Liderar un equipo de trabajo es una tarea compleja de continuo aprendizaje, pero qué parte del conocer continuamente las necesidades del equipo en pro de las expectativas organizacionales y de las estrategias definidas.
El concepto de liderar no sólo se enfoca en desarrollar habilidades, destrezas y competencias que promuevan cambios en los hábitos de las personas a las cuales lideramos, sino que también implica conocer con qué habilidades llegan con los participantes; habilidades que pueden convertirse en fortalezas para el mismo grupo y que se vuelven indispensable para su estructuración.
De ahí, que un equipo debe y puede evolucionar continuamente, a partir de la correcta distribución de habilidades y destrezas, las cuales les permitirá que exista un excelente equilibrio entre la especialidad y la polivalencia entre los individuos que lo conforman; a fin de que dicho complemento sea una herramienta clave para el desarrollo de las metas que se proponen.
Con el fortalecimiento del liderazgo de equipos es necesario también desarrollar habilidades y cualidades qué harán más llevadera la labor.
Es importante destacar que promover una cultura que permite el enriquecimiento de dichas habilidades dentro de los equipos de trabajo, es una acción que promueve continuamente cambios de forma sustancial y en ocasiones barreras, pero que contribuyen a la evolución de un equipo más maduro, de mayor confianza con objetivos claros y adaptables; por ende fortalece el tipo de autoridad y liderazgo que deseamos enfocar en nuestros equipos.