Era la época de la simplicidad, del minimalismo, de lo sencillo. Si algo nos ha enseñado esta nueva era de información cada vez más fugaz es el valor de la información clara y concisa.
Para aquellos que ejercemos en el mundo de la programación es quizás más cierta que nunca esta afirmación y lo evidenciamos con cada nueva tecnología, lenguaje o framework (dicen que nacen más frameworks de JS por día que niños en el mundo).
Así es que, con esta sobrecarga de información, necesitamos que nuestra forma de comunicarnos sea lo más clara y ligera posible. Y es de allí que nace esta idea moderna y casi universalmente aceptada hoy en día.
Con hardware cada vez más veloz, dejamos de escribir código para las máquinas y empezamos a hacerlo para las personas.
Y es que el cambio de prioridad de hacer tu código lo más veloz y compacto posible quedó en un segundo plano cuando hablamos de legibilidad. El software además vive cada vez más, así que muy seguramente tu código está reescribiendo lo que alguien más hizo y será reescrito por alguien más también.
Mucha información es igual poca comprensión.
Los seres humanos tenemos una corta y limitada capacidad de atención, somos buenos para concentrarnos en pocas cosas al tiempo y en períodos igualmente cortos. Si tu código está lleno de anidaciones y funciones amontonadas en el mismo espacio, la trazabilidad se hace mucho más complicada.
La simpleza será siempre tu mejor amiga, escribe lo más sencillo posible (piensa en la funcionalidad ahora, itera en la escalabilidad luego). Tendemos a escribir código “por si acaso lo llegamos a necesitar” que al final termina involucionando en deuda técnica.
Keep It Simple, Stupid
Una sigla más a la lista, KISS es quizás uno de los conceptos más esenciales en mi vida productiva. Mantener las cosas simples y limitarse a cumplir los requerimientos actuales es la mejor ruta para escribir código sencillo y legible.
Así que, la próxima que vayas a trabajar en una tarea y ese impulso de querer adelantarte a los hechos, recuerda este principio. No conviertas tu sobreestimación en tu propio enemigo.