No importa qué tan visionaria y disruptiva creamos que sea nuestra solución, siempre hay que lidiar y enfrentarnos con la realidad de que existen limitantes técnicas, tecnológicas, sociales y económicas. Y es por eso que una de las razones más comunes por las que los productos fracasan es porque se dedican recursos, tiempo y talento a construir una solución a un problema que nadie tiene.
Lo que arruina productos no es la falta de imaginación o el color del logo, lo que arruina productos es que no sobreviven al contacto con la realidad. Darle tu app a alguien más y decirle “esto es un producto para lograr X” y que tu futuro cliente o usuario te responda con un “Ah! Qué padre, gracias” y luego no vuelvan a utilizarlo el resto de su vida.
¿No te gustaría saber si los próximos 6, 8, 12 meses de tu trabajo se van a invertir en algo que no tiene futuro? Estoy seguro que cualquier alto directivo, cualquier dueño o responsable de un producto consideraría esto una invaluable información para saber cómo van a ser las cosas.
¿Qué hace la diferencia para lograr productos exitosos? Que el equipo responsable de trabajar en ese producto se anticipa al inevitable contacto con la realidad y desde el minuto uno sabe que no es suficiente tener una idea visionaria y disruptiva.
Un equipo que sabe que buenos deseos y horas de esfuerzo solo dan resultados cuando están soportados por investigación, evidencia y sobre todo claridad de cuál es el resultado esperado, va a ser valorado por aquellos de quienes dependemos para usar nuestras soluciones.
A la idea de que un grupo de personas tengan un hábito y una manera de pensar en común le decimos “cultura”. Cultura son reglas no escritas que facilitan la convivencia y colaboración entre individuos que están unidos por algo, en este caso, todos los que participan en la construcción de un producto.
Hay equipos que su cultura es ser visionarios y disruptivos, la mantienen a través de hábitos como ceremonias o una manera de pensar que no tolera poner peros o límites. El agregar el elemento estrategia a esa visión es lo que añade ese ingrediente que incrementa considerablemente la capacidad de éxito, esos hábitos que agregan oportunidades para evaluar, validar, analizar o cuestionar aquello que consideramos visionario y disruptivo.
Pero si es tan fácil como agregar esos hábitos a la cultura del equipo, ¿por qué no hay más productos exitosos?
Los equipos compuestos por personas que construyen y lanzan no están comprometidos con que el producto sea exitoso, están comprometidos con que el producto esté terminado. Probablemente siendo esa la métrica que se usa para definir si se les va a pagar por su trabajo o no. Esta parte del problema es compleja, porque ya no estamos hablando solo del equipo, sino del contexto en el que ese equipo tiene que trabajar
Un Producto solo puede ser tan bueno como la gente que trabaja para construirlo.
Es importante agregar pasos que aseguren que el proyecto sea exitoso, así no sea lo que están evaluando quienes pagan por construir el producto y la razón de eso es porque es mucho más fácil de medir.
Un producto solo puede tener dos estados: en construcción y construido. La diferencia entre estas dos fases es si hay alguien trabajando en el producto o no. Mientras la gente trabaja en algo, no se puede vender, entonces valoramos mas la entrega que el proceso.
Eso quiere decir que tener productos exitosos no solo requiere de una cultura de innovación y una cultura centrada en datos. La cultura es solo la manera en la que hacemos algo, pero sin tener un claro entendimiento de qué estamos haciendo y para qué lo hacemos, nosotros mismos saboteamos la posibilidad de que algo a lo que invertimos meses de nuestra vida termine dando un resultado de valor.
Qué hacer, por qué hacerlo, cómo hacerlo y cómo medirlo son los componentes de una estrategia sólida de producto. Son preguntas que, de ser parte de la cultura de nuestro equipo, son la clave para que nuestra idea, además de innovadora y disruptiva, sea exitosa.
Un producto solo puede ser tan bueno como la gente que trabaja para construirlo o, dicho de otra manera, un producto solo puede ser bueno si la gente que trabaja para construirlo invierte tiempo y esfuerzo en asegurar que sabemos qué significa “ser bueno” y tengamos claro la ruta para lograrlo. Descubre el Ciclo de vida de un producto.
Para seguir profundizando en este tema, te invito al Curso de Innovación y Creación de Productos. Y recuerda ¡Nunca pares de aprender!
wow crear una estrategia es fundamental