Hace poco mas de un año tomé la gerencia de una empresa de construcción familiar. Ha sido un gran reto poder transformar la cultura que por más de 15 años se había mantenido sin cambiar. El orden en las finanzas no existía, la programación de tareas era escasa y los conflictos existían por doquier.
Fue muy interesante ver como la empresa era “familiar” se creía que la empresa debía asumir los gastos diarios del hogar como la alimentación y los servicios públicos. Los salarios no existían, sino que si sobraba algo al final de un proyecto, se repartía en partes iguales. El seguimiento de métricas era nulo, no había planeación, era imposible saber si los proyectos estaban yendo bien o mal.
Para poder empezar a cambiar todo esto, la escucha activa fue una herramienta vital, así como la comunicación efectiva y la creación de una visión de éxito. Juntos y tomando en cuenta a todas las partes creamos desde cero lo que sería la ruta de trabajo para los siguientes 12 meses y 3 años, colocando metas específicas y delegando funciones según las capacidades de las personas.
Al día de hoy los cambios han dado frutos, las finanzas están sanas, la planificación es esencial en cada proyecto y debido a eso podemos dar un seguimiento real a los proyectos, pudiendo así proyectar lo que ocurrirá en el futuro y los espacios de conversación se han transformado en una busqueda de culpables a una mesa de lluvia de idea, lecciones aprendidas y mejora continua.
En cuestión de un años he podido dar un giro de 180º y ahora trabajamos que en los próximos 12 meses pueda haber un crecimiento acelerado en los negocios.
