Aprende a improvisar con ‘Plat-SÍ’

Cuando enseño a improvisar, enseño a decir ‘sí’. La principal lección es sobre la importancia de aceptar. Aceptarlo todo. Como venga. Sin juicio, sin censura (incluye autocensura), sin ‘pero’ que valga, sin negación que te mantenga a salvo. Esto no significa resignarse, conformarse, no. Pero hay que aceptarlo todo, incluso si se pretende cambiarlo. SOBRE TODO si se pretende cambiarlo.

¿Qué es la improvisación?

La improvisación es decir que ‘sí’. Luego explico y demuestro la magia del sí-y. Con esta ‘simple’ regla se pueden crear, en conjunto y al momento, historias sin haberse puesto de acuerdo previamente (y tiene varias buenas aplicaciones en la vida personal y laboral). Después de aceptar una propuesta o idea, hay que agregar algo de la propia cosecha (que sería el ‘y’ de ese sí-y) y, así, transformarla, agrandarla, llevarla más lejos, mejorarla.

Eso. Hay que decir ‘sí’ a toda propuesta e idea, comenzando por las propias. Aprovecharlas. Sacarles ju(e)go. Agregar, agrandar y hacer lo mejor posible con ellas.

¿Tenemos miedo a la improvisación?

Llevo más de 20 años dedicado al arte de la improvisación teatral. Dedicado a mostrarlo, jugarlo, ejecutarlo y, principalmente, a contagiarlo: a llevar su palabra, su filosofía, su enseñanza adonde pueda, como pueda, cada que pueda; con talleres, cursos y conferencias; con shows, puestas en escena y un libro; porque estoy convencido de que el mundo sería un mejor lugar si todas y todos “habláramos Impro”… y aun así, cuando Platzi me invitó a impartir el curso de “Improvisación para la vida”, instintivamente pensé “NO. NO. No lo haré. Eso no se puede”. Estuve a punto de decirle ‘Plat-no’, en vez de ‘Plat-SÍ’.

Tanto tiempo combatiendo al infame ‘NO’ y a sus secuaces (como su hijo bastardo: el ‘sí-pero’) y me descubro escondiéndome todavía bajo sus faldas cuando algo me asusta. Porque, claro, a estas alturas ya sé de sobra que el ‘NO’ me pone a salvo, me resguarda, me mantiene en la deliciosa (aunque nociva) zona de confort. Pero también me queda clarísimo que me impide crear, innovar, triunfar o, cuando menos, fracasar de nuevas formas. Sé que llevar el ‘NO’ en la punta de la lengua puede salvarme de vergüenzas, fraudes, accidentes, desamores y malas experiencias. Pero ir con el ‘NO’ desenvainado también me ‘salva’ de las buenas aventuras, del aprendizaje, del amor, de la plenitud y de cuanta maravilla tenga para ofrecer la vida.

Tanto tiempo enseñando la importancia del sí-y, tantas alumnas, tantos estudiantes que han abrevado de su fresco poder curativo, tantas vidas que he visto mejorarse a través de la sabiduría de la Impro e, incluso así, cuando Platzi me propone dar un curso de Impro, el monstruito de la negación sale de su cueva y me susurra al oído: “di que no, que no se puede, que la Impro debe enseñarse presencialmente o, cuando menos, con una interacción en tiempo real; no, así no se puede”. Afortunadamente, poco después emerge la sabia voz de los dioses de la Impro, que me invita a alejarme del ‘NO’ y a buscar el “cómo carajos sí”.

¿Qué se necesita para improvisar?

Así que sí. Ahora existe el Curso de Improvisación para la Vida. Ya me enteraré de si se vuelve un éxito o un fracaso (uno distinto a cualquiera que haya tenido antes, eso que ni qué), como sea, será una lección. Será como aprender mi propia lección. Un recordatorio de que la sabiduría de la Impro no siempre emerge naturalmente sólo por conocerla de años atrás, sino que hay que invocarla a diario, cada día, un día a la vez. Hay que vivirla, sentirla, compartirla y esparcirla aquí-y-ahora, en cada aquí-y-ahora que tengamos, si pretendemos saborear sus mieles.

Quizá te preguntes si tú puedes o te conviene aprender a improvisar. Si a ti, que te encanta planear, controlar, saber exactamente qué va a pasar a cada minuto, te serviría de algo. Si tú, que eres una persona creativa, con buenas ideas y dificultad para expresarlas o venderlas o compartirlas en público, deberías aprender Impro.

La respuesta es SÍ. Sí-y bastante. Sí-y sin duda. Porque resulta que toda tu vida es una improvisación. Seas quien seas y seas como seas. Naciste sin un guion. Ergo, tienes una gran improvisación entre manos. Una de vida o muerte. Por eso, sí, además de planear (que es importantísimo) conviene estar preparada, estar listo para improvisar. Porque igual vas a terminar improvisando, quieras o no, ya lo haces todo el tiempo (consciente o inconscientemente), así que no está de más aprender cómo hacerlo.

Un curso de improvisación para la vida

Y este, el curso al que instintivamente estuve a punto de decirle ‘NO’, es un punto de partida idóneo para que tú le digas ‘SÍ’ al arte y técnica de la improvisación. Para que aprendas a improvisar diciendo ‘Plat-SÍ’.

Estaré atento a cualquier duda, observación, pregunta o comentario. Estaré presente en todas las vías posibles. Sí-y lo haré gustoso. Considérame tu aliado en este camino que estás por comenzar a recorrer. Un camino que se irá revelando paso a paso, a la vez que se va dibujando en el mapa. Un camino que será enriquecedor. Y que podría ser frustrante y confuso. Sí-y también gozoso, juguetón y gratificante.

Aviéntate. Sí-y ya sabrás qué hacer mientras vas cayendo.