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Existen tres factores que la gran mayoría de las startups tienen en común: muestran un alto potencial de crecimiento, son negocios escalables, y además requieren de mucha inversión. Te imaginarás entonces, por qué en este tipo de empresas no se suele recurrir a las formas tradicionales de financiación, ¿verdad?
Si bien es cierto que la rentabilidad de las startups que triunfan puede ser enorme, el riesgo también es demasiado alto, por lo que a los bancos no les suele gustar involucrarse en este tipo de negocios. Los bancos tienen otra cultura. Te piden avales o incluso que hipoteques tu casa, y evidentemente ningún emprendedor quiere avalar un proyecto con tantísimo riesgo con la casa de sus padres, con su patrimonio, o incluso con sus bienes personales.
Dicho esto, como CEO de la empresa, tus principales responsabilidades son: captar financiación para poder desarrollar el proyecto, y gestionar a los inversores. Es importante que desde el inicio planifiques una buena estrategia de financiación para tu startup. De lo contrario, en cuanto empieces a captar inversores comenzarás a perder el control de tu negocio.
Si no sabes ni por dónde empezar para intentar conseguir inversores para tu proyecto, no te preocupes. En el post de hoy te enseñaremos cuáles son las siete mejores fuentes a las que puedes acudir para financiar tu startup.
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Esta es la fuente de financiación ideal, ya que consiste en iniciar la actividad empresarial utilizando recursos propios, es decir: tus ahorros personales como capital inicial, tu casa como oficina, tu ordenador personal como equipo informático, etc.
El bootstrapping también consiste en recurrir a las operaciones de la empresa. Esto ocurre cuando tu startup genera el suficiente flujo de caja como para que puedas reinvertir los beneficios. En este caso, tus clientes son los que financian tu actividad empresarial.
Si optas por el bootstrapping, entonces no necesitas inversores externos que aporten capital a tu startup. Eso significa que el 100% de la empresa te pertenece a ti y a tus socios iniciales. Sin embargo, tienes que saber que en ciertos modelos de negocio, optar por el bootstrapping como fuente de financiación es prácticamente imposible.
Si tu startup es demasiado intensiva en capital como para solamente utilizar recursos propios, entonces te recomendamos que eches un vistazo al resto de fuentes de financiación que existen.
Esta fuente de financiación consiste en recurrir a tu círculo más cercano, es decir, a tu familia, a tus amigos, y a gente conocida. Ten en cuenta que esta es una situación delicada, ya que lo que para tus padres puede suponer los ahorros de toda su vida, para ti puede suponer el presupuesto mensual de dos o tres campañas de marketing.
Recuerda que las startups son negocios que implican un riesgo altísimo, así que es mejor que tus familiares y amigos inviertan una cantidad de dinero que no necesiten. Una buena idea es poner topes. Por ejemplo: lo máximo que pueden invertir tus familiares, amigos y conocidos son 3.000€. De esta forma, te aseguras de que no perderán una cantidad de dinero demasiado elevada si tu startup fracasa.
Otro factor que tienes que tener en cuenta antes de recurrir a esta fuente de financiación es que si hay demasiados accionistas minoritarios en tu empresa, ésta será poco atractiva para los inversores externos. Ten en cuenta que si tu consejo de administración tiene demasiados miembros, entonces resultará muy difícil llegar a un acuerdo de intereses entre todos, sobre todo si está compuesto por inversores no profesionales.
Por lo tanto, te recomendamos que si finalmente decides optar por tener muchos pequeños socios, es mejor que entre todos escojan a un sólo representante. Es decir, si su porcentaje de la empresa supone un 20% por ejemplo, que ese porcentaje esté representado por una sola persona. Esto evitará que la estructura societaria de tu startup termine siendo un auténtico caos.
Un business angel es un emprendedor que ha conseguido hacer un buen exit en una o varias startups, y que ahora quiere reinvertir ese dinero en financiar nuevos proyectos de gente más joven.
Aparte de darte dinero, un business angel puede acompañarte a lo largo de tu aventura y darte el know-how, es decir, enseñarte los conocimientos y las técnicas que en su caso le han llevado al éxito.
Piensa que los business angels ya han pasado por la misma situación por la que tú estás pasando (o pasarás) al comienzo de tu proyecto. Esto significa que sus consejos pueden aportarte mucho valor y ser de gran utilidad, sobre todo en los momentos más críticos.
Las incubadoras son una fuente de financiación a la que puedes recurrir cuando te encuentras en la fase inicial de tu proyecto, es decir, cuando lo único que tienes es una presentación en PowerPoint en la que explicas cuál es tu idea.
Las incubadoras evalúan tu idea de negocio y la convierten en una empresa. Su objetivo es acelerar el crecimiento de tu startup y lograr que acabe siendo un caso de éxito.
Para ello, te ofrecen un espacio de trabajo, mentoría, networking, y en algunos casos financiación. A cambio, la incubadora suele recibir un porcentaje del equity, que normalmente oscila entre un 5% y un 10%.
Las aceleradoras son similares a las incubadoras, pero están dirigidas a startups que se encuentran en una fase un poco más avanzada. Para acudir a una aceleradora, tienes que tener tu mínimo producto viable desarrollado, e incluso ya tienes que contar con tus primeros clientes.
El objetivo de las aceleradoras es disparar el crecimiento de tu startup. Para lograrlo, lo que hacen es darte buen networking (que incluye una red de inversores y expertos), mentoría, y formación.
Un venture capital es un grupo de emprendedores con experiencia en el sector capaz de levantar un fondo de financiación. Este grupo de emprendedores acude a grandes inversores, family offices, o empresas más grandes que les dan dinero para invertir en startups.
Los venture capitals buscan proyectos que ya tengan cierta tracción. No les interesan aquellos que aún se encuentren en su fase inicial. Su idea es acompañar a esas startups durante un tiempo limitado, aproximadamente durante 5 o 10 años, y luego vender su porcentaje y salir, ya que tienen que devolver ese dinero a los inversores.
Es importante que tengas en cuenta que los venture capitals entran en startups con la intención de multiplicar su inversión inicial por 10 o por 20. Esto significa que no todos los proyectos les resultan interesantes, sólo aquellos que consideren que tienen un potencial de crecimiento muy elevado.
Los venture capitals aportan know-how y networking a las startups en las que invierten.
El media for equity sirve para aquellas startups que ya tienen el mínimo producto viable validado y que además cuentan con sus primeros clientes.
Este tipo de fuente de financiación sirve para que grandes grupos de televisión, como por ejemplo Atresmedia o Mediaset, te den visibilidad y publicidad en sus canales a cambio de un porcentaje de tu empresa.
Piensa que al principio no vas a poder permitirte gastar 10 o 20 millones de euros en una campaña de publicidad en la que compites con empresas como Nike o BMW, ya que no cuentas con los recursos. Sin embargo, sí que cuentas con un porcentaje de tu empresa que puedes dar a cambio de que se emita toda esa publicidad en televisión.
¿Te suenan La Nevera Roja, Glovo, Job and Talent, y Chicfy? Son algunos de los mayores casos de éxito que en su día recurrieron al media for equity.
Pero espera. Antes de decidir si te interesa esta fuente de financiación para tu startup, es importante que determines si tu producto es mass market.
El media for equity sirve para negocios B2C que se dirigen a un mercado de masas. Si tu negocio es B2B, por ejemplo, no tiene sentido que acudas a esta fuente de financiación.
Es esencial que entiendas las diferencias que existen entre las distintas fuentes de financiación.
A continuación te dejamos una tabla que te servirá para recordar a qué fuente de financiación puedes recurrir dependiendo de la fase en la que se encuentre tu proyecto.
Ahora que ya sabes cómo levantar el capital suficiente para desarrollar tu startup, te recomendamos que analices la situación de tu proyecto y definas una estrategia de financiación adecuada.
Por un lado, determina el porcentaje que estás dispuesto a ceder a cambio de inyecciones de capital de inversores externos.
Por otro lado, calcula la valoración real de tu startup. Es importante que esa valoración tenga coherencia con la tracción de tu empresa. No te pases ni caigas en la tentación de defender valoraciones estratosféricas que no tengan sentido.
Por último, no olvides determinar en qué vas a invertir el dinero que recaudes con las ampliaciones de capital. Para ello es importante tener en cuenta qué es lo que necesita tu empresa en ese momento.
Ahora cuéntanos: ¿conocías ya estas siete fuentes de financiación para startups? ¿qué opinas de cada una de ellas? Te leemos.
No conocía, en Uruguay conozco una empresa de máquinas dispensadoras que ya tiene 10 años y busca venture capital. Ya tuvo una pero quiere levantar más dinero y estar a la vanguardia…