesos de trabajo.
Ejemplo:
Imagina que Laura, una miembro de tu equipo, te comenta que se siente abrumada con su carga de trabajo. Practicar la escucha activa implica prestar atención no solo a sus palabras, sino también a su tono de voz y lenguaje corporal. Al notar que evita el contacto visual y habla en un tono bajo, puedes inferir que está estresada y necesita apoyo.
Estar Presente:
Dedica toda tu atención a la persona que habla.
Evita pensar en respuestas mientras la otra persona aún está hablando.
Ejemplo:
Durante una reunión, Pedro está explicando una idea para mejorar el proceso de ventas. En lugar de interrumpirlo o pensar en tu propia respuesta, te concentras en escucharlo completamente, asintiendo y tomando notas si es necesario.
3 Eliminar Distracciones:
Apaga o silencia dispositivos electrónicos.
Elige un entorno tranquilo para conversaciones importantes.
4 Fomentar un Ambiente de Comunicación Abierta
Crear Espacios Seguros:
Establece reuniones regulares donde el equipo pueda expresar sus ideas y preocupaciones.
Anima a la participación sin temor a críticas.
5 Utilizar Técnicas de Escucha Activa
Parafrasear y Resumir:
Repite con tus propias palabras lo que el interlocutor ha dicho para confirmar comprensión.
Resume los puntos clave al final de la conversación.