En la era de la información y la digitalización; una época en la que el COVIT-19 llega a revolucionar nuestra realidad y el gobierno nos pide quedarnos en casa para proteger nuestras vidas y la de nuestros seres queridos; ¿Cómo hacer para continuar nuestras vidas?. ¿Qué efecto tendrá esta situación en nuestro contexto personal, familiar, laboral y social?
Es cierto que con las herramientas y el desarrollo tecnológico de ésta época podemos afrontar de una manera diferente los retos que hoy vivimos. También es cierto que la mayoría fuimos obligados a acelerar los procesos de transformación digital en nuestras empresas, instituciones educativas y hasta los recursos con los que contamos en nuestros hogares.
Es cierto que sin internet, sin netflix, sin las videoconferencias, sin las herramientas adecuadas para el teletrabajo, el comercio electrónico, los domicilios, los portales de formación y un sin número de recursos e información que circula por las redes, el efecto sería diferente (no sé si mejor o peor); pero de lo que estoy segura es que el factor más importante y el verdadero protagonista somos nosotros como seres humanos; nuestra capacidad de resiliencia y de adaptación es la que nos permite elegir la actitud que tomamos ante las circunstancias.
Mi hija lleva más de un mes sin salir de la casa, sin poder interactuar (al menos físicamente con otros niños) y a pesar de su corta edad y aunque no entiende totalmente la situación, la acepta y así como sus compañeros del colegio, ella ha tenido que adaptarse a la nueva forma de estudiar en casa, de interactuar con sus compañeros a través de una pantalla y de no poder salir a correr al parque.
Los abuelos que se negaban a la posibilidad de utilizar smartphone y realizar videollamadas, porque eso no era para ellos, porque ellos son de otra época, porque loro viejo no aprende a hablar… en fin por un sin número de excusas; se han convertido hoy, en los expertos de las videollamadas; porque tuvieron la necesidad de adaptarse a esta nueva realidad; porque el deseo de ver a sus nietos e intentar transmitir todo ese carisma y amor que tienen para dar es más fuerte que sus costumbres anteriores.
Estamos en la cuarta revolución industrial y aunque muchos temen por ser reemplazados por las máquinas, por la sistematización o por el auge de la tecnología; y hoy les digo: la tecnología no es nuestro enemigo; y nosotros como seres humanos no somos menos; es simplemente que nos debemos adaptar, reinventarnos y diferenciarnos con nuestra humanidad, con esas capacidades tan particulares y especiales que tenemos para percibir la realidad en sus diferentes matices. Nuestra creatividad, carisma, pasión e ingenio nos hacen diferentes y nos permite traspasar las barreras de una pantalla; porque no solo transmitimos conocimiento, sino también emociones y nuestra esencia.
Ahora que las barreras nos distancian es cuando no se puede perder la calidez humana; cuando se hace más indispensable lograr una interacción y comunicación constante y empática de las necesidades y los problemas de los otros; que si analizamos, son las mismas necesidades que nosotros mismos tenemos. Mostrarnos humanos, vulnerables, imperfectos y con toda la energía para superar las adversidades. Es aprender a anticiparnos a las necesidades de los otros y desarrollar la sensibilidad para identificar las señales que nos transmiten a través de su voz, los micro gestos, su lenguaje corporal, su lenguaje escrito y demás formas de interacción que hoy en día podemos tener a través de los diferentes canales.
Las herramientas tecnológicas que utilicemos van a ser comunes, pero la diferencia la hacemos nosotros como seres humanos, en la forma en la que adoptamos ésta tecnología y logramos que nuestros semejantes la usen para trabajar en conjunto, de manera colaborativa. Ya no aplica la excusa de a mi no me gusta usar eso, o yo soy muy viejo y para qué aprender, o yo soy negado para la tecnología… Ahora nos estamos reinventando todos y debemos tener apertura a nuevas formas de hacer las cosas y el desarrollo de nuevos talentos y capacidades.
Con el COVIT-19, la forma de comunicarnos, la mentalidad y la forma de hacer las cosas ha cambiado drásticamente y no creo que volvamos atrás; por esto, la invitación es a adaptarnos y continuar apropiandonos de la tecnología en nuestra cotidianidad; sin recelo, sin miedo; pero también muy conscientes de los riesgos de seguridad de la información a los que estamos expuestos si no nos formamos adecuadamente.
La estrategia es buscar cómo lograr que el acceso a las herramientas de Tecnología de la Información y Comunicación (TICS), esté disponible para más personas, de una manera más económica, ágil, sencilla y segura; pero que a la vez agregue valor a su día a día.
María Cristina Tamayo Ossa
Especialista en Gestión de Tecnología e Información
Universidad Católica de Oriente.
No es COVIT, es COVID. Transformación digital no tiene casi nada que ver con el acceso a las TICS. Transformación digital no es social, es empresarial.