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El control de las emociones en el trabajo

¿En qué pensamos cuando escuchamos “Inteligencia Emocional”?

Seguramente lo relacionamos con personas con un alto CI (coeficiente intelectual).

En nuestro lugar de trabajo podemos evidenciar como un gerente pierde la paciencia fácilmente o cuando nuestro compañero de equipo se vuelve parco con quien nos es difícil trabajar y dialogar debido a que se bloquea frente a situaciones de estrés, también encontramos a quien no puede separar su vida personal de la laboral ni logra cumplir con su trabajo eficientemente por conflictos sentimentales.

Para desarrollar la inteligencia emocional debemos tener voluntad de hacer pequeños cambios a nuestra rutina diaria, trabajando con interés en conocerse a sí mismo para relacionarse con los demás.

A principios del siglo XX, se consideraba únicamente al CI como el indicador que determinaba el éxito en la vida del ser humano, esto quería decir que si un individuo en un test de CI obtenía un alto puntaje cosecharía triunfos en su futuro.

Hasta que, en 1983 Howard Gardner, investigador y profesor de Harvard, recibiendo el título de Doctor Honoris Causa por varias universidades entre ellas Tel Aviv y Princeton, publica su libro Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica, aquí explica que el coeficiente intelectual no considera la inteligencia “interpersonal” ni “intrapersonal”.

Howard en su libro define a la “inteligencia interpersonal” como la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas y a la “inteligencia intrapersonal” como la capacidad para comprenderse, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propias.

La inteligencia emocional se define como la capacidad que posee y desarrolla una persona a lo largo de su vida para poder responder a las diferentes demandas del día a día, gestionando sus emociones y creando empatía.

Se considera entonces una destreza que todos deberíamos aprender a desarrollar para alcanzar el éxito tanto en lo personal como en las funciones que desempeñemos en conjunto.

Quienes se excusan en largas jornadas laborales, denotan poco interés en resolver conflictos personales que afectan su rendimiento en el trabajo.

Veamos cómo trabajar en el desarrollo de la inteligencia emocional con las siguientes estrategias personales:

Escribe las emociones que sentiste a lo largo del día
Al hacer un repaso de lo que nos aconteció durante el día y lo que sentimos frente a las diferentes situaciones, nos ayudará a conocernos más con respecto a las emociones que proyectamos y brindamos hacia los demás. Darle paso al autoconocimiento siempre es el inicio de todo cambio, pues esto hará que aceptemos nuestras limitaciones emocionales y evaluar qué actitudes son fructíferas en la relación intrapersonal e interpersonal.

Por ejemplo, si has estado experimentando estrés laboral y te sientes agobiado, es importante anotarlo para poder compararlo con tus escritos de las otras semanas e identificar qué exactamente te lleva a ese estado, luego puedes añadir qué acciones poner en práctica para sentirte mejor, sólo tú sabes qué es lo que te provee momentos de felicidad, quizás tan solo necesites dormir las horas completas.

Observa el lenguaje no verbal
Cuando estés conversando con tus compañeros de equipo presta atención a sus gestos, su mirada, sus expresiones y las emociones que transmite en su lenguaje corporal, de esta manera comenzarás a desarrollar esta habilidad social llamada empatía, te ayudará a entender el punto de vista de la otra persona identificando el contenido de lo que dice, los objetivos y los sentimientos.

Buena actitud
Es necesario atenuar el ambiente tenso que puedas tener en el trabajo, esto lo logras con una actitud positiva, no es fácil llevarlo a cabo cuando muchas cosas de las que te rodean no están bajo tu control, lo único que puedes controlar es la actitud con la que llevas tus actividades, sonríe y sé amable contigo mismo.

Valora y reconoce lo bueno del otro
Considera las buenas acciones de tus compañeros, felicita sus logros, valora tus propios esfuerzos, ser agradecido con tu equipo hará que su relación intrapersonal sea productiva, ellos se sentirán motivados a trabajar contigo.

Finalmente recuerda que no hay receta mágica, todo con paciencia, esfuerzo, entrega y amor se puede transformar, de esta forma lograrás desarrollar tu inteligencia emocional.

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