En el mundo de la fotografía probablemente la disciplina más sobresaliente y compleja es el fotoperiodismo, y para muestra, basta con observar cualquier “top” de las fotografías más importantes de la historia y ver que casi todas ellas vieron la luz gracias a reporteros gráficos que capturaron momentos cruciales para la humanidad.
Si bien cada imagen esconde detrás una historia, en el caso de las imágenes periodísticas hay infinidad de investigaciones y casualidades que pocas veces se comentan. Aquí hablaremos de cinco ejemplos que seguro has visto muchas veces.
La famosa imagen del fotógrafo Steve McCurry ha ocupado las páginas de incontables publicaciones alrededor del mundo; incluso es calificada como una de las fotografías más importantes del siglo XXI por la revista National Geographic, pero realmente los orígenes de esta imagen fueron por demás casuales.
Sharbat Gula de 12 años tomaba clases en un campo de refugiados en Nasir Bagh, Afganistán. El fotógrafo que estaba en una cobertura especial en medio oriente se dio cuenta de la mirada tan profunda que tenía la niña y decidió pedirle que posara para su lente.
Esta fue una imagen que nadie en occidente había visto, y no me refiero al rostro en sí, sino a la visión honesta y emotiva de una persona de Medio Oriente. La fotografía confirió humanidad a lo que antes eran solo territorios invadidos, provocando empatía y sensibilidad en los observadores. Fue tal el impacto de la fotografía que National Geographic financió una búsqueda documental varios años después para saber quién era la protagonista.
Al ver esta imagen probablemente pienses en lo divertido y juguetón que era el gran Físico Albert Einstein, aunque pocas personas saben que detrás de esa mente brillante que desveló los hitos más importantes de la física cuántica no se escondía un personaje precisamente bonachón. El ganador del Nobel era algo cascarrabias, poco amigable y sin duda no muy amable con los reporteros. Pero entonces ¿cómo sucedió esta foto?
Era habitual para Einstein que a donde sea que fuera siempre encontraba fotógrafos, periodistas y demás seguidores rodeándolo, situación de la que el Nobel de Física estaba harto. El día de esta fotografía el Físico acudió a un homenaje ofrecido por la Universidad de Princeton con motivo de su cumpleaños número 72. Cansado del asedio público salió del homenaje de prisa y con el mero afán de arruinar las fotografías a los periodistas que lo esperaban mostró la lengua a todos. La cámara de Arthur Sasse fue la afortunada que hizo la toma que conocemos hoy día, imagen que si bien fue algo riesgosa de publicar en su momento, al propio Einstein le gustó tanto que la pidió al periódico para hacer postales navideñas ese mismo año.
Qué momento tan romántico ¿no? Una pareja, ambos miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos se besan a mitad de Times Square al declararse el fin de la Segunda Guerra Mundial como un sello romántico que augura un devenir próspero; pues nuevamente la historia es otra.
El marino de la imagen no estaba en servicio, por el contrario estaba con su novia tomándose un descanso cuando repentinamente los medios anunciaron la rendición de los japoneses y la victoria norteamericana que ponía fin al conflicto.
En un arranque de euforia el joven salió feliz a la calle dejando detrás a su novia. Mientras cruzaba las avenidas llenas de júbilo comenzó a besar a todas las mujeres que encontraba a su paso. En Times Square se encontraba Alfred Einsestaed, fotógrafo de la revista Life que capturaba la celebración del momento cuando repentinamente encontró al marino besando a la enfermera e inmortalizó este histórico momento que se volvió portada.
Durante mucho tiempo se desconoció la identidad de ambos personajes de la imagen, incluso hasta el día de hoy esa controversia permanece después de una investigación posterior para buscar a la pareja protagonista, hay cuatro nombres que permanecen: Glenn Edward McDuffie y George Mendonsa dicen ser aquel marino, así como Greta Zimmer Friedman y Edith Shain del lado de la enfermera.
Sí, ciertamente esta podría ser la única imagen cuya intención no fue periodística, sin embargo con el paso de los años y el trascender de la historia se convirtió en ello. La icónica portada del disco Abbey Road de The Beatles va más allá del supuesto simbolismo de la marcha fúnebre, los mensajes ocultos sobre la muerte de Paul McCartney y demás análisis ocultistas que se le han atribuido hasta el cansancio. Lo cierto es que tiene otra historia completamente diferente, y no menos interesante.
Para este punto de la historia, la banda se llevaba mal, al grado de no pasar mucho tiempo juntos. La idea de la foto fue de McCartney y surgió como algo fácil y rápido que le diera rostro a su más reciente álbum que todo el mundo ya estaba esperando.
Se quedaron de ver en el departamento de McCartney media hora antes, ubicado a escasos metros de la famosa calle y cada quien decidió vestirse como mejor le pareciera. El fotógrafo fue Ian McMillan quien prácticamente hizo esta fotografía con muy poco tiempo de preparación, pero con toda la confianza depositada pues era amigo de la pareja Yoko-Lennon y alguien de fiar para el director creativo de la banda.
Salieron del departamento con el equipo y una escalera que el fotógrafo usaría para elevarse un poco, fueron a la calle, un agente de tránsito ayudó a detener el tráfico, hicieron solamente seis fotos, le echaron un vistazo a las tomas y como la gente comenzó a juntarse, decidieron recoger las cosas a irse, todo en menos de diez minutos. Se dice que en realidad este fue el fin de la banda, el momento de despedirse pues el álbum posterior “Let it be” más bien fue una despedida apropiada para el público.
Referencia especial para los mexicanos que reconocen la importancia de estas dos figuras en la cultura popular. La leyenda hablaba de una gran rivalidad entre estas dos figuras de la lucha libre pues defendían a dos bandos opuestos que en sí mismos representaban la lucha entre el bien y el mal; los rudos y los técnicos. Y de aquí parte la historia que, mitad hecho mitad leyenda popular sigue siendo fascinante para el folclore mexicano.
Resulta que en realidad ambos personajes eran grandes amigos. Antes de disputar una de sus tantas luchas, un reportero de la revista “Box y lucha” se coló tras bambalinas y los encontró platicando, ya vestidos con sus atuendos, listos para salir a escena. Sin previo aviso apuntó con la cámara y disparó, los luchadores sorprendidos solo alcanzaron a reaccionar con una pose al puro estilo de “No, espérate”, pues en la captura se ponía en juego la narrativa de esta gran rivalidad.
De igual forma la fotografía vio la luz, tras su publicación, la pose con los brazos extendidos y las palmas hacia afuera se convirtió en la icónica pose que adoptan los característicos muñecos de lucha libre que fueron juguetes de muchas generaciones, incluso algunos luchadores profesionales en México han decidido replicar esta postura como un símbolo histórico. Esta foto también marcó un hito mediático, la amistad de los famosos luchadores tuvo más éxito que su rivalidad y empezaron a aparecer juntos mano a mano en medios, shows y películas.
Definitivamente una imagen esconde mucho más de lo que se cree y por eso el periodismo gráfico es uno de los géneros informativos más complejos pues busca sacar a la luz historias con especial ahínco en el detalle visual, abriendo el debate a las interpretaciones no solo factuales sino también estéticas de cada suceso. Es un género fotográfico que sin duda perdura en el tiempo pues sus productos se convierten en documentos históricos de incalculable valor social y cultural.
Por eso me encantaría recomendarte el Curso de fotoperiodismo dónde aprenderás técnicas y conceptos que te permitirán ser un testigo y recolector de momentos históricos como estos.
Que icónicas fotografías, de los Beatles, quien me inspiro Albert Einstein y de los luchadores icónicos de mi país el Santo y Blue Demon
No me sabía la ultima jaja de niño me gustaba hacer esa pose.