Hoy en día, hablar de email marketing es hablar de una disciplina completa.
Según las necesidades de cada empresa o negocio, según el producto, el público o incluso según las circunstancias externas (coyunturas históricas o económicas), las herramientas y estrategias a seguir serán diferentes.
El desarrollo de softwares y herramientas de email marketing traía consigo una consecuencia inevitable, y es que cada herramienta nueva que sale al mercado ofrece características y funcionalidades diferentes a los usuarios. Así, por ejemplo, MailChimp comenzó siendo una plataforma de gestión de correos publicitarios, pero tras casi veinte años se ha convertido en algo más parecido a un CRM (o Customer Relationship Management) que a un simple gestor de correo. Pero ya hablaremos en profundidad de las herramientas en próximas entregas.
Entonces, ¿para qué sirve el email marketing?
Sabemos que no se pueden enviar emails masivos a cuentas de correo aleatorias: esa práctica es lo que conocemos como spam, y ya está prohibida o regulada en la mayoría de países de la UE. Entonces, si el email marketing no es echar redes al mar para ver qué se pesca, ¿para qué sirve? Podríamos dividir su funcionalidad en dos grandes bloques: captación y fidelización.
Captación : amasar los leads hasta que estén blanditos y listos para cocinar
El email marketing debe servir para transformar dichos leads en clientes. A través de correos de captación (los que contienen ofertas, por ejemplo), newsletters, o boletines informativos, debemos convencer a los potenciales clientes de nuestra lista de correo de que somos la mejor opción.
La idea de la captación es convertir los leads en clientes. Los usuarios que reciben este tipo de correos publicitarios lo hacen porque en algún momento, a través de alguna acción, nos han facilitado su dirección de correo. Esto quiere decir que partimos de cierta ventaja (que no sirve de nada si no sabemos aprovechar): se supone que hay algo de nuestra marca o producto que interesa al destinatario.
Pero que dicho destinatario haya interactuado con nosotros previamente no quiere decir que se vaya a convertir en un cliente de forma inevitable: hay muchos momentos en elfunnel de conversión en el que un lead puede desaparecer.
Por eso, una de las funciones del email marketing debe ser atraer a esos leads hacia nuestra red y convertirlos en clientes. Si lo conseguimos, subiremos al segundo escalón del email marketing: la fidelización.
Fidelización: mimar a los clientes no sólo para que se queden, sino para que quieran quedarse.
Hay muchos factores en juego a la hora de conservar a un usuario en nuestra cartera de clientes. La calidad de nuestro producto, la eficacia del servicio, la atención al cliente… son todo factores determinantes. Sin embargo, la forma de comunicación más frecuente y más directa que tenemos con los clientes son los emails.
Es aquí donde tenemos que tener más cuidado con el email marketing. Muchas veces es útil reflexionar sobre la propia experiencia: a quién no le ha pasado que haces una compra una vez y empiezas a recibir tantos correos indiscriminados de la empresa que no te queda otra que darle a unsubscribe.
La fidelización consiste en proveer al cliente de datos que le puedan interesar, ya sea en forma de información o agradecimiento; bombardear con publicidad o información inútil resulta contraproducente en un porcentaje altísimo de los casos.
¿Conclusiones?
Alguna que otra. La principal es que tener la dirección de correo de un cliente o posible cliente no es una garantía de nada. El email marketing es una práctica utilísima, pero se vuelve inútil si no se usa bien. La publicidad digital lleva las suficientes décadas en nuestras vidas como para que nos hayamos aprendido todos los trucos. A día de hoy, vemos venir una mala estrategia publicitaria desde la esquina y salimos corriendo para el otro lado.